Capítulo 53
Emily
Su cálida mano hace contacto con mi mentón, quedando a unos centímetros de mi boca. Y ahora si estoy borracha, tal vez mañana amanezca con un gran dolor de cabeza, pero eso es lo que menos importa ahora. Cierro mis ojos dejándome llevar por el momento cuando siento que sus labios se juntan con los míos lentamente, hace que mande miles de corrientes eléctricas a todo mi cuerpo y sin darme cuenta le estoy devolviendo el beso, una de mis manos va a su pecho mientras que él presiona mi cuerpo contra el suyo. Me separo poco a poco al igual que él, sonrío sin despejar la vista de sus ojos celestes que me transmiten tanta seguridad.
– Estoy enamorada, pero Luca no debe saberlo – bromeo, bendito alcohol que nos hace más valiente.
– Tu secreto está a salvo conmigo – me guiña el ojo, busco las llaves y antes de encontrarlas la puerta se abra, dejándome ver a mi madre en pijamas.
– ¡Buenos días! – expresa con notable sarcasmo en su voz, ni siquiera es tan tarde.
¿O sí?
Luca esconde la botella de vodka llevando su mano hacia atrás.
Bebí mucho, demasiado, aunque no se me note o eso es lo que creo yo.
– Volvimos sanos y salvos, es lo que importa – bromeo una vez más adentrándome a la casa.
– Pasa, no dejare que vuelvas a tu casa en ese estado y menos con esa botella en la mano – exclama mi madre esperando a que Luca entre, una risita se me escapa al dirigirme a mi habitación.
Me siento en la cama observando la hora.
03:00 am, sí que es tarde...
¿O temprano?
Siento que todo se da vuelta, me saco los zapatos y busco una ropa cómoda para luego darme una ducha con suficiente agua caliente.
Salgo ya vestida y me siento menos mareada que hace un rato, levanto la mirada y veo a Luca sentado en el lado contrario de la cama.
– En la sala tengo frio – habla mientras se acomoda en la cama cubriéndose hasta el cuello con la cobija.
– Claro, puedes ponerte cómodo – bromeo dirigiéndome al armario sacando otra cobija y una almohada más. Realmente hace frio, de un momento a otro ha cambiado el clima.
Me coloco en la cama mirando hacia donde esta Luca, los parpados empiezan a pesarme y cierro mis ojos lentamente.
– Luca también está enamorado – susurra, lucho por mantenerme despierta, pero no puedo responder ante su confesión, solo estiro mis brazos hasta su rostro y los acaricio levemente cayendo en un sueño profundo.
Mis ojos se niegan a permanecer abiertos a causa de los rayos del sol que entran por la ventana, me froto toda la cara sentándome en la cama, busco unas pastillas en el cajón que tengo a un costado porque el dolor de cabeza ya se hizo presente.
Me sobresalto al darme cuenta de que alguien se mueve hacia el otro lado de mi cama, volteo encontrándome con Luca apretándose la cien.
– ¡Buenos días! – exclama con la voz ronca. En ese momento algunas de las cosas que dije anoche vienen a mi cabeza.
"Estoy enamorada, pero Luca no debe saberlo"
Sonrío recordando aquel beso, estoy segura de que eso fue lo que necesitaba para estar segura de lo que siento.
¿Cómo es que recuerdo el beso, pero no lo que pude haber dicho?
– Hola... – le paso una pastilla con el vaso de agua que tengo en la mano.
"Luca también está enamorado"
Lo último que recuerdo es esa frase que dijo antes de que me quedara dormida y la sonrisa no desaparece de mi rostro.
Es medio día, hace mucho que no me divertía tanto como lo hice ayer.
Mi madre abre la puerta mirándome a mí y luego a Luca.
– Mírense nada más, ni pareces mi hija – habla mirándome y luego se dirige a Luca. – La cuidaste bien – exclama con una radiante sonrisa
Pero...
¿Qué le pasa señora?
Así es mi madre, lamentablemente prefiere más a un desconocido que a su propia hija.
– Desconocido – espeto al salir de mi cuarto. Me divierte la cara que pone Luca, finge estar ofendido.
– ¿Qué? No es mi culpa que tu madre me quiera más a mí que a ti – suelta saliendo atrás de mí.
¿Qué fue lo que dijo?
Golpe bajo Luca Cooper.
– Calla esa boca sucia – exclamo y al instante me arrepiento de haberlo dicho.
– ¿Ah sí? – una sonrisa pícara se dibuja en su rostro.
Antes de llegar a la cocina, Luca se pone en frente de mi cerrándome el paso.
– ¿Quieres comprobar eso que acabas de decir? – se acerca más.
Claro que sí.
Un carraspeo interrumpe nuestro momento, giramos y nos encontramos con mi señora madre mirándonos con los brazos cruzados.
– Estábamos por entrar – me adelanto pasando al lado de mi madre que me levanta ambas cejas acusándome. Nos colocamos en la mesa para comer algo, porque el hambre que tengo es increíble.
– ¿No tienen nada que contarme? – cuestiona mi madre mirándonos a ambos.
No sé a qué se refiere.
Miro a Luca arrugando las cejas y este me hace un gesto, tampoco sabe de qué habla.
– La fiesta estuvo muy buena, aunque me quitaron de ahí cuando más lo estaba disfrutando – si hablo de Luca, que interrumpió mi ronda de tragos solitario.
– Porque estabas borracha – afirma llevándose a la boca un pedazo de pan.
Mi madre analiza la situación como si no le convenciera lo que estamos diciendo.
– Lo que quiero saber es desde cuando están saliendo y no hablo de salir como amigos – lo que acaba de decir me deja con la mente en blanco.
La expresión tan calmada que tiene Luca me hace pensar que mi madre ha estado enterada todo este tiempo de lo que pasaba con él, de lo que sentía y me siento tan mal de no haberlo visto mucho antes.
Me bebo el refresco de naranja que tengo en frente y carraspeo antes de hablar, estoy segura de que lo que voy a decir no se lo espera ni mi madre, ni Luca.