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Era un peligro, ¿no?
Llegue al punto en mi vida que nada me sorprende, me había acostumbrado al duro trato que tenía mi madre conmigo, a las discusiones en casa, a los problemas dentro y fuera de ella, que ya nada me sorprendida en estas alturas de mi vida, o mejor dicho, ya nada me sorprendida de mi madre.
No me sorprendería lo que podría llegar a decirme luego de haberme escapado de casa, sabía que me esperaba lo peor cuando llegara, pero aun así, me quería hacer de la vista gorda y evitarlo hasta que finalmente tenga que asumirlo.
Vaya, un problema más en la vida de Kiara Foster.
Era un sábado por la mañana y yo estaba bajando las escaleras algo adormilada, y con la sospecha de quien cocinaba ya que Lander no se encontraba en la cama y el olor de panqueques invadió por completo la casa.
—Te estoy diciendo que es mejor un chocolate caliente.
—Es mejor el jugo.
—Chocolate.
—Jugo.
Pise la cocina y lo primero que veo es una pelea entre Adam y Lander los cuales tienen la cocina hecha un desastre, paños quemados y un par de tostadas también. Adam iba con un pantalón de pijama al igual que Lander dejando sus torsos y abdomen completamente desnudos, hacía verlos relativamente atractivos. Lander tenía un tatuaje en la parte baja de su abdomen, uno diminuto, pero le quedaba muy bien en esa zona.
— ¿Buenos días? —Hable con un tono algo dudoso al ver el desastre.
Ambos giraron a verme, uno de ellos rodó sus ojos y otro me sonrió.
Ya sabrán cuál de ellos hizo cada gesto.
—Hola preciosa. —Saludo Lander acercándose para darme un beso en la mejilla—. ¿Chocolate caliente?
Asentí sin dudar y Adam me vio dolido.
— ¿No es mejor un jugo? —Me pregunta Adam entregándome los panqueques que se veían deliciosos.
Tomo un poco de chocolate alzando mis hombros, me gustaba el chocolate caliente que preparaba Lander y con este frío era más que necesario.
—El chocolate de Lander es mejor que un jugo de naranja por la mañana. —Bosteza Maddi entrando a la cocina mientras se come una tostada—. Buenos días.
— ¡Viste!
— ¡Eso es mentira! Es mejor un jugo que chocolate. Es mil veces más sano.
Resople un poco sentándome en la mesa que quedaba algo lejos de la cocina. Algunas de las peleas de los chicos eran casi costumbre, peleaban por cosas relativamente ridículas, eran muy idénticos a mis hermanos.
Hablando de ellos, los extraño un poco.
Conseguí a mi vista mi teléfono, anoche baje por algo de agua y lo deje aquí. Me levanté un poco de mi asiento para agarrarlo y poder escribirle a Luke, el cual sabía que no iba a soplarle a mis papás, pero fallé en el intento ya que alguien lo agarró antes de que pudiera, y ese alguien era Lander.
¿Cuándo dejará de fastidiarme?
— ¿Me lo das?
Negó viendo mi pantalla de bloqueo, para luego acercarse un poco a mi haciéndome reír al sentir sus brazos rodear mi cintura, coloque mis manos sobre sus mejillas.
—Si me das un beso de buenos días. —Susurro cerca de mi oído.
—No —Pase una de mis manos por las suyas tratando de agarrar mi teléfono pero se me hizo imposible porque se había alejado rápidamente.
—Lander, no seas manipulador y dam…
Se acercó a mis labios para besarme interrumpiendome, y lo peor es que no me queje, le sigue el beso dejando mis manos en sus mejillas y el en mi cintura acercándome más el, haciendo que el beso durara más de lo que imaginaba.
Aprovechando que Lander se encontraba distraído pude agarrar mi teléfono para poder separarme rápidamente de él dándole una sonrisa divertida, pero el solo me vio un poco indignado.
—No coman al frente de los pobres, por Dios. —Se quejó Adam sentándose en la mesa.
—Pueden avisar, ¿No creen? —Hablo Maddi mientras se comía una tostada.
Seguí viendo mi teléfono en busca del nombre Luke en mis mensajes más recientes. Marque el número de mi hermano esperando los tres repiques impacientemente mientras comía un poco.
— ¿Brownie llamándome? Que curioso, ¿ya me extrañas?
Espera.
Esa no es la voz de mi hermano menor, es la de Ian.
Deje masticar, separe el móvil de mi oreja para ver de quien se trataba, y era Ian. Una sensación extraña pero linda se presentó en mi cuerpo.
— ¿Estás ahí?
—Mjm. —Murmulle tragándome el trozo de comida—. Me he equivocado de número, perdón, hasta luego.
— ¡No! ¡Espera!
— ¿Sí? —Susurre.
Escuché como la persona de la otra línea soltaba un suspiro y se murmuraba cosas poco entendibles.
— Hable con tu mamá.
Editado: 02.11.2024