Durante sus investigaciones pudo averiguar que se trataba de una tormenta muy antigua. En realidad era un portal que conectaba dos puntos del tiempo pero que comenzó a moverse debido a sucesos incomprendidos. Es decir, el portal que alguna vez estuvo fijo uniendo esos dos tiempos, se había empezado a mover por aquel océano debido a la falta de equilibrio. Buscaba una forma de compensar lo perdido a través de esa búsqueda quedó unida a una tormenta que nunca se acababa, le seguía fijamente.
Ese nuevo fenómeno se había desarrollado hace tres años y coincidía con el cambio climático del planeta, todo estaba conectado.
A lo largo de esos años se había sabido de cinco personas que quedaron atrapadas en esa tormenta atravesando el portal y regresando momentáneamente. De ellos solo habla pudo sobrevivir una persona cuando la tormenta estaba en el norte, ahora que su camino iba en dirección al sur, había ocurrido de nuevo con Rut como testigo.
La primera persona fue entrevistada por el mismo profesor, quien usó su testimonio para sacar datos importantes, mismos que lo habían llevado a las aguas donde se manifestó nuevamente.
El fenómeno bautizado cómo “Gusano de mar” por el profesor, no se mantenía siempre visible, iba y venía en ambos mundos. Por eso nadie lo detectaba y quien lo hacía simplemente lo catalogaba como un fenómeno raro más.
El profesor logró saber sus coordenadas y llegó entonces al país. Ahí investigó un poco y escuchó de los marinos que vieron ese fenómeno. Todo eso lo llevó al bar ese día cuando conoció a Alexander.
El profesor se había preocupado por registrarlo todo. Confiaba en que si moría intento o no podía regresar, alguien encontraría sus investigaciones y seguiría su camino.
Aquel archivo lo dejó almacenado en su cuenta con acceso que solo conoció a sus compañeros. Amigos muy íntimos. Además agregó algo como una despedida agradeciendo a todos ellos.
El profesor esperaba tener éxito en su misión y está vez documentando todo con video y pruebas suficientes una vez que diera con el portal. Eso lo haría más interesante.
Pero todo eso lo hizo por precaución, no estaba de más pecar por aquello siendo que era algo muy importante para él y quizás para algunas futuras generaciones que quisieran agregar esos estudios a sus vidas.
De manera que había dejado sus escritos, los testimonios y algunas evidencias. Pero faltaba algo más y era encontrarse directamente con el fenómeno, atravesar el portal y grabar cuánto pudiera del otro lado.
A pesar de lo distraído que parecía a simple vista, Gypson era muy observador y estremadamente calculador. No iba a permitir dejar al azar una situación tan importante. Esa tormenta solo pasaría por ahí una vez antes de desvanecer y buscar otro punto. Él no planeaba ir por todo el mar buscando hasta tener suerte. Pensaba dejarlo a las matemáticas como casi todo en su vida.
El profesor era un hombre de cincuenta años de edad. Media 1.80, cabello castaño y piel blanca. Tenía muchas arrugas en el cuello y en la cara. A pesar de su edad se veía muy acabado, el tiempo en el estudio estaba cobrando factura. Pero a él, su cuerpo no le importaba tanto, lo más importante era nutrir su alma y desvelarse con esa información era un gran alimento. Usaba lentes con poco aumento, los usaba más por precaución al trabajar tanto tiempo en las máquinas que por no tener buena visión.
Su vestimenta preferida eran las bermudas de mezclilla, siempre las traía puestas. Para la parte de arriba prefería las playeras tipo polo o guayaberas, aquel clima ameritaba más una de esas.
En cuanto a sus estudios, los había realizado en una de las universidades más prestigiosas de su nación. Aunque le habían ofrecido muchas becas para otros institutos, él simplemente aceptó la más cercana por su comodidad. Pensaba que recorrer grandes distancias era pérdida de tiempo, prefería usarlo para estudiar y experimentar. Además aquel instituto tenía lo que él necesita en cuanto a ciencias se refería. La tecnología no era tan elevada como las demás pero creía fielmente que dependía de la persona y no del instituto.
Estudió ahí la preparatoria y la universidad, fue un camino muy bueno para él en el cual cumplió todos sus expectativas. Incluso conoció a compañeros de otras cuyos talentos eran igual de elevados que el de él. Pero generalmente aprendían más de él que él profesor de ellos.
Desde joven mantuvo el nivel y pudo conservar aquellas becas.
Concluyó su carrera con mención honorífica. Un gran logro en su carrera.
Cuando finalizó, de inmediato le ofrecieron un puesto en la escuela como profesor. Pero él no lo tomó, quería pasar todo un año estudiando algo que le faltaba por su cuenta. Un experimento que no tuvo gran avance para él así que regresó a la escuela un año después para tomar el puesto como maestro.
Ejerciendo también tuvo un gran desempeño. Debido a su carisma se ganó el corazón de los alumnos, además tenía una gran facilidad para enseñar y contagiar esa pasión a todos ellos. Estuvo trabajando ahí por varios años, después fue trasladado a otra universidad para continuar dando clases pero ahora a los profesores. Oficialmente se había convertido en un capacitador. Eso nuevamente lo llenó de honra, además le daba tiempo suficiente para seguir estudiando los fenómenos que tanto le apasionaban.
Con el tiempo se convirtió en un ícono de las ciencias para todo el grupo docente, incluso ganó un premio por su desempeño, pero nada de eso lo hizo más feliz que en el momento que supo que podía estar de frente con alguno de esos fenómenos. Eso lo llenó aún más que cualquier cosa.
El profesor tenía un instinto de compromiso muy elevado. Creció como hijo único, con unos padres amorosos que lo apoyaron en todo… hasta el día de la desgracia.