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Más confusiones.
—Me gané un resfriado por tu culpa. —Hablé ya afuera de la piscina mientras me secaba con una toalla que él mismo me dio.
—Conseguiste la que buscabas a la final, te lo facilite.
Sonreí divertida mientras secaba mi cabello. Ian hizo lo mismo salpicando un poco de agua a lo que me queje empujándolo un poco mientras reía. Me acordé rápidamente que tenía mi teléfono en mi bolsillo, por lo que lo saque rápidamente, era obvio que no encendía gracias a que lo más probable es que tenía agua dentro de él.
—Te conseguiré uno nuevo. —Hablo Ian viendo mi teléfono.
—No es necesario, de todas formas ya tengo que comprarme uno. —Asegure.
—Te le daré igual. —Hablo insistiendo nuevamente.
Suspire haciendo una línea en mis labios asintiendo finalmente dándome por vencida, no quería que me comprara nada, pero sabía lo insistente que podría llegar a ser.
—Está bien, lo esperare en un lindo envoltorio.
Ian sonrió acercándose un poco colocando su toalla sobre mis hombros para luego subir su mirada a mi rostro.
—Deberías bañarte aquí, Bella debe de tener algo que te sirva, no quiero que tampoco me culpes por tu resfriado.
Reí un poco al escucharlo pero negué rápidamente con una sonrisa en mis labios, no era necesario, estaba a unos cortos pasos de mi casa, aunque apreciaba su preocupación. Me quité la toalla para dejarla sobre una de las sillas y empezar a caminar mientras agarraba la mano de Ian, el cual no se quejó en lo absoluto.
—Estoy bien, no te preocupes. —Gire mi rostro sonriéndole un poco cuando llegamos a la puerta.
Me separe rápidamente de él para abrir la puerta, cuando termine de abrirla me gire nuevamente a mirarlo, su cabello húmedo caía por su frente y aún tenía gotas de agua recorriendo su cuerpo, sin olvidar que su pantalón de pijama estaba ahora mojado.
—Gracias.
—No hay de qué.
Y al decir eso, decidí caminar para salir de la casa, pero uno de sus brazos rodeó rápidamente mi cintura para acercarme a él rápidamente, rei un poco tratando de separarme pero se me hizo imposible porque ahora ya estaba al frente de él a unos cortos centímetros.
Me miró sin decir una sola palabra, solo agarro mi mejilla y decidió besarme en ese mismo instante a lo que respondí rápidamente pasando mis manos por su nuca. Su beso era cálido, como si nuestros labios se conocieran lo suficiente para saber lo que querían y a qué ritmo ir, me gustaba besarlo, era algo que se me hacía complicado de describir pero podría decirse que colocaba cualquier emoción a flor de piel, y eso me encantaba.
Se separó de mis labios a los segundos y lo mire con una pequeña sonrisa separándome de él para empezar a caminar a mi casa rápidamente.
Al llegar a mi casa le entregue a Charlotte su pelota la cual no dudo en agarrarla y yo decidí darme un baño de agua tibia, también decidí comprar una pizza y sentarme en mi sofá a ver en la televisión mi serie favorita.
Pero no funcionó, miré mi computadora, la cual estaba en la mesa así que decidí llamar a Maddie por Skype.
Deje la pizza en la caja mientras limpiaba mis manos, me acercaba a mi computadora, la agarre y coloque mi clave para luego llamar a mi mejor amiga.
—Me interrumpes viendo la mejor escena de Spiderman. —Comentó mi amiga al empezar la llamada.
Lo único que me hacía ver el rostro era el brillo de la computadora. Maddi estaba en pijama con sus audífonos puestos dejando su cabello rubio suelto, hasta en pijama se veía bien.
— ¿Vas por la parte en donde muere Gwen?
—Esa misma, es donde detalló a la perfección como Andrew se destaca en su papel. —Suspiro—. ¿Y esta llamada de repente? Te he llamado a tu móvil, pero no contestas.
—Murió, me lanzaron a la piscina y lo llevé encima.
Hizo una mueca de dolor.
—Que tragedia, ¿Quién te lanzó?
—Ian. —Comente masticando un trozo de pizza. Maddi me vio con una sonrisa—. Se me fue la pelota Charlotte a su casa y cayó en la piscina.
Me vio con algo de emoción pero se esfumó en ese momento porque parecía recordar algo en ese mismo instante.
—Te tengo que contar algo.
Deje mi computadora en el mueble para sentarme cómodamente.
—Por favor, no quiero saber cuánto le mide a Adam, lo decía de chiste.
—No es eso, tonta. —Rio un poco mientras se sentaba en su cama—. Es otra cosa, pero tiene que ver con él.
— ¿Qué hizo el idiota?
Noté como el rostro de Madison se tornó serio, fruncí mi ceño, ¿que era?
— ¿Te acuerdas el día que tu preguntaste por los golpes que tenía y dijo que se había metido en una pelea? —Asentí—. Bueno anoche le conseguí unos horribles hematomas en sus brazos, eran gigantes. Le quise preguntar, pero sabes cómo es Adam.
Editado: 02.11.2024