Oculta Verdad

49. Cupido

Capítulo 49

Luca

Se que estoy tardándome y ya debería al menos darme una ducha, pero...

¿Para qué llegar tan temprano?

Si puedo retrasarme un poco.

Cuando fui a buscar el dichoso disfraz vi a Erikson con Emily en frente a una tienda, pero no me acerque a ellos, si les mostraba lo que llevaba sin dudas se hubieran burlado de mí, así que prefiero pasar desapercibido esta noche entre tantos disfraces y así ni notaran que el mío es el más ridículo. No sabia que comprar, la última vez que usé un disfraz fue para Halloween y me vestí de la muerte, pero Meli se deshizo de ese disfraz luego de la fiesta.

La extraño demasiado.

En el estante que tengo en la mesa cerca de mi cama esta un cuadro con su foto, su sonrisa es tan única que me dan ganas de seguir adelante, aunque ella no esté. No solo tengo una foto, tengo varios en toda la casa.

Se que no he sido el mejor de todos, pero ella me quería tal y como era.

Luego de vestirme con la ropa que compre me miro al espejo, parezco un sacerdote vestido de blanco, solo me falta la sotana.

Varios toques desesperados hacen que me sobresalte y vaya a ver quien viene con tanta prisa.

Abro la puerta y me sorprende verlo aquí, se supone que debe estar ya en la fiesta.

– Hola... – saluda Derek adentrándose a la sala. – ¿Hola? – exclamo acercándome a él. Voltea mirándome de abajo hacia arriba sin disimulo.

– Ni si quiera pienses en molestar con eso – espeto antes de que diga nada acerca del Luca cupido que tiene en frente.

– No lo iba hacer – carraspea aguantándose una risa. – Si no tuviera puesto esto – se apunta a si mismo con el dedo índice. – Yo también lo usaría – afirma sentándose en el sofá.

No entiendo que hace aquí, debería estar en la fiesta de su novia.

– ¿Sucedió algo? – cuestiono sentándome a su lado.

Sonríe de lado, pero no dice nada.

– No, esta todo bien. Solo que no quería ir a la fiesta – coloca sus codos sobre sus rodillas sostenido su cabeza con ambas manos.

– ¿Por qué? – me atrevo a preguntar mirando la hora. Hace un rato dije que no me apuraba, pero yo si quiero ir, aunque no me guste ir a fiestas, por caperucita lo haría. Sonrío olvidando el hecho de que Derek está sentado a mi lado.

– ¿Por qué sonríes? – indaga entrecerrando los ojos. – No estoy sonriendo – afirmo con seguridad poniéndome de pie.

– Si lo estás haciendo – habla levantándose del sofá.

– No es cierto – una media se escapa de mí.

Levanta sus cejas dándome un golpe por la espalda. – Vámonos, pero yo te llevo – indica, dirigiéndose a la salida.

Voy atrás de él, poniéndole seguro a la puerta.

En menos de media hora llegamos al salón, la música se oye en todo el vecindario. No es un barrio como el que está acostumbrada Sandy, es más bien un barrio alejado de las personas con dinero. Las luces vienen de aquí para allá en diferentes colores.

Derek fue a estacionar su auto, supongo que aquí es donde nos separamos y cada uno va por su parte.

Entro y la música suena mucho más fuerte que afuera, mis ojos viajan de un atuendo a otro, ya no me siento tan mal por lo que llevo puesto, me divierte ver a las personas bailando y riendo entre ellos.

Voy directo a buscar algo de tomar y me dirijo hacia donde no haya tanta gente.

No veo a nadie conocido, algunas personas ni siquiera dejan ver sus rostros a causa de las máscaras que llevan puesto.

El ambiente esta que explota, la música hace vibrar todo el lugar y estoy buscando a mis amigos con la mirada, pero desde aquí no los veo.

No es cierto...

Se viene acercando a mí un lobo, trae la ropa toda rasgada y una máscara que no deja ver su cara.

Debe ser Joshua.

Pero...

¿Qué tiene en la mano?

No recuerdo que en ese disfraz incluyera el poderosísimo Rompetormentas – exclamo al ver que se saca la máscara y si, es Joshua con un hacha de Thor en sus manos.

– Esto no es mío, un sujeto me lo dio y salió corriendo – habla estirándolo hacia mi para que lo tome. – Si quieres puedes quedártelo... cupido – ríe luego de su comentario.

– No molestes – hablo entre risas. – Ya vuelvo, tengo que hacer algo – exclama al irse buscando a alguien entre la multitud.

Siempre ha sido medio raro.

¿Qué se trae ahora?

¿Qué se supone que voy a hacer con un hacha?

Lo pongo debajo del brazo mientras veo distintos personajes adentrarse al gran salón. 

 




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