Capitulo V: La Fiesta; Parte 1
No comprendía el hecho de que toda la tarde me la había pasado durmiendo, sentia mi estomago lleno, aunque no había comido nada.
Mi ánimo estaba por el suelo.
Eddimar trataba de animarme, todo era agobiante y me di cuenta que me reflejaba como en aquello días donde estaba o estoy hundiendo. Porque un día puedes estar bien y en pocos minutos puedes estar agonizando. En pocas palabras así me siento, los recuerdos vuelven y me hacen aun mas daño.
Siento nuevamente como mi corazón se hunde y...
¡Basta!
Me levanto de mi cama y enciendo mi móvil para ver la hora, eran las 6:01 p.m y aún no le he pedido permiso a mi padre para ir a esa fiesta, aunque no tengo ganas pero ¿qué gano éncerrarme en mi cuarto sintiéndome mal? Mientras esta, podría ser la oportunidad de hacer nuevos amigos.
¡Que si valga la pena!
Camino hacia mi baño de cuarto y me veo en el espejo tratando de quitar las lágrimas que recorren mi rostro << Mi papá no puede verme así >> Abro el grifo y lavo mi cara, aunque los ojos hinchados son notables, ¡no puedo verme asi! Otro nudo se me vuelve a formar en la garganta, rápidamente me secó el rostro con una toalla.
Las lágrimas paran y espero un momento en mi habitación.
Bajo las escaleras y entro a la cocina mi papá, Jackson, Eddimar y los Mellizos, me observan preocupados y odio esas miradas, esas miradas que solo transmite lástima y no quiero que nadie sienta lástima por tener una hija o hermana que tenga otra crisis.
Se que escucharon los gritos.
Eddi es la única que me dedica una mirada normal <<Ella me conoce>> Tomo asiento en la mesa.
— ¿Y mi comida? — recorro la cocina revisando el microndas. Mi padre me mira como si estuviera loca, yo se que él quiere llegar al tema pero no. No será hoy.
— Ryan...
— Papá no será hoy ¿vale? Dame tiempo... Por favor. — Miro a mi hermano mayor y su ojos azules me miran con tristeza. Él podrá ser el hermano más fastidioso del mundo, pero si ha estado para mí, se preocupa o eso creo, tomo mi comida y me siento en el comedor— Papá, quiero ir a una fiesta ¿tengo tu permiso? — le pregunto como si nada.
Eddimar sonríe emocionada. Observo a mi padre quien me mira un tanto confundido, pero se que por su mente aparece que ir a una fiesta es un avance después de tanto tiempo.
Aunque ir a una fiesta no puede se tan recomendable por mi ansiedad social, pero quiero distraerme, solo un segundo.
Doy varios bocados a mi comida, saboreando dichos alimentos, esperando la respuesta de mi padre, él estaba pendiente de que comiera todo.
— Claro que sí.— mi papá rompe el silencio, al darse cuenta que termine de comer— ¿Pero con quién? ¿O de quién?— preguntó.
— Iré con Eddimar, creo que la fiesta es de los chicos que vinieron esta mañana.
— Primero llámalo o sino yo mismo te llevaré.— exclamó Jackson
Pongo los ojos en blanco.
— Bien,— demanda mi padre — pero como dice tu hermano, llámalo.
Asiento, termino mi comida y enseguida Eddimar sube a mi habitación conmigo. Mi amiga, vacía su maleta dejando todas sus pertenencias en mi cama y lo primero que hago es entrar al baño a asearme.
Al salir, Eddimar ya no se encuentra en mi cuarto, supongo que debe estar en el otro baño. Comienzo a buscar ropa en mi armario y saco una falda chort negra con cuadritos blancos y un sueter azul con unos zapatos a juego, me peino con los dedos. Me siento en mi cama esperando a que mi amiga llegue pero brinco de un salto con el sonido de la puerta dejando a Eddimar a la vista, ella queda en el marco de la puerta y da una pequeña vuelta, vistiendo un vestido color negro ajustado a la piel dejando ver cada una de sus curvas y su cuerpo tonificado con un escote en U resaltando sus pechos, Eddimar con tan solo tener dieciocho años tiene un cuerpo de ensueño con una belleza que resalta, siempre ha sido muy hermosa.
— Amiga, ¡te ves ardiente!
— Que romántica.
Ella sonríe, le ordeno que se siente en el tocador para maquillarla. Mi mamá era buena en eso y ella me enseñó lo que sé. Le comienzo a preparar el rostro y en menos de treinta minutos esta lista.
— Bonita.— la dejo que se vea en el espejo, y sonríe satisfecha.
— Gracias. Ahora te toca, vamos a buscarte una ropa.
— Ya estoy lista — señalo lo obvio.
— ¿Qué?— la castaña me echa un vistazo de arriba a bajo.— ¿Estas loca?
— ¿Por qué?— me miro en el espejo buscando lo que tengo de malo. Me veo bien, algo simple pero me siento cómoda.
— Ay no, ¡quítate esa ropa!
— ¿Por qué? ¿Que tiene de malo? Es cómoda.— Me encojo de hombros.
— Pareces una doña, no digo que la ropa es fea pero...¡Por Dios! vamos a una fiesta, sólo déjame escoger ¡vale!— pongo los ojos en blanco y algo dudosa asiento.
Se apodera de mi armario mientras me quito la ropa quedando solo en bragas.
Cuando hay confianza, el bochorno es lo de menos.
— ¿Como es posible que no tengas ropa para este tipo de ocasión?— lo dice con un tono de frustración.— yo creo que traje otros vestidos de más, iré a revisar.
— No estoy a favor.— Ella nisiquiera me presta atención, y comienza a buscar entre las cosas que se entrar tirada en la cama.
Se detiene y sonríe con satisfacción, sus ojos brillan.
— Solo pido que te quedes quieta. —
Eddimar pide que me siente y me empieza a maquillar, también arregla mi cabello, técnicamente es la que me arregla.
Cuando termina, hasta me ayuda a ponerme de pie, y no puedo evitar sonreír, recuerdo que cuando éramos niñas también hacíamos lo mismo, quitando la parte de que el maquillaje era lindo. Me viste y pudo notar por encima que el vestido es azul oscuro.
— Ya está.
Me dejo ver en el espejo y quedo tanto sorprendida. Tengo puesto un vestido de tiras y un escote cruzado en la espalda color azul oscuro, dejando a la vista mis piernas, no me agrada la idea, me siento desnuda, tampoco estoy acostumbrada a ésto, ¡y joder! Ni siquiera se dónde salieron estas curvas.