Capítulo 33
Erikson
Es el aniversario número 10 de la cafetería, somos tres compañeros tratando de adornar el lugar con luces, globos, banderines y pompones, pero no soy muy bueno para estas cosas, compramos de todo y no sabemos dónde poner. Emily es la única que podría hacer todo esto, pero no trabaja hoy…
Como si la hubiera llamado con el pensamiento.
¿Telepatía?
La veo entrar arrugando las cejas, observando el tiradero que dejamos en el suelo.
– Menos mal que aún no está abierto – exclama levantando las cosas en una de las mesas.
– Estábamos esperando que una luz de creatividad nos ilumine – hablo rascándome la nuca.
– ¿Puedes ayudarnos? – pregunta Maikol, que se encuentra desenredando unos cables.
– ¡Claro! – exclama soltando una carcajada.
Me acerco a ella que está juntando unas cosas del suelo mientras los demás se van a la cocina.
– ¿Qué andabas haciendo por acá? – pregunto empezando a recoger las luces del suelo, ella no dice nada, sigue con lo que hacía anteriormente.
– Quería hablar contigo – habla estirando una silla para luego sentarse.
En estas últimas semanas hemos compartido mucho, no creí que pudiera agradarle demasiado para que me tenga tanta confianza.
– ¿Qué pasa? – cuestiono haciendo lo mismo, me siento en unas de las sillas vacías, quedando en frente de la mesa que está llena de adornos.
– No sé por dónde empezar – exclama sonriendo sin ganas.
– Pues, por donde creas que es conveniente – hablo esperando a que acomode las palabras que necesita para expresarlas.
Agarra unos globos comenzando a atarlas entre sí, formando una flor, una simple flor de globos…
¡Wow! Yo no lo hubiera hecho y mucho menos los demás.
Deberían pagarle por horas extras y decoración de interiores.
– ¿Recuerdas que te hable de Luca? – exclama levantándose con los globos.
– Hmm si – afirmo agarrando los banderines que voy a colgar por la entrada.
Como no recordar a ese tal Luca, si ella no ha parado de hablar de él. Hasta me dan ganas de conocerlo.
¿Por qué estará dudando de cada palabra? Es como si no quisiera decirlas…
O tal vez le cuesta.
En todo este tiempo que compartí con ella, me di cuenta de que una persona muy transparente y por sobre todo divertida, tiene un humor tan contagiable que hace que su presencia sea suficiente para cambiar el ambiente en donde te encuentras. No estoy viendo nada fuera de lo normal, a ella lo veo como una hermanita.
– Si no estás segura de decírmelo… – hago una pausa subiendo en la pequeña escalera que tengo en frente. – No lo hagas, no pasa nada – hablo mirando hacia dónde voy a pegar esta cosa.
Aun no habla solo se concentra en lo que está haciendo.
La observo mientras sigue con los globos, ella no se merece nada de lo que pasa en su vida, no se mucho, pero he escuchado hablar a los socios de la cafetería acerca de su madre y de ella. Tengo ventajas de trabajar aquí todos los días, pero son muy reservados con los temas que tratan en cada reunión.