Oculta

UN BAILE 

CAPITULO VEITE Y UNO  

 

Vestida para mi primera presentación después de unos días de ausencia, los nervios que sentía no se comparaban con los de la primera vez que pise ese escenario, habían mencionado mis compañeras de baile que Sara el día de ayer estaba insoportable, su hermana Saray no se quedaba atrás con  la seguridad había incrementado un poco en la puerta de la oficina del club estaba de pie un matón con las manos entrelazados a la altura del pecho que infundía terror con solo ver lo, tuve que ocultar mi enojo al ver que las cosas no se me harian fácil con todos esos rondando por los vestidores. 

Olivia menciono que uno de sus clientes fuertes de Sara llegaría hoy por la noche con la condición de tener preparada a su mejor bailarina por lo que Andrea estaba muy emocionada, dado que eso implicaba mucho dinero para ella.  

Olivia por otro lado tenia mala cara no entendía el motivo, yo solo simule que no me importaba nada de eso que solo quería hacer mis dos presentaciones. 

-Lucía – me llamaron desde la puerta de las oficinas, era Saray la que me veía con mucha atención, los nervios se me dispararon y el  miedo me inundo, si por alguna razón fui descubierta estoy en problemas no tengo teléfono y mucho menos tengo mi arma ahora si que estoy sola. 

A paso rápido me dirigí al lugar donde me esperaban con impaciencia pues podía ver a Saray agitar su pie en modo de presión, me tomo del brazo empujándome hacia adentro en mi mente estaba dando vueltas para saber cual había sido mi error por el cual me habían descubierto o simplemente dado un indicio que lo que ellas sabían no era del todo cierto. 

-¿Por qué estas aquí? – vocifero, yo negué con la cabeza para salir de mi estupefacción  

- Creo que no comprendo – fue lo que pronuncie a medio tono para no dar a notar que estaba llegando al estado de enojo  

-La pregunta es sencilla Lucía – grito - ¿Por qué demonios estas aquí hoy? – bien eso fue un enorme alivio  

-Retome mi horario de trabajo – hable realmente tranquila de pie lejos de la puerta  

-Deberías de estar en tu casa  

-pues lo lamento pero debo de trabajar – trague en seco para que mi cerebro coordinara lo que debo hacer ahora – Las cuentas del medico han incrementado, necesito que me metas con uno de los clientes de Sara – el repudio que sentía por lo que me enviaron hacer atravesó mis ojos haciéndolos humedecer  

-¿Qué me estas pidiendo?  

-Saray se que te estoy pidiendo un baile con el Diablo – traque por esas palabras, porque hacer mucho que baile con el y salí perdiendo – pero no puedo pagar las cuentas del hospital, mi escuela, el alquiler del cuarto, los medicamentos que cada día son en mayor dosis  

-¿Qué pasa con las practicas? – dijo dando un paso al frente – eso debería de ayudar con los gastos, sumado lo que ganas por las noches aquí con las tres presentaciones  

-No me las han confirmado – siento que me resbala una lagrima por la mejilla – lo queme pagaran en ese lugar ayudara para algo, pero no todo, no tengo a quien más acudir  

-No, los clientes de Sara no se andan con juegos niña – dijo caminando de un lado a otro, con las manos en su cintura – debe haber otro remedio para esa enfermedad 

-No tengo a nadie, sabes que mis abuelos repudiaron a mi madre por casarse con mi papá – verdades manipuladas que me ayudaran a que me integre al grupo de las chichas que le bailan a los capos, solo tengo veinticuatro horas para ingresar, hace dos días secuestraron a cuatro niñas ya no están siendo sutiles al hacer sus movimientos, eso solo quiere decir que están confiados o han comprado a alguien muy poderos para no ser perseguidos  

- Te quedaras toda la noche bailando en las barras y las propinas que recibas serán integras para ti 

- eso no es suficiente y lo sabes – le digo casi gritando – por favor, usare mi nombre del escenario y los lentes de contacto que me diste el primer di a 

- Lucía, lo que me pides en esta ocasión no podrá ser, te di el trabajo por el aprecio que siento por tu madre cuando me atendió en el hospital hace años salvando a mi hijo, cuando todos lo dieron por muerto – camino por lo que para mí era una eternidad – no te pondré en peligro  

-Las muchachas bailan para ellos y no le pasa nada, por favor te lo ruego  

- Mi única propuesta es que te quedes en las barras – hablo firme – tómalo o déjalo 

- Lo tomo – el enojo bullía dentro de mi, esto no es lo que necesito – eso quiere decir que tengo derecho a que pidan que  les baile en un privado  

- demonios niña, no entiendes que es peligroso – eso lo tengo claro desde que acepte la misión, no tienes por qué decirlo, tenía ganas de gritar por no conseguir lo que realmente quiero. 

-Tu los controlas, no solo los clientes de Sara los pagan  

-Bien, pero te pondrás los lentes el antifaz – era un logro grande el que obtuve, debía de hacer lo posible para entrar en el grupo de Olivia  

*** 

Los ojos de todos los hombres estaban sobre todas las chichas de las barras, la música ayudaba a que tus movimientos fueran sencillos y te invitaba a moverlos, desde donde me encontraba no lograba ver mucho por las luces que por ocasiones me desubicaban no tenía noción de cuánto tiempo había transcurrido desde que me trepe a la mesa, donde intentaba sobre manera ubicar a uno de los clientes de Sara. 

El informe que había leído desde que entre a mi pieza en la casa lo poseía de memoria, debía de sostener mi cuartada en este lugar, presentarme en cuatro días a la constructora en la cual me habían integrado por ayuda del Arquitecto que acaba de llegar a la facultad después de que su jefe tuviera una baja medica por su salud que resulto ser mi ex novio y es ahí donde caía mi error, porque había tirado esa parte por la borda.  

Uno de los tantos hombres bebidos que se encontraban en las mesas se acerco a mi barra haciendo señas para que me acercara, había visto ya muchas veces a las demás hacer eso por lo que con todo el repudio que puedo guardar en el pecho, muevo mis caderas hasta el borde de la tarima el hombre mete en el hilo de lo que se supone es ropa interior un billete, su tacto me causa arcadas sus manos son raposas, tengo la intención de alejarme, una voz en mi cabeza hace que recuerde porque hago esto, las niñas solo hace tres días que han sido secuestradas, las debo de encontrar el patrón de encontrarlas heridas o extraviadas en tres oportunidades es de casi diez días lo que me dan siete para evitar que suceda algo irreversible. 




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