Octógora: La Legión de los Caídos.

Prólogo

Pasados olvidados hace tiempo en un mundo distante del nuestro, están los nueve reinos, los nueve señores, los nueve dioses.

En el principio de la creación cuando el gran Teotl creó una raza distinta a los humanos para protegerlos, creo a los guardianes, estos regían nueve elementos cada uno, creando así los nueve reinos en honor al elemento sobre el cual poseían poder.

El agua, el fuego, el aire y la tierra eran los más poderosos de entre los nueve, pero detrás de ellos estaban la luz, el metal, la oscuridad, el rayo o energía y el ultimo, el noveno de este no se sabe cómo se llamaba o que era lo que regía. 

 Algunos dicen que podían controlar la mente, otros dicen que el tiempo y el destino, estos fueron creados después de que fuesen hechos la primera pareja de hombres del maíz. 

La leyenda dice  de que los dioses intentaron crear a los hombres con el barro y vieron que estos no servían, no les reconocían,  intentaron con la madera pero estos hombres no tenían alma por último intentaron con el maíz, pero estos necesitaban ser protegidos y de las cenizas de su misma sangre, de los dioses, crearon a estos seres con poderes especiales pero no siendo más poderosos que sus creadores. 

Pero no todo era paz entre los guardianes, se dejaron consumir por la avaricia, el egoísmo y el engaño para obtener el poder y sentirse como los mismos dioses. 

 Los ocho primero estaban muy celosos del noveno,el último que fue creado, el menos deseado y el más poderoso, los hombres le alababan y se olvidaban de los otros, estos al darse cuenta de que los hombres del maíz les habían olvidado y dejado de sacrificar ofrendas en su honor fueron a quejarse ante sus dioses,  clamando justicia en la que fuera destruido todo el linaje del noveno elemento excusándose que este podría revelarse ante sus dioses y poner en peligro el origen cósmico y al propio hombre. 

 Al oír esto el gran Téotl se enojo mucho ya que ese era su favorito, al que mas cuidaba, su creación mas amada luego de los hombres de maíz.

Pasados los años en las cuales los humanos se habían dispersado y creado sus reinos y linajes hubo guerra entre los elementos por la codicia de la atención ante los dioses y los hombres.

 Los ocho elementos olvidaron su finalidad para la cual habían sido creados y descuidaron a los hombres y le dejaron perecer ante peleas y enfermedades peleándose ante el noveno, el favorito. 

El dios Teotl al ver esto se enojo mucho y los desterró de la tierra a los rebeldes que perturbaban la paz y los mando al mundo llamado Octógora. 

El punto intermedio entre todo  lo visible y lo invisible, entre lo terrenal y lo mágico, un lugar dónde la vida y la muerta convivían en "La legión de los caídos". 

Mientras que el noveno pudo quedarse en la tierra, siendo más aclamado que nunca por los hombres. 

 Lo que acrecentó el resentimiento entre los ocho elementos restantes, haciendo que estos idearon un plan, una venganza, destruir al heredero del gran señor que reinaba el último elemento en el mundo de los hombres. 

Bien se sabía que tenía 2 hijos varones pero solo uno seria el heredero, los ocho restantes mandaron a sus mejores guerreros para secuestrar y sacrificar a los dos descendientes y así se hizo.

Con la ayuda de la oscuridad lograron infiltrarse y llevarse a los niños al Octógora, eran parte del linaje de los grandes dioses de la creación, sagrados e intocables.

En el reino de la oscuridad reunieron se todos los grandes señores y señoras para estar presente en el sacrificio de ambos niños.

Al llegar hubo fiesta y comida para los dos pequeños engañados, pues les dijeron que adorarlos era lo único que querían, el hijo del fuego, del aire, la hija de la tierra y del agua se postraron ante ellos y ofrecieron bailes y comida a ellos en los templos del dios Tezcatlipoca que regia la oscuridad y el destino y del dios Mictlantecuhtli y su esposa la diosa Mictecacíhuatl que regían el mundo de los muertos. 

 En lo más alto se hallaban los ocho tronos y las imágenes de los dioses, enfrente la piedra de sacrificios donde un alma era ofrendada cada fin de una era para mantener el mundo de los humanos estables, pues cuidarlos pues era su misión.

Mientras en el templo de Tláloc en Tenochtitlán encontrabanse el señor y la señora del noveno elemento, junto a toda su gente buscando desesperadamente a los gemelos.

 Cuando una rayo cayó en un templo cercano, el sacerdote del dios de la lluvia tuvo una visión de a dónde se encontraban los pequeños.

En el templo, en la cúspide, en los tronos fueron llevados ambos y sacrificados sus corazones, fueron dados en honor a los dioses sin que estos tuvieran tiempo de reaccionar fueron asesinados brutalmente, sin compasión, al saber esto el gran señor del noveno elemento, su furia fue grande pues su legado había desaparecido.

Habían logrado extinguir al elemento más poderoso dándole fin a una era, hubo guerra en la tierra, Teotihuacan fue devastada por la furia del noveno elemento donde hallábase los cuatro elementos, esperándolo para exterminar al gran señor y así fue en la gran pirámide del sol junto a su señora en la pirámide de la luna




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