Obstaculo Rebelde

2

—¡mami mida! —escuche la voz de un niño pequeño que para su corta edad era normal que no hubiera pronunciado bien aquello, solo lo ignore mientras seguía vigilando afuera, pero el segundo grito alarmado que escuche ya no era de el niño.

     —¡Oh dios mío! —escuche a la mujer y gire rápidamente encontrándome a toda la fila de ese lado mirando por las ventanas y con las cortinas completamente abiertas que desde aquí tuve una buena visión de lo que veían; era un camión un poco lejos al que unas personas le estaban lanzando gasolina  con galones de ella para después prenderle fuego hasta explotar, aquello nos hizo gritar a todos y regrese la vista adonde se encontraban Miguel y los otros de pie en la calle hace un momento pero ya no estaban, algunos gritos de miedo se empezaron a escuchar en el primer piso del autobús junto con otros gritos de amenaza de personas que no conocia, yo solo buscaba a miguel con la mirada esperando encontrarlo en la calle, hasta que vi a otros hombres con armas en mano llevándoselos a un edificio cercano.

     —¡Para afuera, ahora! —mi mirada viajo atreves de los asientos delante de mi hasta ver a un hombre armado con una pistola y con un pañuelo rojo cubriéndole la boca y nariz, mis piernas temblaron y mis ojos se humedecieron con lagrimas pero rápidamente como todos los demás caminamos rapidamente y bajando las escaleras del autobús hasta salir de el, no había captado en qué momento otras personas vestidas y armadas de la misma forma igual al primer hombre se encontraban ya detrás de todos nosotros.

     Los niños eran cargados por sus madres que preguntaban con miedo notable en su voz que ocurría y otros lloraban mientras se abrazaban mas a ellas, la mayoría de ellas fueron empujadas levemente de un hombro por los sujetos, me estremecí con temor cuando sentí unas manos posarse sobre mis hombros y alentándome a seguir caminando, todo se veía como una medida para que ninguna de nosotras o los niños intentara escapar.

     Solté un pequeño suspiro con temor cuando nos habían llevado al mismo edificio de dos pisos al que habían llevado a mi hermano, eleve la mirada al cielo oscuro donde un poco de humo ascendía hasta perderse entre las nubes, aquella imagen desapareció de mi vista siendo remplazada por la de un techo de concreto y las bombillas encendidas haciéndome entrecerrar los ojos y mirar de nuevo al frente cuando ya nadie me sujetaba. Corrí sin pensarlo cuando vi a Miguel sentado de cuclillas en la pared junto a los demás hombres, pese a los gritos que dieron los sujetos armandose contra mi.

     —Tranquilos —me voltee cortamente para ver a el hombre que me escolto hasta aquí, tranquilizando a sus compañeros através del pañuelo cubriendo su rostro y ellos quienes me apuntaban con sus pistolas las bajaron dándome un poco de calma pero sin quitar el miedo y nervios que sentia. Miguel se levanto rápidamente y  me abrazo a él.

     Escuche como algunas mujeres llamaban a los hombres y como pocos niños lloraban queriendo ir con sus padres sin entender que estaba pasando. Miguel se sentó de vuelta en su lugar y me guio para sentarme a su lado mientras nuestros secuestradores ordenaban a el resto de las mujeres sentarse en la esquina de la pared al lado de los hombres, todos estábamos allí mientras ellos estaban de pie y frente a nosotros con unas largas armas, no sabía mucho de armas pero estaba segura de que eran rifles.

     Ellos se quedaron en silencio mientras los únicos sonidos que inundaban aquel piso eran los murmullos de hombres y mujeres entre ellos y a sus hijos preguntando por su bienestar y calmándoles con la misma palabra que ni ellos creían; “estaremos bien”. El lugar tenía un olor a gasolina y aquello aun que me causara temor por la horrible imagen de lo que nos harían, no era un olor completamente a la gasolina sino mas bien, era el mismo olor que se presenta cuando alguien está reparando un auto abriendo el capo, el aceite y lo demás era a lo que olía el lugar, a diferencia de afuera en la calle que solamente tenía un olor a azufre y pólvora.

     —de pie y mirando a la pared ¡ahora¡ —grito un hombre y sus compañeros nos apuntaron listos para disparar, inmediatamente todos nos pusimos de pie entre pequeños gritos de miedo y sollozos mirando a la pared sin voltear a verlos a ellos. El sonido de un golpe seco contra el suelo se escucho entre el sepulcral silencio que se había presentado.

     Miraba cualquier esquina a los lados pero sin voltear, buscando algún objeto que nos pudiera ayudar a escapar o distraerlos mientras huíamos pero no había nada, solamente una pequeña y larga mesa de metal a un lado de nosotros que pude captar con una mirada disimulada, pero no tarde en darme cuenta de que el resto de los pasajeros hacían lo mismo que yo, buscando como o con que escapar.

     Los golpes en seco de objetos grandes cayendo contra el suelo de concreto continuaban, ahora escuchándose claramente que eran aquellos objetos; se escuchaba el sonido de el plástico pesado y las pequeñas ruedas girando después del impacto supe de que se trataba; era el equipaje de todos que sacaban en el autobús.

     —esto es por el país, ¡y contra nuestros opresores! —los gritos de el hombre del pañuelo rojo se hacían más fuertes, por un momento temí por lo que sea que nos pasaría cuando soltó aquella oración que sentí como amenaza, temí por Miguel que también temía por mí. Podía sentirlo en su tembloroso y silencioso abrazo sobre protector que me hacia derramar lagrimas de impotencia, las mismas que sentía en mi frente que derramaba el por esperar lo peor.

     —Rojo —escuche la voz de una mujer llegando hasta nosotros con una respiración errática—, el neumático ya fue cambiado, pero azul numero tres hablo por la radio —se escuchaba como retomaba el aliento, debió haber corrido mucho para llegar hasta aquí—, el ejército fue informado y viene por tierra, debemos irnos de aquí ya.

     —Malditos —había murmurado aquel hombre que fue el único que hablo durante toda la noche, parecía ser un líder y ¿se llamaba rojo?—, bien ¡vámonos!, revisen que no haiga nada dentro por lo que nos puedan seguir.



#17254 en Otros
#1279 en Novela histórica
#4993 en Relatos cortos

En el texto hay: hermanos, rebelion, ataques

Editado: 04.10.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.