Oculta Verdad

8. El empleo

Capítulo 8

Emily

Salgo de la cafetería porque el ambiente es muy horrible y ni siquiera sé por qué. Oh no, si lo sé y era tan obvio.

Esto es tan molesto.

– Lo estaba comiendo con la mirada enfrente de Derek –exclamo, como si decirlo en voz alta hace que sea menos descarado – ¿Es que no tiene vergüenza? – hablo nuevamente para mí misma.

– ¿Quién no tiene vergüenza? – escucho murmurar a una voz detrás mío.

Giro para ver de quien se trata y es el mismísimo que estaba siendo devorado por la rubia en la cafetería.

– Nadie – hablo tratando de parecer normal, pero ¿es normal hablar sola como una loca? Claro que si Emi.

El chico solo me mira con una sonrisa.

– Tenemos que entrar – avisa haciendo un gesto con su mano en dirección a la puerta. Paso primero y Joshua me sigue. Al entrar aún no estaba nadie, pero luego se acumularon todos en un segundo.

Aun no me acostumbro a esto.

Bromeando con Luca y hablando de varias cosas sin sentido mientras el profesor salía, según él a despejar la mente, se acaba la hora rápidamente y para ser sinceros no presté nada de atención, no podía concentrarme, por culpa de mi compañero de asiento y también porque estoy muy emocionada y nerviosa por mi primer día de mesera, así que salgo rápidamente y me dirijo a la cafetería, me queda muy cerca de aquí así que solo voy caminando.

Durante el camino marco a mi madre, pero no me contesta, ha de estar muy ocupada, mejor le dejo un mensaje.

Mientras llego al lugar, miles de escenarios se crean en mi cabeza de cómo podría ser trabajar en una cafetería tan bonita como esa. Lo increíble es la fachada, lo ame, es tan a la antigua que al entrar automáticamente te traslada a otro lugar.

Llego en 5 minutos, me adentro y veo a varios jóvenes colocarse el delantal que hace juego con los manteles y unas gorritas blancas, muy simpáticas, por cierto.

El sitio parece agradable, espero realmente lo sea y la apariencia no me engañe, porque suele suceder cosas como esas.

El Gerente que ayer me había atendido, se acerca a mi pasándome mi uniforme, le agradezco y me dirijo al baño a cambiarme.

Salgo ya lista y veo como a 10 jóvenes parados en filas, no sé a dónde dirigir la mirada, hasta que veo salir al mismo Señor que me dio el uniforme, de lo que supongo es su oficina.

– Les presento a su nueva compañera, estará solo en este horario – habla el Sr. Louis, así dice por su tarjeta de identificación.

– Cualquier cosa que necesites, no dudes es decírmelo – termina de hablar dirigiéndose a mí.

– Hola, muchas gracias a todos – digo tímidamente, y mirando al Sr. Louis – Lo tendré en cuenta – digo con una sonrisa de boca cerrada.

Erik, uno de los meseros fue el que me daba todas las indicaciones de lo que tenía que hacer y me enseñó varias cosas entre ellas cómo funcionaba la caja y como pedir las ordenes, ya me cae bien este chico.

Hasta ahora me ha ido muy bien.

La tarde transcurre muy rápido, sólo espero la hora de salir, para dirigirme a mi lindo hogar.

No fue un día tan agotador, o solo fue así porque ha sido mi primer día.




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