He vivido toda mi vida en Copacabana, Río de Janeiro, Brasil. Y vivir cerca de la playa me ha servido como escapatoria cada vez que mis padres discutían cuando estaban juntos, disputaban por la más mínima razón y era agotador quedarse a escuchar sus peleas.
Todo cambió el 4 de agosto de 2012 cuando a penas tenía 13 años. Mi padre nos abandonó, a mi madre y a mí. Él era del ejército no sé si aún sigue en ello. Cada día me decía que volvería por la noche, pero esa noche ya no volvió, y esperé al otro día, y al otro, y al otro pero jamás regresó, y sí, sufrimos mucho con mamá pero tuvimos que seguir adelante con nuestras vidas.
Mamá era profesora de artes lo que me ha llevado a estudiar lo que a ella le apasionaba, en casa siempre habían hermosos cuadros propios de su creación. Mamá era la mejor, a pesar de pelear con papá ella lo amaba ya que después de todo era el amor de su vida, sufrió mucho con su partida pero siguió siendo una buena madre y no dejó que su tristeza interfiera en su camino. Convirtió sus sentimientos de pena en hermosos cuadros los cuales fueron vendidos a una familia con mucho dinero y nos ofrecieron bastante del cual pudimos ahorrar para que nos alcanzara para alquilar un departamento para ambas, y la vida estaba sonriéndonos nuevamente, pero no todo es perfecto. Cuando cumplí mis 17 mamá enfermó, parecía un simple resfriado pero en verdad era una neumonía, comenzó con fiebres, tos y dificultad para respirar. Fueron noches difíciles hasta que una noche comenzó a ahogarse, no podía respirar y solo vomitaba mucosidad por lo que la llevé al hospital y estuvimos ahí por muchos días, ella no despertaba, y cuando lo hizo me sentí feliz ya que ella mejoraría pero al otro día la perdí, en la noche había empeorado y la vida me arrebató a la mejor madre que me pudo haber tocado, desde entonces estoy sola.
Ya han pasado cinco años de su muerte, este es el dolor más grande que alguien puede sentir, perder a alguien que amas y sentir la necesidad de tener siempre a esa persona cerca pero a la vez saber que no se puede porque es algo imposible es realmente doloroso. Cada vez que puedo voy a visitarla a su tumba, me quedo pintando algunos dibujos en mi libreta mientras le cuento mi día a día, y es donde me encuentro en estos momentos, a punta de lágrimas contándole lo desastrosa que es mi vida sin ella.
— Y no sé que más hacer, ayer llamó la señora Oliveira pero la he estado evitando para no tener que decirle que no tengo dinero para pagar el alquiler...creo que tendré que dejar la universidad— Un dolor en el pecho se hace presente — tengo mi trabajo y aún así no me alcanza la vida, podré retomar mis estudios después de arreglar este asunto mamá, lo prometo.
Recojo mis cosas y beso su lápida para después salir del cementerio con los ojos llorosos.
La noche ya cayó y no estoy tan lejos de casa, lo que me tranquiliza porque estoy exhausta. Mientras camino miro hacia atrás, un hombre voluminoso está a unos 12 metros, me pongo nerviosa y avanzo más rápido, siempre hay gente en esta calle ¿Por qué hoy no?. Miro nuevamente hacia atrás y ya no hay nadie, suelto un suspiro pero un fuerte choque con otra persona delante de mí me alarma.
Observo y es un hombre increíblemente alto y musculoso.
—Lo siento.
Me disculpo casi en un susurro y él no dice nada, solo se queda mirando. Subo por mi edificio hasta llegar a mi departamento, cierro la puerta con llave y me voy a la ventana, el hombre sigue ahí pero charlando por teléfono, bajo las persianas y apago la luz.
Que extraño, ¿Qué fue eso?.
Para tranquilizarme tomo una ducha y me acuesto sobre mi cama e intentaré ignorar el extraño suceso que acaba de ocurrir. Mi cabeza da vueltas, tengo demasiados problemas...he pensado en vender algunos cuadros de mamá pero no puedo, no quiero ya que es lo único que me queda de ella. Mañana iré a la universidad para congelar mi carrera e iré al trabajo para alargar mi horario y así me pagarán más.
La dulce melodía de la alarma despierta mi vida de ensueño. Después de una ducha voy a la cocina para preparar algún desayuno con la comida que queda.
— Y es así como el Capo de la mafia brasileña ha sido atrapado este jueves por la noche a eso de las dos de la madrugada en la favela Jacarezinho.
Habla el periodista del canal nacional de noticias.
— Coronel, ¿Tiene más detalles de lo sucedido?
Fijo mi mirada en la televisión y la imagen que veo capta toda mi atención, me siento para escuchar todo.
— Lo que podemos decir a la ciudadanía es que hay una gran maldad tras las rejas, ya no hay que temer por su tranquilidad, hace dos días este Capo conocido como Papai ha sido sorprendido en uno de los barrios más peligrosos haciendo negocios con un equipo de infiltración. Cabe destacar que ningún miembro de nuestro equipo salió herido. Tras su condena perpetua por centenares de cargos entre ellos narcotráfico, Transporte ilegal de drogas, personas y armamento militar, entre varios más. Al tener a este líder de la mafia bajo nuestra supervisión creemos que pronto tendremos a toda la familia Da Rocha tras las rejas.
— Coronel Dos Santos, ¿Cree que Christobal Da Rocha se deje ver luego de lo sucedido con su líder y también padre?
— Lo que sea que suceda, estamos listos y más que preparados.
Una lágrima se desliza lentamente sobre mi mejilla. Llevaba años sin oír su voz y sin ver su rostro. ¿Ahora es coronel?.
El olor de mis tostadas quemadas hacen que despierte del mar de recuerdos. Creo que hoy no hay desayuno. Apago el televisor y salgo de casa para ir a hacer mis asuntos pendientes.
Lo de la universidad fue más fácil de lo que me imaginaba, Dios quiera que pronto termine con esto y retome mis estudios. Entro en la cafetería en la cual trabajo hace dos años.
— Amy, estaba por llamarte ¿Qué haces por aquí?
Mi jefe se acerca a mí con un sobre.