El Último Enfrentamiento
La mansión de Luca estaba sumida en un tenso silencio cuando Alessandro y su equipo irrumpieron. La oscuridad era apenas rota por la luz tenue de los faroles en el jardín, proyectando sombras amenazantes sobre las paredes de piedra.
Los hombres de Alessandro se movieron con precisión, asegurando los pasillos mientras él avanzaba con determinación, su mirada fija en el estudio donde sabía que Luca lo esperaba. Isabella había querido detenerlo, pero no podía permitir que esta guerra continuara. Esta noche debía terminar.
La puerta se abrió de golpe, revelando a Luca de pie junto a una chimenea encendida. En su mano, una copa de whisky que giraba con lentitud entre sus dedos.
—Sabía que vendrías —dijo con una sonrisa ladeada—. Siempre tan predecible, hermano.
Alessandro no respondió. Su mirada fría hablaba por sí sola.
—Esto acaba aquí, Luca —sentenció, sacando su arma y apuntando directamente al pecho de su hermano.
Luca dejó escapar una carcajada amarga y levantó las manos en un gesto de rendición burlona.
—¿Y qué harás? ¿Matarme? ¿Esa es la solución a todos tus problemas?
—Tú lo decidiste cuando cruzaste la línea —Alessandro apretó el gatillo.
El sonido del disparo resonó en la mansión, marcando el final de la guerra.
Isabella corrió hacia Alessandro cuando todo terminó. Sus ojos buscaron los suyos, temiendo lo que encontraría en su expresión.
—¿Y ahora? —susurró ella.
Alessandro la miró fijamente antes de responder con voz firme.
—Ahora somos libres.