Obsession [libro #1]

Capítulo 40

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Oh, judas...

—Entre los tres te hemos comprado un nuevo teléfono. —Habló Logan entregándome la bolsa de regalo mientras yo les regalaba una sonrisa de boca cerrada—. Has perdido tu teléfono y tienes que estar en contacto con nosotros, así que ya agendamos nuestros números, al igual que el de Marco y el de mamá.

El de mi madre sería en un caso de sumamente emergencia, aunque, ya viendo en la forma que se tomó lo que pasó ayer, sabía que ninguna emergencia le importaría.

—Gracias.

—¿Te sientes bien? —Luke me miró frunciendo un poco el ceño—. Estábamos hablando con Marco y queríamos ver si podíamos llevarte a un psicólogo.

Lo mire a los tres con una expresión de confusión.

—Marco dice que es lo más sano, sabemos que nosotros no te podemos ayudar, pero un psicólogo sí. —agregó James.

Asentí un poco mirándolo a los tres, los cuales parecían más preocupados de lo que pensaba. En realidad, no sabía si podía hablar o contar todo lo que viví en esa casa, sabía lo mucho que me costaría y por eso no me sentía segura de ir a un psicólogo.

La puerta de mi habitación sonó para luego abrirse, como si alguien avisara que fuera a entrar. Mis hermanos por inercia hicieron lo mismo que yo, los cuales decidieron voltear a ver de quien se trataba.

—Chicos, tenemos que irnos, ¿me pueden esperar abajo? Quiero hablar con Kiara.

Los tres asintieron para salir rápidamente del cuarto. Dejándome sola con Marco el cual lo quería como si fuera mi padre.

En realidad, no recuerdo con exactitud como Marco se convirtió en un padre para mí, al principio no me caía del todo bien, pero se ganó mi cariño al tiempo y me hizo sentir querida, me había dado un amor paternal que no le correspondía y siempre se lo iba a agradecer.

Ahora me había dado cuenta de eso, cuando no dejaba de preguntarme cómo me sentía.

—¿Has podido dormir? —Marco tomó asiento en la silla de mi escritorio mientras soltaba un suspiro.

Abrace mis piernas dejando a un lado el teléfono, para mirarlo con algo de cansancio. En realidad, a Marco jamás le mentiría porque me conocía a la perfección y mentirle con algo de esto, no estaba en mis planes.

—En realidad solo he dormido un poco, el resto de la noche me la pase afuera hablando con James.

Marco no pronunció nada, pero me dio una sonrisa de boca cerrada.

—Esta vez fue muy fuerte, ¿no es así?

Baje mi mirada un poco evitando que mis ojos se cristalizaron porque no quería llorar más, tampoco me quería mostrar vulnerable, pero era inevitable.

—Un poco.

—Kiara. —Marco se levantó de donde estaba para quedar agachado al frente mío—. Creo que tus hermanos ya te lo han dicho. Pero, pensaba que era mejor que fueras a un psicólogo, eso te ayudara, y no estás obligada, pero creo que lo necesitas.

—Peleaste con mamá, ¿verdad?

—No, no. —Negó con una sonrisa—. Solo tuvimos algunas diferencias, no hay de qué preocuparse. —Asentí y este beso mi cabeza al levantarse—. Bien, debo irme, tengo que comprar unas cosas con tus hermanos, nos vemos más tarde. Cualquier cosa puedes llamarnos.

Le di una sonrisa y este finalmente decidió salir de mi habitación. Decidí apagar las luces dejando solamente encendidas la de colores. Mi mente solo podía viajar a esos días que habían sido los peores para mí, y no quería, quería recordar cosas lindas, momentos con Adam y Maddi, e incluso con el mismo Lander.

No sabía nada de él desde que decidió terminar todo lo que teníamos, no sabía nada de él en meses y eso me preocupaba.

Agarré el teléfono y decidí abrir mi Instagram en él para escribirle por lo menos desde ahí al igual que a mis dos amigos.

Kiara, F

—Hola, Lander. Se que me dejaste las cosas bien en claro, pero quería saber cómo te encontrabas, no he sabido nada de ti en meses.

Lo envíe releyendo el mensaje unas dos veces verificando si lo que había dicho estaba bien después de todo. Note que había leído el mensaje, pero aun así no contestaba. Mire el teléfono resoplando un poco para luego apagarlo rápidamente y mirar otra vez el techo.

La puerta de mi habitación sonó a los minutos.

Fruncí mi ceño porque en realidad no esperaba que fuera mi madre, aun así, me levanté a abrir con cuidado y en efecto, era ella.

Me regaló una sonrisa lo que me hizo dudar mucho, pero se notaba que era sincera, y eso me preocupaba.

—¿Sucede algo?

—¿Puedes bajar? Necesitamos hablar.

¿Necesitamos?

Asentí porque en realidad no tenía de otra, caminé en el pasillo, la cual curiosamente estaba tranquila y eso me hizo sentir tranquila unos segundos.

Hasta que empecé a bajar las escaleras, me quedé en seco en un escalón al ver mi sala, mi miedo volvió nuevamente y me hizo sentir vulnerable al verlo otra vez.



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En el texto hay: amor, suspenso, dramas.

Editado: 21.02.2025

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