Océano de amor

Capitulo 27

El día era muy hermoso mirado con los ojos adecuados. Rut generalmente tenía esos ojos para cualquier día, pero para ese en específico algo había cambiado.

La nostalgia se había apoderado de ella. El encuentro con su antiguo amor le había sumergido en ese estado.

Para ella era algo que había conseguido superar años atrás, cuando lo hizo, nunca se imaginó que ese pasado la alcanzaría en algún momento.

En sus noches más tristes se preguntaba si Alexander pensaba en ella o que había sido de él. Pensaba si haría algo para ir por ella y ayudarla, pero conforme fue pasando el tiempo desistió de esos pensamientos resignándose a estar ahí sin él. Esa decisión le había costado mucho pero pudo vivir con ella el resto de años.

Pero ahora parecía que todas esas preguntas habían sido resueltas pero de la peor manera posible. Quizás si ella hubiera sabido que en unos años él iría, probablemente habría seguido luchando y resistiendo. Era un gran dilema que no podía soportar.

Ahora tenía una vida hecha, era feliz, no se arrepentía de nada y no cuestionaba nada de lo que la vida le había dado en ese lugar. De hecho se sintió agradecida por lo que pudo vivir ahí.

La noche había sido larga, no pudo dormir pensando en todo eso, sintió remordimiento por haber dejado a Alexander ahí en la calle pero se sintió con miedo de perder lo que había ganado hasta ahí.

Durante el día sus pensamientos la seguían atormentando pero no pudo concentrarse en ellos pues sus actividades y obligaciones le hicieron estar activadas.

Tenía que atender a sus pequeños, ellos eran su motor y lo más hermoso que pudo recibir en aquella vida.

Cuando el día llegó al inicio del atardecer, tuvo un ligero tiempo para sentarse. Sus pequeños habían ido a jugar con otros a una granja. Era habitual dejarlos ir ahí.

Ella se sentó fuera en una silla de madera recibiendo los cálidos rayos del sol. Ahí miró la granja y todo a su alrededor. Por primera vez pudo sentir alivio al pensar la propuesta de Alexander. Si él regresaba ¿Se iría con él? Esa pregunta sonó mucho en su cabeza. Era una decisión importante. Regresar y olvidar toda su vida ahí o quedarse y cerrar el ciclo de su relación y su vida pasada.

Con eso en mente dispersó su mirada en la granja. Aquello que le hizo sentir más ánimos en los momentos difíciles cuando recién llegó ahí.

Cuando ella era niña siempre soñó con tener un terreno para sembrar y ahora podía tenerlo. Ese espacio verde que contemplaba era producto de su esfuerzo.

Tras mirar las hermosas plantas comenzó a recordar cuando llegó ahí. Algo que no había olvidado pero que dejó sellado en su mente para no seguir con ese sufrimiento y avanzar en su vida actual.

Comenzó por recordar aquel día en el barco, justo después de pasar el día anterior con Alexander.

Justo cuando se estaban reportado para el pase de lista, apareció una anomalía en el cielo. En plena luz de día las nubes comenzaron a juntarse para impedir el paso de la luz. Eso llamó la atención de todos los que ahí estaban. Después si vieron varias luces de color violeta.

Los marinos ahí reunidos dejaron de poner atención al teniente para mirar entretenidos aquel fenómeno. Nadie se explicaba lo que sucedía.

El capitán se acercó para ver por el mismo lo que le habían ido a reportar y así decidir qué hacer.

Por más que trató de descifrar no pudo hacerlo, solo indicó que ni en todos los años de marino había visto algo así.

Sin más tiempo que perder organizó un grupo de expedición compuesto por cuatro marinos, la mayoría expertos en alguna rama.

En ese grupo debía ir Alexander pero por algún motivo desconocido para los ahí presentes, él no se había presentado.

Rut lamentó no poder verlo ahí, su amado era una persona muy responsable, pensó que debía estar muy mal para no levantarse. Le hubiera gustado irlo a ver.

Sin nada más que hacer, se incorporó al equipo deseando que su amado estuviera bien.

El primer contacto con la tormenta ocurrió rápidamente. El equipo fue en un bote y permaneció cerca para estudiar aquella tormenta que lanzaba luces violetas y que se había quedado quieta como si tuviera vida propia.

Los estudios comenzaron, notaron que el agua era más espesa dentro de esa tormenta pero desafortunadamente no pudieron saber nada más, sin previo aviso la tormenta avanzó hacia ellos con gran brusquedad.

El susto y nerviosismo de hizo presente en todos los tripulantes. Habían decidido salir de ahí pero no pudieron controlar el bote, quedaron sumergidos en ella.

Para sopresa de todos vieron como un enorme portal se abrió justo en el centro y comenzó a absorberlos como una gran succión.

Los marineros intentaron resistirse pero la fuerza de aquel fenómeno fue superior, en un abrir y cerrar de ojos ya estaban del otro lado.

El impulso del mar los hizo llegar hasta una isla.

Al llegar y en medio del desconcierto intentaron regresar pero la tormenta ya se había ido dejándolos ahí.

Al inicio no sabían que habían sido transportados a otra época y lugar. Pero el escenario era muy diferente, por más que buscaron el barco insignia no lo encontraron, en cambio pudieron ver a lo lejos un galeón antiguo.

Rut trató de dirigir a sus compañeras para que no cayeran en el caos pues uno de los suyos había sido arrastrado lejos de ellos.

Ellas los agrupó siguiendo el protocolo tal como debería ser. Almacenaron recursos, checaron municiones y exploraron el terreno.

Con el tiempo ella terminó siendo la líder al ser la más respetuosa y quién mejor controló todo, pero varios sucesos hicieron que sus compañeras se dispersaran e incluso terminaron muertos.

El último de ellos fue con quién había logrado cruzar de nuevo pero se sacrificó para salvarlo debido a sus heridas.

Con esto último ella fue condenada a regresar a ese tiempo.

Náufrago hasta llegar a una isla que se convirtió en su refugio en los días sucesivos.



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Editado: 24.03.2025

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