Obsesiones que matan

17. El gato y el ratón

» Que durará siempre; que, habiendo tenido principio, no tendrá fin. Es inevitable, tú y yo lo somos. Estamos destinados a ser «

Nunca imagine que este lugar fuera tan grande ¿Cuántas malditas hectáreas de bosque hay aquí? Más de las que pensé, eso seguro. No sabía si estaba dando vueltas o yendo por el camino correcto, ningún árbol era diferente al otro.

La noche ya se había puesto y caminar bajo la oscuridad parecía muy estúpido, por la mañana sería más fácil orientarme y salir de aquí rápido. Me acomodo bajo la sombra de un árbol y me recuesto en su tronco. No es la magnífica cama descomunal de Ran, con almohadas de plumas y sábanas de seda, pero aquí me sentía menos asfixiada que haya con todos esos lujos y comodidades.

No hace falta decir que el frío es una mierda ¿Verdad? Me abrace a mí misma y me frote los brazos con las palmas, solo así conseguía calor y me encogí contra mí. Seguro sería una larga noche, pero al menos los árboles que casi llegaban al cielo me dejaban ver las estrellas, en espacios escurridizos.

Escucho a los lobos aullar y algunos animales pequeños moviéndose entre las ramas, me terminó de recostar en el suelo. Cierro mis ojos imaginando que estoy en mi cama de proporciones normales y que todo en mi habitación es acogedor. Me preocuparía de salir de aquí por la mañana, la noche era un tiempo sagrado, sin problemas, errores ni nada malo.

RAN

Salgo al balcón, vigilando toda la propiedad. Tenía la absurda esperanza de que ella volviera por su propia decisión. Aunque a estas alturas empiezo a pensar que talvez, Becca si quiere volver y simplemente se ha perdido. Eso me altera porque el bosque no es un lugar seguro y menos cuando no llevas nada. Sería casi imposible defenderse si un lobo te ataca o caes en un risco. Por eso elegí este lugar, por los animales, el abundante bosque, otros miran peligro yo lo miraba como lo mejor en seguridad.

—El frío es una mierda, deberías entrar. Puedes pescar un resfriado —siento a Reimon parado detrás de mí y solo lo miro por el rabillo del ojo. Se conserva calmado cuando a mí todo me estalla en la cabeza.

—Debería salir a buscarla, la última vez que estuvo en un bosque sola no supo que hacer y eso que solo era yo gastándole una broma.

—Y crees que si la encuentras ¿Querrá volver? A mí me parece que no y si en todo caso llegas a encontrarla nada te asegura que lo primero que haga no sea salir corriendo... de ti.

—¿Entonces espero a que se la coma un lobo allá fuera? —me volteo por completo y le pongo mala cara— está sola en un bosque descomunal, sin nada. Totalmente desprotegida.

—¿La crees tan débil?

—No. Ella es fuerte, pero la suerte no siempre te llega cuando la necesitas. Todo puede pasar. Voy a ir a buscarla.

—Es Becca, ella no necesita fuerza, ya goza de inteligencia. No la subestimes.

—Iré a buscarla dije.

Paso por su lado, pero el me detiene del hombro e increíblemente su agarre si tiene fuerza, tanta como la de su mirada.

—Y entonces te perderías tú, no pienses con la cabeza caliente Ran. Becca es excepcional, talvez desde que se escapó pudo salir del bosque. No lograrás nada si vas. Ella quiere tiempo y si la presionas solo jodera más las cosas.

—Entonces me siento frente a la chimenea a calentarme las manos mientras aún existe la duda de que ella puede estar pasando una noche hasta la mierda de fría en un bosque. ¿Eso hago?

—Si. —cuando estoy a punto de gritarle a Reimon el me suelta y me tambaleo— es un poco de karma para ti, ella no quería esto, pero a ti te valió un carajo. Entonces aguanta la presión de algo que tú mismo iniciaste. Ve a dormir.

—No me des putas órdenes como niño pequeño que aquí el mayor soy yo. No olvides quién está a cargo.

—Entonces actúa como tal, porque ahora mismo pareces un niño haciendo berrinche por ir a jugar. Si sales de aquí juro que te noqueó de un guantazo.

—¿En serio crees poder hacerlo?

—No me subestimes Ran, no necesito fuerza o músculo para ser mejor que tú, solo cerebro. Anda a dormir.

—No lo entiendes Reimon.

—Claro que sí, Becca es mi amiga y la aprecio y tú eres mi hermano indiscutiblemente también te quiero a ti. Y como ninguno de los dos parece tener cordura me toca ser la razón en este mundo loco.

Él se dirige a la puerta y cuando ya está del otro lado del pasillo se gira hacia mí de nuevo.

—Duerme hoy y mañana al amanecer nuestros hombres buscarán por el territorio mientras tú la buscas por otros lados ¿Entendido?

Cierra la puerta de mi habitación y me deja pasmado, es el menor, pero sin duda el tiempo ya lo ha formado como alguien que sabe manejar una situación dura. Mira que amenazarme a mí. Ja, eso no lo han hecho muchos.

Y los que sí, ya estaban tres metros bajo tierra.

Dejo la puerta del balcón abierta, si ella volvía quería que se diera cuenta que la deje abierta porque la estaba esperando. Me quito la camisa para dormir y me tiro al medio de la cama. Maldito Ross, esto es tu culpa por dejarla ir ¡La tenías en tus manos! Porque soltarla. Eres un imbécil, si ella no vuelve a mí, este error le costaría caro a él. Con su vida si es necesario.




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