-31-
No me amaba lo suficiente.
—¿Qué? —Fue lo único que pude llegar a decir luego de haber escuchado a Ian hablar.
Ian miró alrededor de la cabaña en busca de algo que no sabía de qué se trataba. Al final lo vi acercarse a un interruptor para encender la luz rápidamente, haciéndome cerrar los ojos un poco al instante para luego acostumbrarme a la claridad. Apague mi linterna para poder guardar mi teléfono en mi bolsillo y ver el lugar con mejor claridad.
Era como la cabaña donde nos habíamos quedado mis amigos y yo, lo que lo hacía distinta era la escalera que estaba cerca de la entrada que era de caracol y diría que le daba un toque elegante, y sin obviar que el lugar se veía grande y acogedor, lástima que no era el momento como para decir que era acogedor.
Ian volvió a mí a unos cortos pasos mientras veía hacia arriba de las escaleras.
—Tenemos que ir a ver que hay arriba. —Iba a avanzar, pero lo detuve jalando de su brazo y este me vio un poco asustado—. ¿Qué?
—¿Por qué viniste? —Solté la pregunta sin muchos rodeos.
Aunque sabía que él no era el anónimo, quería saber exactamente porqué estaba aquí.
—Kiara, ya te dije. Hay una persona que me ha estado mandando mensajes por semanas, me ha amenazado, no tuve más remedio que venir a ver qué era lo que quería de mí. —Relajo un poco su mirada para suspirar un poco—. Veo que no estoy solo.
Entonces no fui la única, me preguntó si éramos las únicas personas que habían recibido el mensaje.
Quizás el anónimo era el asesino del pueblo y la persona que me había perseguido por el instituto, y la que había asesinado a sangre fría a Gwen.
—El último mensaje que recibí fue diciendo que tenía tiempo hasta que se escondiera el sol para conseguir el pendrive, si no lo conseguía él mismo iba a subir el video.
—¿Qué video?
No podía decirle que se trataba de Lander.
—Larga historia. Deberíamos de subir a ver si hay alguien o algo para poder buscar el pendrive.
Asintió soltándose de mi agarre para poder caminar a las escaleras con sigilo, le sigue el paso un poco nervioso, no me gustaba la idea de conseguir por una cabaña enorme un pendrive que ni sabía si tenía el video el cual me había traído hasta acá y terminar en el segundo piso de una cabaña completamente desconocida para mí, temiendo salir muerta de ella.
En el pasillo había un bate de béisbol. Por un momento pensé que a lo mejor aquello era lo que había sonado. Ian me hizo señas para que lo siguiera a su lado así que no dude en colocarme más cerca de él y este agarró el bate con cuidado para acercarse a la habitación que tenía la puerta abierta de par en par.
Ian rápidamente entró a la habitación con el bate en manos, pero este boto un soplido de sus labios.
—No hay nada, solo hicieron mi habitación mierda. —Comentó.
Termine de caminar hacia la puerta para entrar a la puerta y ver la habitación. La habitación era de un color azul oscuro que había juego con la cama y los muebles que eran grises. Pero no estaba limpia ni acomodada, estaba hecha un desastre, las sábanas estaban en el suelo y algunos cajones de la mesa de noche estaban abiertos. En el escritorio de la habitación había varias hojas hechas un desastre, pero había una que me llamó la atención.
Me acerqué con cautela mientras aun en mi cuerpo había una alerta de que Ian y yo no estábamos completamente solos. Aun así, agarre la hoja para detallarla, estaba escrito todo en algo de color rojo y quería pensar que era un marcador antes de pensar cualquier otra cosa, aquella nota estaba escrito en mayúscula haciendo resaltar cada palabra.
“ESCONDES MUCHAS COSAS, KIARA. ME PREGUNTO SI NO TE DARÍA VERGÜENZA QUE LAS DESCUBRIERA”
Aquello me había agarrado desprevenida e incluso me había asustado, porque aquella persona que sabía todo aquello tendría que conocerme a la perfección o ser alguien cercano para saber cada detalle.
Pero el problema era que ni mis padres sabían aquello, era algo personal, un secreto conmigo misma.
Ian dejó de decir mil cosas de la habitación para luego girar a verme, yo hice lo mismo, pero él se acercó a mí mientras fruncía el ceño.
—Algo me dice que no estás bien, estás pálida.
Respire un poco mientras doblaba la hoja para guardarla, pero Ian se adelantó para agarrarla y leerla. Me sentía angustiada, no por simplemente aquella persona supiera mi vida entera, si no el hecho que estuviera dañándome de esta forma, que todas las noches me causará ansiedad saber quién era, pero no tenía respuestas, siempre era así.
Muchas preguntas, pero pocas eran respondidas.
Ian frunció su ceño viendo la hoja para luego verme a mí.
—¿Qué sabe él, Kiara?
—No lo sé.
—Deberías de saberlo, porque si no estuvieras…
—¡No lo sé, Ian! —Lo interrumpí saliendo de mis casillas por un momento. Di un suspiro mientras me retractaba de haberlo tratado así, claramente no tenía culpa—. Deberíamos buscar el pendrive antes que se haga más tarde.
Editado: 21.02.2025