Obsesión Carmesí

C A P Í T U L O 25

No lograba abrir los ojos, algo cubría fuertemente mis párpados. Mi cabeza dolía tanto que la podía sentir palpitar contra el cráneo. No sabía dónde me encontraba, ni como había llegado aquí, lo único que recordaba era el rostro de Nicolas y Hector frente a mí antes de haber quedado totalmente inconsciente.

No sabía muy bien sobre qué estaba acostada, podía sentir mi cuerpo hecho un ovillo sobre varias cosas apiladas en el suelo.

Mi espalda dolía de la misma manera en que duele cuando recibes varios golpes por parte de grandes puños. 

Mis manos estaban atadas detrás de mí espalda y podía afirmar que mis tobillos también lo estaban. 

A como pude me incorporé arrecostandome a una pared, en el movimiento algo se clavó en mi muslo interno haciendo que un sonido mezclado entre un grito y un gruñido saliera de mi garganta y quedase atascado en la cinta que cubría mis labios. 

 

No podía calcular el tiempo que llevaba ahí, pero sabía que no era poco desde que mi estómago gruñia en busca de un poco de comida. Mi garganta estaba tan seca como un desierto.

Las sogas al rededor de mis manos apretaban tan fuerte que sentía adormecer los dedos.

Traté de soltar los nudos pero me fue imposible, mientras más las jalaba más fuerte apretaban. 

A los minutos me rendí, mi cuerpo estaba demasiado cansado. No sabía si fue por causa de la inyección o mentalmente estaba tan agitada que volví a quedar dormida. 

 

La razón de tiempo estaba fuera de lugar para mi, cuando empecé a despertar escuché varios ruidos provenientes de la habitación, traté de no mover un mísero músculo para que no se dieran cuenta de que había despertado. 

 

Los sonidos eran similar a metales chocando entre sí. Tenía demasiadas ganas de ponerme en pie y caminar, el entumecimiento me estaba matando. 

 

- Ya sé que estás despierta, puedo escuchar tu respiración - esa es la voz de Nicolas, algo estaba haciendo y no quería saber que trama entre manos- pero como no me puedes contestar es mejor así, tu voz es demasiado chillona para mi temperamento. 

 

Un grifo de agua resonó en la estancia, parecía tener lugar en una casa por el sonido de cajones y utensilios. Rápidamente pensé en el hotel donde tenían un departamento. 

 

-Se que tienes muchas dudas pero voy a resumir todo lo acontecido para ti. Primero que todo déjame darte la noticia de que Hector no está aquí, en realidad sólo estamos nosotros y nadie sabe de nuestro paradero, la gente te está buscando, pensaban que escapaste borracha de la fiesta, pero luego nuestros queridos amigos aclararon lo sucedido y todo el pueblo está en tu búsqueda. Obviamente piensan que Hector te tiene secuestrada, es por eso que le he mandado a otro lugar para despistar un poco- sentí tanta rabia, él hablaba de lo más normal mientras yo veía venir todo tipo de torturas hacia mi - hace unos años encontré una niña, me caía muy bien, con el tiempo me hice su amigo y juntos conformamos un grupo más grande. Pero la niña no supo manejar los asuntos ajenos y empezó a husmear en la vida de un psicópata asesino que le encanta ver a las mujeres sufrir. Ese asesino tiene un sobrino, digamos que es la luz de sus ojos, sus pensamientos son muy similares y juntos idearon un plan para acabar con la vida de esa niña, pero la maldita perra lograba salir ilesa de todo y siempre había personas a su alrededor cuidando de ella, así que dicho sobrino empezó a escribir notas y amenazas hacia ella y la niña venía corriendo a los brazos del lobo a contarle lo que el mismo lobo estaba haciendo- se levantó de donde estaba sentado y se acercó con pasos fuertes hacia mi, sus zapatos resonaban contra el suelo que parecía ser de madera, lo sentí tirar de mi mentón entre sus dedos y presionar muy fuerte haciéndome daño- ha sido muy divertido jugar contigo Meredith, nos la has puesto muy fácil, pero el juego debe terminar tarde que temprano.

 

Lo sentí librar mi mentón de forma bruzca. Caminó fuera de la habitación y cerró la puerta de un portazo. 

 

Todo lo que dijo era cierto, y me dolió mucho cuando mencionó el día que la piedra con la nota cruzó el vidrio de la ventana de mi habitación, había estado tan asustada que lo primero que hice fue llamarle a él, por que confiaba en él y todo lo que él hizo fue burlarse de mi y yo de estúpida pensando en como hacer para que él no tuviera problemas con el asesino por mi culpa. Cuando él mismo era quien se había aliado con Hector. 

 

Pero aún tenía dudas que nadie más me podía aclarar si lo eran Hector y Nicolas, debía aprovechar la situación y sacar esa información, pero también debía de saber actuar inteligentemente. 

 

Me dejaron solo durante mucho tiempo, supuse que Nicolas había salido en busca de algo. 

Era el momento para tratar de escapar o al menos soltar las sogas. Era muy difícil de hacer ya que tenía tanto los ojos vendados como los pies atados. 




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