Capítulo 40
Luca
Iba intentar de nuevo hablar con ella, acercarme como antes, pero se fue con Derek, ni siquiera pude explicarle varias cosas…
Sólo se fue con él.
No me percaté de que iba a una velocidad demasiada alta, pensar tanto cuando manejas no es bueno.
No sé bien a donde me dirijo, pero no quiero ir a casa, el silencio de todos los días no me agrada. La soledad ya no es tan reconfortante cuando no quieres estar solo.
Estaciono cerca de un parque porque mi móvil empezó a vibrar.
Es… ¿Derek?
– Diga – hablo como si no supiera quién es.
– ¿Qué haces? – indaga desde el otro lado de la línea.
– Estaba manejando – hablo en respuesta. – ¿Estas cerca algún bar? – pregunta nuevamente.
De hecho, estoy frente a un bar que se encuentra al costado del parque.
– Estoy frente al BarCity – exclamo, no sé porque lleva ese nombre si está casi afueras de la ciudad.
– Llego en cinco minutos – dice por último cortando la llamada.
Voy a estacionar en el acceso exclusivo para clientes.
En menos de dos minutos Derek llega aparcando su coche, levanta la mano en modo de saludo, hago lo mismo adentrándome al sitio.
Voy directo a la barra a pedir dos botellas de cervezas.
– ¡Hoy brindamos por todas las penas! – exclama al entrar saludando al Barman.
Me pregunto ¿Cuáles penas?
El chico que fue por las botellas coloca una en frente mío y el otro enfrente de Derek.
– Conseguí empleo – habla Derek destapando su cerveza.
– Eso es increíble – exclamo con sinceridad, es mi amigo ¿Cómo no me voy a alegrar por sus logros?
– ¡Salud! – levanto la botella en el aire para luego beberlo.
Derek hace lo mismo.
No sé cuántas cervezas nos hemos tomado y tampoco sé qué hora es. Carcajeo a causa de algo que acaba de decir Derek, aunque no lo haya entendido muy bien.
– Tú no puedes… manejar en ese estado – exclama entrecerrando los ojos. Cada recuerdo que aparece en mi mente es de él y yo cuando nos echábamos nuestras escapadas y faltábamos a clases, la sermoneada que recibíamos si Emily se enteraba.
– ¿Te estas preocupando por mí? – hablo tratando de ponerme de pie, pero simplemente no lo consigo. Me sostengo de la barra que tengo en frente y saco la llave de mi moto.
– ¿Puedes llevarme? – pregunto al chico que estaba colocando otro par de cervezas en frente de nosotros. Derek carcajea sacándome las llaves de la mano, guardándolo en el bolsillo de su chaqueta.
Estira su brazo hacia el Barman y no logra mantenerse quieto.
– ¿Serias tan amable de guardar mi coche? – cuestiona volviendo a sentarse en el mismo lugar.
Sin darme cuenta saco el móvil del bolsillo, la tarde paso volando, son las siete y media.
Sin dudas esto fue más que un festejo por el empleo de Derek, todas mis acciones cobraron vida con esta borrachera y me siento peor de lo que ya estaba.
– Es tarde – hablo mostrando la pantalla a Derek.
Entrecierra los ojos nuevamente y sonríe.
– Salud… – exclama tomándose otra cerveza. Puedo sentir el alcohol en mi sistema y no puedo beber más. Ni siquiera tome demasiado.
– ¿Puedes darme uno de esos…? – hablo señalando hacia donde se encuentran los caramelos. – ¿El de menta está bien? – exclama el joven del otro lado…
– ¿Disculpa? – cuestiono mirando al mismo chico. – ¿El de menta? – responde con un carcajeo negando con la cabeza. Asiento y los deja en un costado.
Meto unos chicles en la boca y automáticamente puedo sentir el fuerte sabor de la menta que refresca mis labios.
Suspiro frotándome la sien con los dedos.
– ¿De qué te ríes? – indago mirando a Derek pasándole uno de estos dulces de menta.
– Extrañaba esto – exclama revisando su celular.
– Creo que estas un poco borracho – hablo al ver como abre y cierra los ojos como si los parpados le pesaran.
– No estoy borracho – afirma seguro, carcajeo antes de hablar.
– A ver, párate – espeto poniéndome de pie. Derek lo intenta, pero no lo consigue.
– ¿Otra ronda? – cuestiono al que tengo en frente.
– No puedo negarme a eso – responde llevándose a la boca otra botella.
Y así botella tras botella se iba marchando la tarde y se hacía presente el anochecer. Yo solo pienso en…
¿Cómo volveré a casa?
Ni yo mismo lo sé.