Oculta Verdad

32. No la entiendo

Capítulo 32

Derek

Iba dirigiéndome a casa de Luca para ver que hacíamos hoy, porque últimamente se ha distanciado demasiado cuando de repente veo a Emily salir de su casa algo molesta.

¿Se habrán peleado?

Hace gestos con las manos en el aire hablando sola. Cuando no…

Acerco el coche hacia la vereda por donde va caminando y la saludo.

– ¡Hola! – hablo para que me escuche bajando la ventanilla del auto, ella voltea a mirarme respirando pesadamente.

Emily no dice nada entonces vuelvo a hablar.

– ¿Te subes? – indago parando el coche.

– Estoy bien – exclama quedándose parada en plena vereda.  

– Sube… – hablo haciendo un gesto con la cabeza hacia el asiento del copiloto.

– Ok – una triste sonrisa se dibuja en su rostro caminando hacia el coche.

Me mira como si estuviera pensado en algo. Abre la boca para hablar, pero no lo hace.

– ¿Te pasa algo? – cuestiono empezando a andar el coche. Ella ya no me dirige la mirada, pero yo sigo mirándola.

Antes con tan solo mirarla sabía lo que sucedía con ella, pero hace mucho que ya no es así.

Las cosas entre nosotros han cambiado desde hace tiempo.

– ¿Cómo no lo había visto antes? – exclama levantando sus manos en el aire nuevamente.

Aun no sé qué se refiere. Así que decido preguntarle.

– ¿A qué te refieres? – indago sin despegar la mirada del trayecto.

Ella no dice nada, es como si estuviera pensando en lo que va a decir.

El color del semáforo me indica que pare, Emily gira mirándome fijamente, con una expresión de culpabilidad.

– Ahora que lo pienso mejor… todo es tan obvio – habla aun mirándome, no desvió la mirada y ella tampoco lo hace.

Siento como un cosquilleo dentro de mí, ella se desabrocha el cinturón y vuelve hablar sin mirarme.

– Gracias, aquí me bajo – exclama antes de abrir la puerta, estamos casi a mitad de camino.

– Pero… ¿A dónde vas? – reacciono antes de que abriera la puerta, Emily me mira nuevamente, vuelvo a mirar el semáforo y sigue estando en rojo.

– Tengo algo pendiente que hacer en la cafetería – dice sin más saliendo del coche.

Hoy no trabaja.

¿Horas extras?

– Oye – exclamo logrando que me mire nuevamente. – Los viejos tiempos no se olvidan – hablo con una estúpida sonrisa en mi cara, Emily arruga las cejas y yo estaciono a un costado para no molestar a los otros conductores.

Bajo de mi coche, quedándome recostado por la parte delantera.

– Sabes que eso es imposible – exclama parada al lado mío cruzada de brazos.

– Lo sé, por eso hay que revivirlo – exclamo con una leve sonrisa en mi rostro. Aun no se lo diré la noticia, esperare que ella lo vea con sus propios ojos.

La emoción que sentí cuando me avisaron que entraría en el mismo horario que ella.

– Tengo que irme Derek – espeta sin dejar de mirarme.

– ¿Por qué tienes tanta prisa? – cuestiono al ver lo apurada que se encuentra.

– No puedo hablar contigo, no ahora – exclama caminando en dirección a la cafetería.

Cada vez que hablamos de algo, la conversación se volvía incomprensible como ahora.

Entenderla es tan complicado, totalmente diferente a lo que era antes.

 




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