Oco, Além

Belle. Usted debe bajarse del ómnibus. -

Belle…..

Al llegar aquí lo primero que me recibió era una puerta que se abría y cerraba de una casa. Una posible casa abandonada. Me prometí cuando nos comprometimos que no nos separaríamos. Y si uno se perdía, el otro lo buscaría, así tuviese que surcar el propio fin del mundo. Y aquí estoy en un lugar diferente. Un universo paralelo al que llaman el vacío. O mejor dicho: Oco, Além

No me preguntes. Vine por tí Lucius.

Mi esposo desapareció una mañana del 27 de junio. Como en su profesión lo demanda fue a trabajar como todos los días. Me había dicho que debería ver a un viejo amigo. Luego no hubo rastro alguno de él, ni su existencia. Como si la tierra se lo hubiera tragado.

Y es así que comencé mi búsqueda….

Belle. Usted debe bajarse del ómnibus. -

La sensación más extraña fue aquella que sentí en el interior de mi corazón. Al confrontar aquellas personas, era como si les faltase algo importante. Algo vital para vivir; subsistir. Debes bajarte. Estas yendo por el camino errado. No te llevará a donde necesitas. ¡¡Bajese ya!!Y esas fueron las palabras de todos esas almas.

27 de Junio de ….

  • Querida, hoy llegaré tarde.
  • ¿Otro cliente molesto?
  • Aparentemente – Expresa Lucius. Había preparado el desayuno para los dos. Debía luego concluir unas tareas de trabajo pendientes. Él, conoce bien mi trabajo en el laboratorio. La última vez no dieron los resultados esperados, para una cura sobre una enfermedad que captura los órganos como rehenes y de los cuales baja mis defensas.

Nos habíamos mudado tiempo atrás a un nuevo vecindario, luego de pasar por el pueblo, y otros sitios. Le debía a Lucius la paciencia de estar vendiendo, y comprando, hasta que nos propusimos por emigrar de tal manera, rentando.

  • ¿Tú estarás trabajando?
  • Si.
  • Sabes que no quiero nada extraño
  • No voy a volver a discutir contigo sobre el asunto.
  • De todas maneras, también cuida tu salud. Nada de esfuerzos y de mascotas foráneas
  • ¿Mira quién lo dice?Señor de enfermedad mental, y que aparte puede ver espectros
  • ¿Y tú?
  • No me hagas tener escalofríos – Dije con la piel congelada por el solo hecho de que me los nombrase. Poseo un problema grave de escalofríos hacia ellos, como Lucius a mis mascotas. Es cuestión de acostumbrarse, solamente. -
  • Afortunadamente para ti no puedes sentirlos. – Tomó otro sorbo de café, en cuanto recogía su móvil para abrir una pantalla y leer algunas noticias.
  • Eso es lo que tú piensas – Expresé tecleando la notebook
  • Deja de estar tan compenetrada con ese aparato
  • ¡Es trabajo querido!
  • Son fastidiosos en la empresa, para pedirte que les envíes informes. ¿Qué ocurrió? ¿Se les escapó una mosca gigante y esta posada en el obelisco?
  • Para nada, solo es un contingente de hormigas que se salió de control en un campo del interior de la provincia de la pampa.
  • Es desierto, el gobernador de esa zona se hará cargo
  • Si, y sumado los destrozos del ganado, la empresa tendrá que hacerse cargo. ¿te gustaría tomar el caso?
  • Si hay buena paga, podemos llegar a un acuerdo. Más un extra de cariño de tu parte
  • Eso no es necesario. Es gratis – Dije. Lucius se acerca y me da un beso
  • Bien. Tomaré la palabra. Ya debó irme – él, recogió su sacó color ocre y se ajustó su corbata para disponerse a salir. – Me llevaré el auto
  • ¡Perfecto! - Expresé mientras continuaba tecleando rápidamente, en cuanto el aroma de mi taza de café humeaba hasta dar formas anómalas de figuras desconocidas.

Lucius, había salido por la entrada principal. Cosmos, nuestro gato color blanco, fue a saludarlo

  • ¡¿Ey, amigo?! Cuida el fuerte y a mi esposa mientras no estoy. Aquel felino seguía ronroneando y de inmediato se escapó con cierto agrado de querer jugar con un caracol que lentamente pasaba por una piedra – ¡Bueno!, no es de Belle, sino de la naturaleza. – Sacó sus llaves y fue directo a su Renault – Regatas. Encendió el motor y punto en punto con la palanca para salir movilizarlo hasta la salida del jardín en el cual estaba estacionado. Desde un árbol, algunos pájaros escapaban volando en parvadas. Eran cuervos que se había introducido en la ciudad, y terminaron formando una plaga, molesta.

Vivimos en un barrio de casas bajas, y pequeñas con bifurcaciones que se conectan en diagonal con los parques. Cada casa, tiene su jardín. Es un lugar relativamente nuevo, por lo que existen casas que no estaban habitadas, y fue que decidimos por mi trabajo instalarnos aquí, muchas de esas construcciones se encuentran abandonadas. Algunas en estado deplorable, otras que podría decirse se mantienen, aunque todas guardan similitudes extravagantes que solo Lucius puede manejar.

Mi esposo debía encontrarse con su cliente en la cafetería de Ernest ubicada en un barrio a las afueras de Versalles. Era alguien del cual le solicitó una cita. ¿Tal vez una cuestión sucesoria, o quien sabe qué? Esa zona por cuestiones de seguridad, estaba deshabitada con un camino que salía. Era el último punto de la ciudad que trasladaba a la ruta. La cuestión es que pasó de ser un barrio tranquilo a un sitio devastado por un terremoto que se gestó años atrás.

  • Me olvide decirle a Lucius, que cuidara del carro. Las calles estaban fuera de condición, debido a la actividad sísmica. De todas maneras aún quedaban personas, y entre ellas el cliente consultante.

En cuanto escribo, recibo en el chat privado un mensaje de Rebi. Una amiga que estaba con su pareja. Habían viajado al interior de la provincia de Rio Negro para unas averiguaciones. Ella, y el anticuario, William Parker, su actual pareja. Seguro pasarás sus aventuras.

  • Diviertete – Le dije
  • Deberían venir con nosotros
  • Tengo demasiado trabajo, y no crea que sea muy atractivo
  • Es el trabajo perfecto. – Expresa Rebi




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