Ocultos

Introducción

Cien años antes:

El miedo era palpable, tanto qué, me dolía el estómago. El caos había aumentado un ochenta por ciento, no escuchaba más que sirenas, patrullas y trescientas mil personas queriendo entrar a la cornucopia. Pero solo pudieron entrar veinte mil, de las cuales algunos se fueron sin sus familiares.

Gritos, lamentos, y quejas nos inundaron los oídos. No habíamos pasado la prueba, no podíamos vivir en el cielo, y las pocas personas aptas para ello, ahora tendrían una vida buena, y nosotros aquí abajo, moriríamos, moriríamos pronto.

La vida se había deteriorado bastante, no había comida, no había agua cerca, y no teníamos un hogar. Los desastres naturales habían terminado con todo, y solo las personas de la realeza podían vivir en el cielo. Nosotros no.

Ellos nos controlarían, ya que necesitaban algo de nosotros, necesitaban nuestros órganos para sobrevivir arriba. Su vida alejada de lo natural los hizo débiles, y a nosotros fuertes. Y con el tiempo se fueron multiplicando, a tal grado que dar los órganos ya no era una donación, sino, una obligación. El protocolo lo dictaba a la perfección, cualquier ser vivo habitante de la Pangea, tenía la obligación de donar sus órganos, uno a uno, sin importar las consecuencias, así sea la muerte inminente.

Los de arriba eran nuestros superiores, ellos eran el futuro de la tierra, nosotros no.

Y lo más importante, era. No permanecer ocultos.

Cuando tu turno era el siguiente.




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