ENFRENTANDO UN ANTIGUO MIEDO

ENFRENTANDO UN ANTIGUO MIEDO 

- ¡Lucí!, ¡Lucí! – escuché entre mis sueños a mi pequeño hermano que se inclinaba frente a mi cara y me daba un beso en la mejilla – mamá se está quejando  

- ¡Rayos! – mi voz trémula, poniéndome torpemente sobre mis pies por unos segundos la cabeza me daba vueltas, mi visón  no hará muy buena, metiéndolos en los zapatos que hace unos momentos deje para meterme en las cobijas, camine a paso lago a su cuarto y la vi en la cama retorciéndose de dolor, hace unos días había recibido su quimioterapia esa escena la había visto muchas veces, aun viéndola una y otra vez me dolía ver como sufría – mamá – me puse cerca de su cama y me senté a su lado buscando en los cajones de la mesa de noche sus pastillas, ya son las cinco de la mañana, es momento de su medicamento 

- Lucí – musito conteniendo el dolor - ¡solo se me olvido tomar el medicamento! – la vi, estaba enojada con ella, no es cierto, me lo había hecho las últimas dos semanas, su argumento era que no tenía control de su cuerpo y que se la pasaba mucho tiempo dormida, para que deje de sufrir era necesario que la tomara, después de eso podía estar despierta por lo menos unos momentos con nosotros, lo cual se lo agradecía.  

- Bien – suspire y le extendí la pastilla – ¡tómala! – serví un vaso de agua y se lo extendí – esperé a que se tomara la píldora con el agua – el medicamento tardaba en hacer efecto, por lo que tuvo que soportar un poco de tiempo el dolor  

- ¿Cómo te va en la Escuela?  

- Bien, – vi en sus ojos una gran alegría, no lo veía tan seguido desde que enfermo - ¿te sientes mejor? – ya habían pasado unos quince minutos como mínimo y se miraba mejor, tranquila  

- ¡Si! – dijo en un susurro casi audible, la vi cerrar sus ojos y su respiración se normalizo, se despertaría en unas pocas horas. 

Salí corriendo escaleras abajo, cuando llegue al descansillo escuche el televisor encendido, y ruidos en la cocina, mis hermanos ya estaban despiertos y haciendo alborotos por toda la casa, las pocas horas que descanse habían cumplido su función había restaurado mis fuerzas, seguí bajando hacia la cocina, cuando estaba a unos pasos escuche. 

- ¡Lucí! – escuché el grito de Loly en la cocina, di los últimos dos pasos y entre, vi a José picándola con un tenedor en los brazos y a Lili mojándola con gotas de agua en los dedos, me reí y todos dirigieron sus ojos sobre mí. 

- Vamos niños dejen a Loly, - se detuvieron unos momentos y después continuaron – A ponerse el uniforme – esta vez mi tono de voz fue fuerte y se detuvieron definitivamente, salieron de la cocina corriendo dejándonos a las dos en la cocina  

- ¡Gracias! – se acercó y me dio un abrazo, se dirigió a la estufa, para iniciar el desayuno – hoy regresaste a casa más temprano  

- Si, - era más grande de los cinco enanos que tenía por hermanos, ella era mi apoyo cuando no me encuentro en casa, ve a los cuatro demonitos y a mamá – me dejaron salir una hora más temprano 

- Escuche la puerta al momento que entraste a tu cuarto, me tarde unos minutos, pero ya estabas dormida sobre tu cama, intente levantarte, pero fue imposible  

- Lo lamento tanto – dije acechándome a ella y dándole un beso en la cabeza – ¿necesitas algo?  

- Hoy por la tarde mis amigos quieren ir al cine y … - me giro para vela tiene tan solo doce años y tiene la responsabilidad de una persona de 25 años o una mujer casada con hijos y realmente me duele no poder evitar toda esta situación – yo… – se interrumpe y se queda callada unos momentos  

- ¿Tú quieres ir? – examine su rosto y se ilumino con mi pregunta, pero aun con esa mirada no guardaba nada de esperanza – bien puedes ir – mantuve mi vista en ella y su sonrisa se hizo grande, sus ojos se iluminaron  

-¿enserio?  

-Enserio Loly, puedes ir hoy tengo clase hasta las 8 y después tengo que ir al trabajo y regresare a la hora de siempre, solo te quiero a las 7:30 en casa ¿de acuerdo? 

-Desacuerdo – movió su cabeza en asentimiento muy feliz, termino el desayuno y subió a cambiarse, los dos gemelos Daniel y Daniela estaban bajando con las mochilas y se sentaron en la mesa, José y Lili detrás de ellos empujándose uno al otro, se sentaron a comer y me contaban todo lo que hicieron en la tarde de ayer. 

Después del almuerzo los gemelos hicieron la tarea y después ordenaron el cuarto de juegos, Lili ayudo a Loly a preparar la cena y José limpio un poco el jardín después de jugar con Josep he hicieron la tarea juntos, me había perdido su tarde por estar haciendo mis tareas en la universidad, me gustaba que ellos pusieran tanto interés en lo que estaban haciendo después de todo era la única razón por la que seguía en ese estúpido, estúpido y maldito trabajo. 

Vi el reloj solo quedaban diez minutos para que llegara el bus a recogerlos  

- Bien niños deben irse – les hice una señal al reloj y todos se pusieron de pie – las loncheras están listas  

- ¡sí Lucí! – respondieron todos en completa coordinación 

-Loly, el bus está por llegar – escuche los pasos en las escaleras y bajo muy feliz – bien niños es momento de salir o caminaran al colegio – los en camine hacia la puerta 

-¿Lucí? 

-Si, Dani 

-Mamá, alguna vez nos despedirá otra vez para ir a la escuela –  me tomo por sorpresa, no era algo que esperara trague en seco y di un vistazo para la calle para que no se escapara ninguna lagrima de mis ojos, tome todo mi valor y me puse sobre mis rodillas y lo abrace  

-Mamá está muy débil y no pude bajar a darte un beso Dani, pero en unos días talvez ya pueda – vi sus ojos, era pequeño, pero no era estúpido y sabía que no iba a pasar nunca – pero por el momento el único beso de despedida que tendrás es el mío, ¿bien? 

-Bien – me dio un beso en la mejilla y salió corriendo al bus que se estacionaba frente a casa, por la ventanilla pude ver a Saúl, era un joven de mi edad que conducía el bus de sus padres, mis demás hermanos siguieron a Dani, despidiéndose con pequeños gritos, Saúl toco la bocina del auto, yo moví mi brazo para despedirlos y los vi irse.