MEJORATE 

CAPITULO VEINTE Y SEIS 

La cabeza me da vueltas, había escuchado decir muchas veces a mi abuela esas palabras ahora yo las corroboro, es una sensación de ver todo y nada a la vez de estar en movimiento y sin hacerlo como si todo se alejase de ti cuando intentas llegar a ello, es lo que llevo sintiendo por más de cuarenta minutos con todos mis hermanos en la habitación, gritando y llorando sin parar uno a otro, los susurros entre ellos y el sonido de mi madre expulsando sus jugos gástricos por la boca, mis hermanos están de pie en una esquina observando todo con atención. 

Necesito mucha ayuda para calmarlos coso que no puedo hacer porque me debo de concentrar en mi madre, Vicky que me ayuda a sostener a mi madre para que no se caiga al suelo, es todo lo que tengo y en estos momentos deseo contar con mis abuelos físicamente en este lugar para poder apaciguar las aguas. 

Es la tercera vez en menos de tres oras que hemos cambiado la ropa de cama sin contar la que lleva ella puesta para dormir, estoy más que agotada y rendida, suspiro por todo esto, tengo que llamar a una ambulancia es importante que la revisen o hagan algo para que pare con eso.  

-Loli – la llamo para que lo haga ella yo no puedo, ahora debo de cambiar su ropa para poder llevarla – llama al hospital de oncología para avisar que es necesario que nos envíen una ambulancia – no logro visualizar si se ha movido o no, aparto las prendas sucias de la cama llevándolas al cesto, busco su ropa, ropa de cama, cobijas, una maleta y todo lo que se me logra ocurrir en la cabeza – deben de ir a la cama  

-no, no – gritan todos a la vez  

-Mamá esta mala y no ayuda a que estén aquí  

-Mami, mami – dice Daniel acercándose a ella  

-Daniel, mamá no puede hablar- le quito toda la ropa sucia de su cuerpo  

-José debes de llevar a tus hermanos a dormir – Daniela se sube a la cama que ahora está descubierta de toda tela, mamá esta débil tiene ojeras y ha perdido mucho peso, recuerdo lo guapa que se veía todas las mañanas al preparar mi desayuno  

-Mami, por favor – dice Daniela rogando como para que la vea, estoy tan frustrada que se que en menos de dos minutos gritare sin remedio – mami, mami  

Mis hermanos están asustados, se abrazan entre si para que el dolor que están sintiendo no les atraviese el corazón con mayor fuerza, no puedo permitirme sentir, llorar o derrumbarme porque soy lo único que tiene – vamos niños, mami necesita ir al médico y ustedes ir a dormir, ayúdenme con eso – veo con desesperación el reloj esperando que Loli, halla contactado con el hospital y que pronto estén en la puerta 

-Nosotros queremos ir – habla José 

-No es posible – dice Vicky, y yo agradezco que intervenga que no soporto un minuto más, - ustedes deben de ira a dormir, yo me quedare con ustedes Lucí se ira con su madre, deben de ser valientes  

Valiente, es lo que te repiten una y otra vez en el escuadrón cuando ingresas y te entrenan dentro y fuera del complejo, no sabía que la vida me tenía muchas más pruebas para probarme una y otra vez esa palabra. Ya con todo metido en la maleta bajo a mi dormitorio meto todo lo que puedo en la mochila que dejo Erick en mi puerta a las nueve de la noche antes de entrar en casa, ahora meto todo lo que necesite por unos días, son días difíciles los que se avecinan.  

Dejo todo en la puerta, Loli me informa que llegaran en quince minutos, regreso a su habitación, ahora todos mis hermanos están sobre la cama hablando a borbotones, todos juntos bajamos uno a uno los escalones que nos lleva muy cerca de puerta y la sala, escuchamos como un auto frena frente a la casa haciendo que salga corriendo a abrir la, los enfermeros ingresan la suben a una camilla, pregunta quien la acompañara, les doy un beso a cada uno de mis hermanos, agradezco una y otra vez a Vicky por quedarse con ella, es un gran regalo que ella se encuentre ahora con nosotros en casa, yo no podría hacer nada de esto sin su ayuda. 

Llegamos al hospital donde una enfermera me interroga todo lo relacionado con mi mamá, intento responder lo mas coherentemente porque se que toda esa información es de suma importancia para saber cual es su proceder en relación a los medicamentos, la misma enfermera me lleva a su dormitorio que es el de siempre, en realidad ella no debió de haber salido de ese lugar, no es que se hubiera puesto mejor por no dejarlo, quizá no se viera tan mal como se ve ahora. 

Es un corredor con muchas puertas de madera pintadas únicamente con barniz, el color de las paredes es un celeste agua que debería de brindar tranquilidad, las luces están tenues, en algunos espacios hay estanterías con lo que supongo que son medicamentos o materiales médicos, la cabeza comienza a darme vueltas otra vez veo como todos los enfermeros entran al cuarto de mi mamá una enfermera aparece me toma de los hombre y me aleja del lugar, se que esta hablando pero yo no la escucho es como si hubiera perdido la capacidad de escuchar. 

En mi cabeza me repito, respira, respira, es lo único que puedo decirme, estuve en contra de que saliera del hospital, ella dijo que conocía los riesgos de hacer lo, yo no los conozco, no se nada de medicina y tampoco conozco nada de como surge esa enfermedad, tengo la garganta seca, intento llorar, gritar o algo, no puedo, siento en mi mano algo frio, es un vaso de agua que rosa mi piel la tomo en un movimiento poco coordinado. 

-Puedes entrar Lucí -  habla el doctor a mis espaldas, lo conozco desde hace cinco meses, la primera vez que vi a mi madre desde que me fui de mi casa fue en esa cama con un suero intravenoso en su brazo izquierdo, me pase tres noches seguidas sentada durmiendo en ese sillón que esta a su lado derecho a los pies de su cama hay una cama pequeña para una persona. 

-¿Cuánto tiempo tardara esta vez en recuperarse de los efectos de la quimioterapia? – pregunto con la voz ronco, esperando dentro de mi que no me diera su respuesta