-45-
Te lo advirtieron desde un principio.
—Hola cocodrilo feo. —Saludo Logan al verme llegar a la caja registradora. Fruncí al escuchar ese apodo tan feo—. ¿Cómo te ha ido?
Sonríe poco convencida mientras inflaba mis mejillas y logrando pasar hacia el otro lado y seguir mi camino para empezar mi segundo turno. Logan me había cubierto el tiempo que había estado en el psicólogo y de verdad se lo agradecía.
Bote el aire de mis mejillas y me quedé viendo mi uniforme algo pensativa.
¿Quieres ser cazador o ser cazado?
¿Qué demonios significa?
Mi hermano apareció y al parecer venía entusiasmado esperando mi respuesta.
—Muy bien, ya me he sentido mejor. —Mentí mientras enrollaba mi cabello en un moño desordenado para colocarme mi gorra.
— ¿Segura? No quiero pensar que me estas mintiendo sabiendo que soy tu favorito. —Hablo mi hermano.
Le di una sonrisa tierna y besé su mejilla.
—Sí, es verdad, te lo prometo. —Coloque mi mano en el lado derecho de mi pecho.
—Más te vale. —Me señaló mientras agarraba su mochila junto a las llaves de su auto y su abrigo—. Me tengo que ir. Visitaré a Brooke, no creo que llegue hoy. —Me susurré al oído y lo vi sorprendida.
Le di un empujón mientras le reclamaba, pero este solo rio y antes que pudiera decir otro insulto despareció de mi vista. ¿En serio va a ir así? ¿Oliendo a café?
Sonreí en mis adentros y acomode un poco mi suéter, me coloque mis gafas ya que ahora más que nada las necesitaba, en la noche por más que fuera fría venía más gente, y como mi vista a veces falla las traigo por precaución.
Luego de salir de esa terapia más traumada que nunca decidí venirme por mi propia cuenta y dar una hermosa mentira para no volverme a encontrar más nunca en mi vida a Damon Thompson.
Suficiente tuve de él por un día.
—Hola Kia. —Habló una voz a mis espaldas en un tono amigable. Gire sobre mi eje para ver al chico de ojos color miel. Acaba de llegar por la poca nieve que había en el abrigo.
—Hola Lander. —Sonreí mientras volvía al mostrador de madera fina.
—¿Qué hay de nuevo? —dijo desde atrás mientras se empezaba a colocar el uniforme.
Realmente no le había escrito a Maddie, pero en fondo quería hacerlo, también quería hablarle a Adam, pero sabía que iba a maldecirme en miles de idiomas por lo sucedido esta mañana.
—No he hablado con Madison, ¿Tú que has hecho? —Sonríe un poco al verlo llegando al mostrador mientras acomodaba sus pequeños cabellos que se mantenían desordenados fuera de la gorra.
—Adam tiene el teléfono apagado. No pude hacer mucho que digamos ya que mi hermana me dijo que la llevara al centro comercial que iba a verse con unas amigas, al parecer era una situación importante.
Entonces recordé que Luke se iba a ver supuestamente con unos amigos y estaba ansioso porque mi padre lo llevara, no le diría a Lander que se iban a ver, pero en el fondo quería hacerlo.
—¿Todo bien? —Preguntó mientras chequeaba con la mirada la puerta
—Si, solo que fui al psicólogo. Y para mi sorpresa era Damon.
Me miró con mucha sorpresa para luego fruncir su ceño.
—¿Thompson? —Asentí—. ¿Conseguiste algo?
En realidad, no sabía si decirle con exactitud lo que me había dicho Damon, aun así, tenía que decirle algo.
—Creo que es el más raro de todos, lo único que sé bien es que tiene una esposa que se llama…—Intenté buscar en los archivos de nombre hasta que por fin me acordé—. Se llama Victoria y nadie la conoce, me comento que es la primera vez que conoce a Los Thompson.
Lander me vio interesado y me escuchaba con atención para luego asentir.
—¿Crees que podamos conseguir información con ella?
—Aún no lo sé. Pero, hable con mi madre y le conté todo, nos va a ayudar.
Sonrió un poco empujando mi hombro.
—Eso es un avance. Ya vas a ver que vamos a conseguir lo que nos falta esta semana y que vamos a poder hablar con los chicos.
Hice una línea en mis labios no muy animada.
—Eso espero.
La campana del local sonó y Lander señaló el almacén. Sabía que odiaba atender a los clientes y me dejaba el trabajo más tedioso.
—Voy a hacer chocolate caliente para que mejores esos ánimos.
—No me vayas a dejar sola. —Susurre mirando de reojo a las personas que se acercaban.
Lander rió abiertamente para luego empezar a alejarse.
—No me demoro.
Maldije en miles de idiomas, la verdad es que prefería hacer los cafés o servir las galletas, que atender a los clientes porque en ocasiones eran muy indecisos a la hora de pedir.
Negué repentinamente, giré al mostrador para ver quien o quienes habían llegado. Mi sonrisa se borró rápidamente al verlos entrar a ambos. Ian Thompson venía con Amber y como sea su apellido. La chica simpática y la que estaba en la fiesta con Ian está aquí. Aquella chica no la recordaba porque no la había visto más pero ahora que la veía me recordaba rápidamente a aquel día, y diría que sentí una especie de… ¿celos?
Editado: 21.02.2025