-29-
¿Confías en mí?
Abrí la puerta de mi casa mientras veía mi teléfono, subí la mirada y lo primero que me encontré fue la cabellera larga y rubia de mi mejor amiga. Fruncí mi ceño viendo como hablaba con James en la sala de mi casa, James no hablaba con Maddi al menos que fuera para burlarse o simplemente decirle un mal chiste, pero nunca tenían una conversación fluida.
Ahora veo que si la tienen.
—Hola. —Hable dejando los zapatos al lado del perchero, colocando de igual forma mi suéter.
Maddi se levantó rápidamente al igual que James que me vio con una sonrisa de boca cerrada.
—¿Qué hace mi mejor amiga aquí? —Pregunte con algo de curiosidad.
Ella rasco su nuca.
—Venía a hablar contigo.
—Pero si hablamos hace…
—Es algo importante. —interrumpió mi hermano acercándose a donde me encontraba—. Las dejaré solas para que hablen, iré a comprar unas cosas.
Y al decir eso, agarró del perchero un suéter para salir de la casa sin decir nada más. ¿Por qué algo me decía que James tenía algo que ver? No tan solo eso, ¿Por qué James lo sabía?
Fruncí mi ceño mientras me sentaba en el mueble de igual forma que Maddi.
—¿Qué sucede? ¿Por qué James y tú hablan?
—Una cosa a la vez, Kiara. —Respondió suspirando y al parecer no se veía contenta.
Me coloque un poco tensa.
—¿Qué pasó?
—Te dije por mensaje que estaba en el medico con mi mamá, ¿verdad? —Asentí—. Pues quería venir a decirte el por qué estaba en el medico, porque sé muy bien que me vas a estar preguntando todos estos días. —Suspiro un poco jugando con el dije que tenía en su collar, cada vez que hacía aquello era porque se encontraba nerviosa—. Me diagnosticaron con diabetes tipo uno.
Aquello me dejó unos segundos sin respiración y diría que en estado de shock. Solo me limité a tragar grueso mientras veía a mi mejor amiga sorprendida. ¿Diabetes? ¿Desde cuándo Madison tenía diabetes?
Maddi suspiro fuertemente y supongo que agarrando valor para poderme explicar y yo el poder entender de lo que me decía no era chiste, era una realidad.
—Mi mamá me ha notado muy extraña estos días, estoy muy delgada y lo curioso es que como más de tres comidas al día, también me había notado con mucho cansancio. —Relamió un poco sus labios mientras se acomodaba en el mueble—. Mis papás suponían que podría ser lo mismo que hace un tiempo, mis problemas de autoestima y mis problemas alimenticios, pero en los exámenes salieron cosas totalmente distintas.
—El doctor se había dado cuenta que mi insulina estaba muy baja y que quizás esa era una de las cosas por las que me daba cansancio extremo. Entre otros exámenes se dieron cuenta que mi cuerpo por sí solo no produce la insulina que debería y que si no empiezo con los tratamientos podría llegar a…
Hizo una pausa para verme nuevamente, en este caso simplemente me levanté y decidí abrazarla con fuerza mientras evitaba llorar al frente de ella, contuve mis lágrimas unos largos segundos mientras que ella me abrazaba con fuerza al igual que sollozaba.
No me imaginaba a Maddie en esta situación, tampoco me imaginaba una vida sin ella, se había convertido en mi mejor amiga y más que eso, era mi hermana. Aunque me costara aceptar que Maddi gracias a la diabetes podría morir, iba a estar con ella en todo momento.
Me separé de ella para agarrar sus mejillas y sus ojos se hincharon un poco gracias a las lágrimas.
—¿Adam sabe de esto?
Negó rápidamente.
—No puedes contarle, Kia. Los únicos que saben de esto son James y tú, Adam no puede saberlo.
—Pero…
—Prométeme que no le dirás nada. —Me interrumpió.
Suspire un poco para luego asentir un poco, Adam tenía que saber, pero el problema de Madd es que no sabía cómo él se lo iba a tomar. Aun así, eso me mantenía ansiosa. Maddi pasó lo que quedaba de tarde en mi casa junto a mis hermanos, habíamos pedido una pizza, Luke eligió una película que al final todos terminamos criticando. James llevó a Madison a su casa lo que me pareció muy generoso para ser él.
James apareció por la puerta tarareando una canción mientras se quitaba su chaqueta al igual que sus zapatos. Deje de ver mi teléfono para verlo con el ceño fruncido.
—¿Estás bien? —preguntó con curiosidad mientras le daba una sonrisa de lado.
Mi hermano terminó de quitarse los zapatos para verme sorprendido.
—Estoy como siempre, Kia.
—Que mentiroso eres, James. —Refunfuñe.
Él rodó sus ojos para acercarse al mueble y colocarse a mi lado con una sonrisa divertida, pude notar que sus mejillas tomaron un color carmesí rápidamente. Algo me decía que no estaba bien.
—No es nada.
— ¡Mentiroso! —Decidí lanzarle el cojín que tenía en mi regazo y él se limitó a reír.
— ¡Bueno, si lo soy! —Dejó de reír y yo lo vi sorprendida—. No te emociones mucho.
Editado: 02.11.2024