Oculta

TARDE

CAPITULO CUARENTA Y SEIS

 

 

ALEJANDRO

Sin dejar de observar a Lucía y su hermano frente a frente con una evidente tensión, Denis se da cuenta que tanto Damaris como yo estamos dejándolos solos en la oficina, cada paso que doy lo medito ¿debo o no alejarme?, está mal cuestionarme de esa forma, sé que no debo de hacer eso, estando ya dentro me niego a cerrar la puerta que  nos divide, Damaris se da cuenta y es ella quien cierra y me indica que me aleje de  la plancha de madera que evitara que los pueda ver, Damaris realiza la acción, me contengo y hago a un lado mis celos para actuar con la cabeza.

El tono de su voz traspasa la pared que nos divide, avanzo hacia mi escritorio y escucho con atención sabiendo lo mal que me veo, aun cuando intento parecer causal, los celos, la angustia o lo que sea que siento por la presencia de Denis al otro lado no me dejan respirar del todo y dejo de fingir que no escucho y me centro en la conversación -Lucia se razonable - su vos es fuerte parece que se ha tomado su tiempo después de lo que ella le dijo - ella estaba preocupada por ti – sin entender bien a que se debe esa discusión no pierdo detalle de su tono y el énfasis que hace al aclarar esas palabras, parece más un reclamo de hermanos que algo romántico, pero no dejo que la esperanza me invada, no aun – y yo lo estoy el doble no solo por lo que encontró en tu casa, también porque solo a ti se te ocurre regresar con ese maldito cabrán de Erick

-deja de escuchar Alejandro – me dice Damaris con cara de pocos amigos, no le hago caso tomo una hoja con la intención de disimular, me es arrebatada - ¿te gusta? – tengo la intención de mandarla a callar, y justo escucho que habla al otro lado

-mira, ya le dije a tu hermana que eso se queda donde esta y ¿cómo mierdas sabes de Erick ? - su enojo es percibido en su tono de voz - esto es el colmo,  todo eso es mío y no lo voy a dejar solo porque a la reina se le ha dada la gana – una sonrisa se asoma en mis labios al escucharla hablar con mucha confianza – y lo de Erick  es una cosa que solo nos incumbe a Erick y a mí, no a ustedes – la sola mención de ese nombre provoca en mi boca un  sabor amargo, sé que es su ex o al menos lo era porque el reclamo anterior era de ¿Por qué regreso con el? – aparte, ya no es el mismo imbécil de antes – si sabe que es un idiota ¿porque esta con él?

- te estas escuchando lucia, - no es un grito pero si unos decibeles por arriba de lo normal a una charla tranquila - te estas escuchando – repite y en su última palabra escucho como contiene su tonito de voz 

-Es que ustedes … - se escucha una pausa - da lo mismo no importa, solo quiero que quede claro que el problema llamado Erick solo me afecta a mi - no me agrada nada lo que escucho Damaris intenta que deje de escuchar lo que no me incumbe

-no, no y no – esos si son gritos y de incomprensión - ¿Qué tienes en la cabeza? ¿que no dejas de decir estupideces?, Lucia, por el amor de Dios deja de hacer idioteces que te vas a arrepentir, deja lo que tienes en casa y se acabó, todos felices, seguros y deja a Erick que te aseguro que  no es el único chico que te puede llegar a querer – su afirmación me hace consciente de que su cariño hacia ella es fraternal,  está completamente preocupado por lo que sea que haya pasado entre esos dos tiempo atrás y como la curiosidad no va a parar, continuo escuchando aun cuando Damaris hace todo lo posible para que le preste atención y me interrumpe a cada instante, pero mi voluntad es más fuerte que la de ella que termina sentándose en silencio al frente de mi escritorio.

-vete a la fregada Denis – grita y Damaris se ríe por su insulto, por mi parte dudo que el muchacho se vaya a quedar callado con eso, escucho una pausa y luego una vociferación fuerte – les guste o no, no estoy esperando a que entiendan y lo que tengo

-¿lucia tiene novio? - pregunta Damaris, le hago una señal para que se calle

- Que me guste solo porque a los hermanos Gómez se les ha dado la gana  - me perdí la conversación - has cumplido con tu misión de mensajero de paz, lástima que no lo lograras porque no voy a dejar nada

-Se acabó - le digo a Damaris que me ve extraño - ni se te ocurra decir nada

-Parece que se la dejaste en bandeja de plata a tu adversario Alex – dice mi hermano entro a mi oficina y no sé en qué momento entro

-¿Qué haces aquí? – lo interrogo

-los gritos se escuchan hasta la oficina de papá y quería saber que pasaba, ahora veo – señala mis manos, no había notado que tengo la hoja de papel arrugada

-Callate Eduardo – rujo

-Lucia deja de actuar como niña berrinchuda – escuchamos los tres al otro lado, mi hermano se recuesta a la orilla de mi escritorio, le pongo mala cara

-¿Quién esta con Lucia en su oficina? – interroga a nadie en particular y es Damaris quien le explica y yo los hago callar, me ponen mala cara pero no me importa

-Escucha con atención - su vos es en un rugido muy por encima de lo normal en la voz - para tu información lo manejo hace mucho tiempo y sigo entera, lo manejo desde que tengo quince años - miro de uno a otro para saber si han entendido nada, pero no recibo ni un gesto por respuesta - conozco todos los detalles de eso y no lo voy a dejarlo. Punto – sentencia a voz en grito

-De que va la pelea – dice mi hermano y lo fulmino con la mirada, ninguno sabe

-Ni idea – dice Damaris haciendo señal de que se callen los dos, mi hermano solo se encoje de hombros y se queda en silencio

– ¡Y Erick es asunto mío!, ¿cuántas veces quiere que lo repita?

-Te la ganaron hermanito – como no tengo otra cosa le aviento la bola de papel que tengo en la mano que cada pocos segundos estrujo - ¿Qué tiene que dejar Lucia? - increpa mi hermano regalándome su sonrisa de burla

-No lo sé – dice Damaris y veo algo surcar su rostro y me ve con preocupación




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