"Querida Sofia, hoy te he vuelto a ver, sé que no quieres hablar conmigo, pero tengo algo muy importante que decirte. ¡Encontré un lugar donde podremos vivir juntos! Hay una pequeña casa, solo tiene espacio para dos personas, pero por eso no hay problema, podemos dar en adopción a tus hijos y ser felices los dos, solos.
También quería decirte que no me gusta ver que tu esposo te abrase de esa manera en público, quiero que le digas que no lo haga más, me hace tener pensamientos muy malos hacia él".
Conforme iba leyendo las cartas logré entender qué fue lo que sucedió ese día, la última fecha fue tres días antes del asesinato de la familia.
Cada una de las cartas tenía un orden de acuerdo a los sentimientos ahí expresados.
Iban desde el amor, el deseo, enojo y la última presentaba palabras de acoso y se expresaba de una manera muy denigrante hacia ella, también la culpaba de algo, pero aún no sabía de qué.
Una de las cartas llamó mi atención, la última de todas, aunque estaba inconclusa.
"Hoy te vi jugar con tus hijos en el bosque, te veías muy feliz, tu esposo estaba en casa leyendo un libro.
Comprendí por qué lo escogiste a él y no a mi, tengo unos deseos incontrolables por hacerle daño, sofia, no permitas que haga eso, ven conmigo, seamos felices juntos, seré ese hombre que tanto quieres, deja los niños con él, escápate conmigo".
Tenía diez cartas sobre mí cama, y estaba segura de cuatro cosas:
1. Sofia era la mamá de Max.
2. Hector estaba enamorado de ella, aunque por sus palabras expresadas en esas cartas yo creía que era más una obsesión.
3. Sentía celos de la familia que Sofia tenía, celos de su esposo también.
4. Él sin dudas era el asesino de la familia Herrera.
Las cartas tenían escrito por detrás respuestas de Sofia hacia él, como explicando por qué ella creía que él escribía esas cosas, también decía lo que tenía que hacer para evitar que él se acercara a su familia.
Recogí todas las cartas y las puse dentro de la bolsa donde venían y las metí debajo de la cama.
Me acerqué a mi celular y lo encendí para revisar si tenía algún mensaje, y en efecto, tenía uno de un número desconocido.
—"Hola Meredith, soy Max, lamento no haberte escrito antes pero estaba ocupado con algo, ¿Quería saber si puedo hablar contigo?.
Rápidamente le escribí una respuesta.
—Claro que sí, pero... ¿Sobre qué?
—Tu padre me dijo que no podías salir sola, ¿puedo ir a tu casa?, así te puedo contar con más tranquilidad.
Le dije que sí, por que también era necesario que él supiera de esas cartas, así él se las podía entregar personalmente a mi padre como prueba del caso.
Acordamos de que viniera dentro de un par de horas.
Bajé a la cocina, mi madre estaba sentada en la barra con una taza de café a la par.
Me senté frente a ella y la observé durante unos segundos. Se veía cansada y triste, sabía que eso era por lo que estaba sucediendo.
—No pasará nada malo mamá, pronto va a terminar todo esto y podremos estar tranquilos y el pueblo seguirá como antes.
Me miró con tristeza, se levantó y caminó hacia la sala, yo la seguí.
—Es solo que me da miedo lo que ese psicópata te pueda hacer a ti o a tu padre. Yo recuerdo lo que la gente comentaba en el pueblo sobre Sofia y sobre él, está muy mal Meredith, está completamente loco y poco a poco las personas de aquí se han dejado consumir por él y por el miedo.
Recordé lo que me había dicho Nicolas el otro día, actuaba como si no supiera nada o no se diera cuenta de cosas que estaban mal con su tío.
—Mamá, ¿la familia de Nicolas sabe todo eso?
—No sabría decirte muy bien eso, pero ellos nunca quisieron hablar sobre lo sucedido, como se descartó la culpabilidad de Hector en el asesinato entonces lo vieron como un mal entendido. No creo que Nicolas tenga idea sobre la verdad de eso, quizá sus padres se lo ocultaron para que él no creciera sabiendo esas cosas sobre su tío— mi madre tenía razón, probablemente por eso él se ha enojado conmigo.
Poco tiempo después el timbre de la entrada sonó, supuse que era Max así que salí a abrirle.
Me encontré con Max frente a la puerta, este traía las manos dentro de los bolsillos de los jeans.
—No sabía que también conduces motocicleta —dije señalando la que estaba detrás de él. Una ninja ZX-10RR de color negro.
—Es de uno de mis primos, necesitaba venir en algo y me la prestaron. ¿Cómo has estado Meredith?, tu padre me comentó de lo que sucedió en mi...bueno, la que era mi casa.
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Editado: 29.06.2018