Obsesiones mortales

La vida de una familia

Esa noche cene al lado de mi familia mientras veía a mi hija en los brazos de su madre mientras ella me acompañaba en la mesa, disfrutaba cada bocado de la comida que ella había preparado especialmente para mi.

Ella me sonrió mientras arruyaba a nuestra hija en sus brazos_ iré a acostarla.

Se levantó mientras subia las escaleras con nuestra pequeña en brazos, tomé los trastes qué uso para servirme de comer los lave y subí con ellas a la habitación donde sofia le cantaba una canción de cuna a Lilina mientras la acomodaba en su cunita.

Al verla dejar a nuestra hija me acerque a ella con calma, tomando su cintura entre mis manos hundiendo mi rostro en su cuello, escuchaba su risa mientras sus manos acariciaban mis brazos_ mi princesa ya se durmió.

-si, te gustaría tomar un baño_ me decía mientras acariciaba mis labios.

Entendí al instante lo que me insinuó y la lleve lentamente hasta ahí donde la temperatura del agua fue lo último que nos preocupo; sofia estaba frente a mi completamente desnuda y dispuesta a ser mía.

Extrañaba tanto sentirla, tocar su piel era como tocar la más fina seda sofia es tan suave, no se en que momento pasamos de estar haciéndolo en el baño a tener a mi esposa en mis brazos en nuestra cama; al verla recostada en mis brazos descansando sobre mi pecho no dejaba se sonreír acariciaba su rostro mientras veía lo delicada y tranquila que estaba mientras dormía, su respiración era lenta y calmada mientras sus párpados permanecian cerrados, ante ese reflejo recordé las palabras de mi compañero.

(La sigues queriendo)

Al ver lo que me dio y todo lo que ha hecho por mi me doy cuenta de que la amo y no deseo cambiar la vida que tengo por nada del mundo.

Los años pasaron aunque para mi fueron días en los que sentí que era como arena entre mis dedos, pasé de llevar a mi Liliana en mis brazos a llevarla de la mano con su mochila en la espalda en su primer día de clases, en el preescolar.

Mi pequeña princesa que tenia su uniforme perfectamente limpio y planchado con unas colitas a los lados de su cabeza y moñitos azules qué combinaban con su suéter tomaba mi mano y la de su madre sintiendo miedo por primera vez al separarse de nosotros, tomar su pequeña mano contrastando con la mía era como ver en un espejo el reflejo de mi vida de la vida que tanto soñé.

Liliana lloraba mientras veía el lugar y darse cuenta de que la dejaríamos; se abrazaba a mi pierna nos pedía que no la dejáramos, me incline para estar a su altura tenerla en mis brazos.

Limpie sus lagrimas de su pequeña y dulce carita mientras le decía que solo seria por unas horas le prometí que nunca la dejaría y que siempre estaría para protegerla, se fue con una de las cuidadoras mientras a mi se me apretaba el corazón de ver a mi pequeña alejarse pensé en ella y en todo lo que había crecido; sofia tomo mi mano mientras me daba una sonrisa.

Con el paso del tiempo Liliana crecía cada vez más y me aseguraba de no perder ni un solo detalle de la vida de mi familia; cada cumpleaños, evento escolar y suceso de su vida eran para mi el mejor de los regalos y la mayor de mis alegrías.

Estar ahí para ella en todo era mi mayor recompensa, enseñarle a andar en bicicleta; el día que supe de su amor y talento por el piano no pensé mucho para comprarle uno y inscribirla a clases de música.

Liliana era lo que más soñaba en vida siempre le di todo lo que podía; cada juguete, ropa, zapatos, fiestas de cumpleaños, eventos todo lo que podía darle lo hacía aunque muchas veces sofia no estaba de acuerdo.

Esa noche al llevarla a dormir vio los aretes de ositos qué tanto pidió desde su cumpleaños, le sonrió levemente a nuestra hija mientras me veía con ojos acusadores_ qué duermas bien mi amor.

Sofia la arropo mientras le daba un beso de buenas noches y apagaba su lampara mientras le encendia la linterna de carrucel que le habia dado cuando cumplio un año.

en la habitacion ella tomo su piyama y se dirigio al baño para vestirse y lavarse los dientes; al verla salir mi rostro no pudo esconder lo que decia mi corazon.

ella paso a mi lado acomodando las sabanas para meterse a la cama _la consientes demasiado, si sigues así la vas a malcriar.

Yo sonrei mientras dejaba a un lado mis pantuflas y me acostaba del otro lado de la cama, me acerque a ella con una sonrisa y la abrace por la cintura mientras la pegaba a mi_ te parece mal consentir a nuestra hija.

-no, pero tu le das todo lo que te pide y no quiero que creesca siendo una niña malcriada_ ponía las manos al rededor de mi cuello mientras acariciaba mi cabello.

Observaba a la mujer de la que seguía perdidamente enamorado y mis labios no podian esconder mi felicidad, sofia bajaba la vista mientras escondía su sonrisa; hundí mi cara en su cuello mientras besaba su piel y dejaba que su perfume recorriera mi memoria, vainilla y durazno delicioso, ella no podía esconder que le gustaba sentir mis labios recorriendo su piel y mis manos acariciando su espalda.

Al estar con ella sentía que el tiempo se detenía, sofia era una mujer maravillosa que me hacía sentir vivo_ te amo, te amo no te imaginas cuanto.

Sofia me sonreía mientras con sus dedos rozaba mis labios_ y yo a ti, tu y mi hija son mi vida gracias a ti ahora tengo una familia.

Sofia se giro poniéndose encima de mi mientras me veía con dulzura y amor, al ver el brillo de sus ojos no resistí levantar mi rostro y besarla.

Sofia como amante era la mejor de todas, frente a la cama teníamos un espejo en donde observe como el cabello de mi mujer se pegaba a su espalda mientras mis manos acariciaban su cintura qué a pesar de ya no ser la misma que tenia antes de conocerla me seguía volviendo loco no solo por lujuria si no por amor sus marcas, estrías y cicatrices fueron las que mi hija le formó ella sacrifico el cuerpo estético que tenía para entregarme el regalo más hermoso de mi vida.

Los años pasaron y mi hija seguía creciendo, con su madre y conmigo a su lado en mi trabajo comenzaron a dejarme mas proyectos que llevaba acabo con todo el esfuerzo que podía; mi jefe al ver mi trabajo me acendio dándome más tiempo para estar en casa aunque con el doble de trabajo.




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