Capítulo 2: Sombras en la Distancia
El eco de la noche aún resonaba en la mente de Isabella cuando despertó. Había dormido poco, inquieta por la extraña sensación de que aún estaba siendo observada. Se levantó de la cama, corrió las cortinas y miró hacia la calle. Todo parecía en calma, pero algo en su interior le decía que el peligro no había desaparecido.
Se preparó un café fuerte y se sentó en la pequeña mesa de su cocina. La escena de la pelea volvía a su mente como un rompecabezas incompleto. ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué la miró de esa manera, como si supiera algo sobre ella que ni siquiera ella misma conocía?
Un golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos. Su corazón se aceleró. Se acercó con cautela, preguntándose si debía abrir. Tal vez era su vecina, la señora Giordano, trayéndole uno de sus interminables relatos sobre su juventud en Sicilia.
Respiró hondo y abrió la puerta.
Allí estaba él.
Alessandro Moretti. El hombre de la noche anterior. Impecablemente vestido, con un abrigo oscuro y una expresión indescifrable en el rostro.
—Buenos días, Isabella —saludó con una voz aterciopelada, cargada de una autoridad que no admitía réplica.
Ella no pudo evitar dar un paso atrás, su mente trabajando frenéticamente para encontrar una explicación lógica a su presencia.
—¿Cómo sabes dónde vivo? —preguntó, sin molestarse en ocultar su sorpresa y desconfianza.
Una leve sonrisa apareció en los labios de Alessandro.
—Tengo mis maneras.
El aire entre ellos se tensó. Isabella sintió que estaba cayendo en un juego peligroso, uno cuyas reglas aún desconocía. Pero si algo tenía claro, era que Alessandro Moretti no era un hombre que se aparecía en la puerta de alguien sin motivo alguno.