Octógora: La Legión de los Caídos.

20. El libro prohibido.

 ÚLTIMO CAPÍTULO PARTE 1 

"Los dioses habrán de elegir vuestro destino, pero no por eso los hermanos habrán de rendirse luego que parezca que todo ha terminado, el mayor Lonan Atzin y el menor Nashua Atzin cuyos nombres reverenciales serán Huitzilíhuitl Atzin y Axayacatl Atzin deberán encontrar las respuestas para acabar con el dios que nos odia" 

Oliver se encontraba sentado frente a la mesa, tenían que planear algo para detener la guerra que se avecinaba, Holden opinó que lo mejor sería entrar al palacio antiguo del noveno elemento, ahí se encontraba el libro original que escribieron los últimos sacerdotes de nuestra raza, en este libro se encontraban las visiones del futuro que tenían estos, los consejos, la historia del nacimiento de la vida, la verdadera historia de la muerte de este elemento y demás cosas, este libro nunca fue encontrado por completo, solo se sabía que las primeras personas que lo tuvieron pudieron transcribir un par de páginas antes de caer en la locura y morir. 

Los dioses no querían que ese libro y su contenido fuesen conocidos en su totalidad. 

El plan era demasiado arriesgado si se deseaba ejecutar, pues ese lugar se creía que estaba maldito y nadie podía entrar a excepción de los dos hermanos en su gloriosa venida y ese era el problema; ni Dallas ni Oliver lo podían controlar, el menor había podido controlar la electricidad, el agua y el aire pero ninguna señal del elemento perdido y el mayor solo podía controlar el aire hasta dónde se tenía conocido, el noveno elemento aún se encontraba muerto. 

Nadie sabía si Oliver sobreviviría o si los demás lograrían entrar, el antiguo edificio se encontraba al fondo en lo más recóndito, a los pies de un antiguo e imponente cerro conocido como Lamatepec,  en el cuál se creía que si se llegaba hasta la punta se podía ver de cerca los trece cielos y la copa del Árbol de la vida del Tlalocán, decían los ancestros que era mucho más alto que el monte en dónde se erigía el palacio de los Tlaloques y el Sisimitepet, (Cerro de los Espectros) 

Algunas personas que se habían aventurado a subir a la gran montaña decían que cerca de la cima habían ruinas de lo que fue según ellos la primera población de guardianes de este mundo, dónde aún se encontraba en perfecto estado el templo a los dioses y un santuario dónde se representaban a los nueve elementos y cada solsticio justo en ese lugar bajaban los dioses y diosas a ver sus creaciones desde cerca. 

Pero esto pasaba muy poco, debido a que el camino hasta la punta del cerro era demasiado complicada, pues el clima y la intemperie eran el principal enemigo sin contar los espíritus que protegían aunque debido a la sequía que había la nieve que antes se podía ver desde la altura de las nubes se había descongelado, lo cuál respondería la razón del porqué aún había ríos alrededor de la zona y vegetación. 

  — No nos podemos arriesgar Oliver, podemos perder la vida todos antes de siquiera poder detener la venida del maligno dios— Interpuso Holden.  

Este estaba demasiado inquieto desde que Farrell dio la idea de ir al templo abandonado en busca de respuestas, puesto que ir a preguntar a los sacerdotes sería imposible en una fecha como estás, aunque faltaba mucho para la media noche, hora pico en la que la ciudad se llenaba de alegría por la venida de los ancestros. 

  — Tenemos que intentarlo Austin, no nos queda otra opción, tenemos que ir de inmediato a ese lugar o sino moriremos— Afirmó Oliver, quién se encontraba cansado al igual que Ixtlilxóchitl y Aruma—  ¿Te nos unes o esperarás acá escondido?— Inquirió con cierto tono de burla a su amigo. 

Este le fulminó con los ojos y aceptó de mala gana. 

Todos se levantaron y se pusieron las mochilas al hombro con nuevas  provisiones para poder entrar al edificio abandonado desde hacia ya varios siglos e inclusive se pensaba que milenios, salieron de la casa en silencio rumbo a la edificación. 

No tardaron más de quince minutos caminando hasta llegar a una calle empinada solitaria, dónde no habían casas ni negocios, solo unos cuántos árboles que se comenzaban a secar y maleza que crecía por doquier. 

Al final de esa calle se encontraba un imponente edificio de cerca de cuatro pisos con varias terrazas que daban vista a la ciudad, la fachada se encontraba bella y delicadamente adornada a pesar de los años de abandono. 

Frente a la entrada se hallaban fuentes de piedras en las que se representaban no solo a las deidades sino que partes de la historia de la creación, la oscuridad reinante hacia mucho más difícil el trabajo de subir debido a la poca visibilidad del lugar en dónde se podían escuchar algunas cascabeles. 

Aruma iba a la delantera junto a su amante Ixtlilxóchitl quiénes no paraban de hablarse de forma melosa por temor a no poder volver a decirse lo que por tanto tiempo retuvieron, Citlally se encontraba peleando por lo escabroso del camino cada vez que se tropezaba o caía y Surem iba de último, callado sin hablar con nadie. 

Oliver iba concentrado pensando en un plan para encontrar ese libro y no morir en el intento, pronto podría acabar todo lo que él conocía, la magia de este lugar se encontraba en peligro; el Tlalocán podría desaparecer, sus amigos podrían morir y todo lo que él amaba. 




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