Capítulo 62
Emily
Me dirijo al trabajo de mi madre, mientras pienso en lo que estaba leyendo hace un momento. No me siento mal por lo que le está sucediendo, al contrario...
Me siento bien, segura de que él no va a visitar la casa de nuevo y no sé si mamá ya está al tanto de esto, por eso voy a verla.
Luego de haber caminado unas cuantas calles, llego en frente al edificio en donde trabaja ella. Miro lo alto que se ve, hace mucho tiempo no venía por acá.
Me adentro dirigiéndome al elevador, justo antes de que se cierre un hombre ataja la puerta con una de sus manos.
Me sonríe sin dejar de mirarme, me alejo unos pasos hacia el costado contrario y este carraspea antes de hablar.
– Lo siento, es que te pareces mucho a una persona que trabaja aquí – exclama acomodándose la corbata.
Lo miro con una sonrisa de boca cerrada. – Mi madre trabaja aquí, tal vez te refieres a ella – comento a la vez que el elevador se detiene de golpe y se apagan las luces.
– Mierda – exclamo sin darme cuenta de que estaba en compañía. Enciendo la linterna de mi celular.
No sabes el miedo que le tienes al elevador hasta que se traba...
De un momento a otro empiezo a respirar pesadamente pegándome a la pared. Miro el móvil y ni siquiera tengo señal.
– Tranquila... – exclama con calma el hombre que está a mi lado. – Los de seguridad vendrán en un momento – asegura manteniendo la serenidad.
Ok.
Asiento con la cabeza sin emitir palabra alguna.
Luego de unos minutos de total silencio, se abren las puertas dejando ver a varias personas esperando por el elevador.
Salgo rápidamente en busca de agua, pero como no veo por ninguna parte, me siento en unos de los bancos que está a un lado. Envío un mensaje a mi madre, diciéndole que estaba en la oficina. No me había dado que el señor del elevador venia detrás mío.
– ¿Un poco agua? – pregunta estirando una botella de agua hacia mi dirección.
– Gracias... – le sonrío tomando la botella a la vez que veo a mi madre salir de una de las oficinas que había en ese piso.
– ¿Qué te paso? Hola... – menciona llegando hasta el banco. – ¿Es tu hija? – la pregunta va para mi madre, ella le sonríe al hombre que está parado a su costado asintiendo con la cabeza.
– El elevador se trabo mientras subíamos – explica el señor, mi madre me dirige una mirada rápidamente, luego vuelve a mirarlo.
– Él es Robert, trabajamos juntos en un proyecto – me presenta al hombre del elevador. Me pongo de pie estirando mi mano en dirección a él. – Emily – toma mi mano mirándome por un momento, luego mira a mi madre.
Aún estoy con la respiración un poco agitada.
– Son... muy parecidas – ella sonríe pícaramente sin importarle que yo esté en frente. – ¿Podemos hablar? – indago mirando a mi señora madre.
– Si, vamos – espeta volviendo por donde había salido, voy detrás de ella, pero antes de seguir volteo por última vez. – Ah... – murmuro haciendo que el hombre que seguía parado me mire.
– Gracias por el agua – una media sonrisa se asoma en mi rostro. Mi madre con la misma sonrisa observando la situación desde la puerta de su oficina.
– Es un buen hombre – comenta mientras ambas nos adentramos hacia el interior. Su oficina no ha cambiado nada, excepto el cuadro de foto que antes no estaba ahí.
– ¿Por qué me dices eso? – indago observando la foto, son ellos dos fuera de un restaurante. Bajo el cuadro en el lugar que se encontraba mientras camino en dirección al mini sofá que está a un costado.
Ellos tal vez están saliendo, levanto la mirada observando que mi madre esta distraída revisando unos estantes llenos de carpetas, entonces me atrevo a preguntar...
– ¿Están saliendo? – mamá me mira abriendo la boca ligeramente, pero no dice nada. – ¿Quiénes? – habla dejándome de mirar.
– Él... Robert y tú – ya sentada tomo una revista de la mesita.
– Lo único que tenemos en común es el proyecto en que estamos trabajando – habla soltando un suspiro.
Una risita se escapa de mis labios, pero mamá no lo escucha.
Es que ahora lo comprendo, creí que no quería contarme de él, pero la cosa es que el tal Robert es quien no ha pillado lo que mamá siente.
– ¿Esta soltero? – pregunto levantándome de un salto.
– ¿Te interesa? Es mucho mayor que tú, además... –
– No, no, a mi no. Definitivamente no – la interrumpo al ver que mal interpreto mi pregunta. – Solo digo que, es un señor muy atractivo... como tú –
– ¿A qué vas con eso? ¿Me estás diciendo vieja? – indaga enarcando una ceja. – Señora atractiva – afirmo observándola.
Dos golpes en la puerta interrumpen nuestra charla, Robert asoma la cabeza observándonos.
– ¿Podemos continuar con el informe? – exclama esperando una respuesta de mi madre, me tapo la boca ocultando las ganas que tengo de reír.
– Si, genial – afirma mi madre mirando a Robert. – Voy por los informes – espeta cerrando la puerta.
– No digas nada – habla mi madre volviendo a su escritorio. Hago un gesto como si estuviera cerrando el cierre de mi boca para no hablar.
– Ma ¿Viste las noticias? – pregunto cambiando de tema, de echo ese era el motivo de mi visita.
– Si, lo vi. Tu padre fue arrestando – habla con serenidad. – Pero, eso no es asunto nuestro – exclama de nuevo colocándose los lentes.
– Lo sé y podemos ir a cenar hoy – hace un buen tiempo que no salíamos, creo que es buena idea y podría invitar a Robert, luego encuentro una excusa para que ellos se queden cenando juntos.
– Me parece bien – habla a la vez que dos golpes se vuelven a escuchar y un Robert lleno de papeles se adentra a la oficina.
– No me dijiste si esta soltero... – hablo en voz baja solo para que ella me escuche. – Emily – espeta con voz autoritaria. – Solo dime si o no – vuelvo a susurrar.