Desde pequeña toda estrella en el firmamento se escondió, y el amanecer jamás volvió a resplandecer en el horizonte. La oscuridad cubrió cada sonrisa, felicidad y momento especial que tuve al ir creciendo y, aunque me he esforzado para que la oscuridad que rodea mi existencia devoré mi endeble cuerpo, sólo heridas he conseguido. Pero, sin importar cuanto tiempo me lleve, sé que alcanzaré a quienes un día dijeron con amor: «Te amaremos por el resto de nuestros días.»