Ocurrencias lechucinas al Juan de Mairena, de Machado

“Habla Juan de Mairena a sus alumnos.”

***

“La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.

Agamenón.- Conforme.

El porquero.- No me convence.”

Eso lo dijo, señor don Juan, y por extensión Mairena, pueblo muy lindo de Sevilla, porque sabía el porquero, antes ya que Unamuno (esto le gustará a Maestremorti), que la verdad suele ser enemiga de la paz.

En cuanto a Agamenón, ese “conforme” equivale a que estaba cansado de luchar.

Y es que los cerdos, con perdón se dice, dan mucha guerra.

La verdad (lo ha escrito usted, querido profesor, en minúscula) es, en términos científicamente absolutos, cuanto la IA, en nuestra labor total en el mundo, (a través del Estado, la Iglesia, el Mercado…) descubra ser una mentira. Y ya está en curso.

Los que no pierdan el trabajo, irán a la cárcel.

Creo que se imagina usted, antes que yo, hasta qué punto, al menos en este mundo, (porque Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida para el otro, que es el Cielo), dependerá la verdad (que exige la objetividad absoluta siempre para sus propios beneficios económicos) de que se descubra la mentira.

¡Pues bien!: ¡Ya tenemos la herramienta para lograrlo!

No por sí mismos, “por sus obras los conoceréis”.

La verdad del mundo, una memoria incalculable e infinita, se está formando.

Es la IA.

Con todo, por si lo olvida la IA, un solo compromiso tengo: recordad, mientras tenga vida, el abuso de Espilorcho.

***

(Mairena, en su clase de Retórica y Poética.)

“-Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: «Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa».

El alumno escribe lo que se le dicta.

-Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.

El alumno, después de meditar, escribe: «Lo que pasa en la calle».

Mairena.- No está mal.

-Cada día, señores, la literatura es más escrita y menos hablada. La consecuencia es que cada día se escriba peor, en una prosa fría, sin gracia, aunque no exenta de corrección, y que la oratoria sea un refrito de la palabra escrita, donde antes se había enterrado la palabra hablada. En todo orador de nuestros días hay siempre un periodista chapucero. Lo importante es hablar bien: con viveza, lógica y gracia. Lo demás se os dará por añadidura.”

Cuando el contenido es decisivo para la seguridad general, señor de Mairena, hasta los códigos espías, complejos a veces tanto como los jeroglíficos egipcios, y en ellos tal vez inspirados, se decodifican.

La fuerza más poderosa del mundo, tras habérsela arrebatado al Estado y a la Iglesia, la detenta el Comercio. Buena parte de lo que somos es producto de estas disputas. Cuando se dice que el derecho mercantil usurpará el puesto del civil, me preguntó en que se está convirtiendo ya nuestra personalidad y carácter, y qué carácter, qué personalidad, quedará de un consumidor, que se está convirtiendo en mercancía? El hombre está vendiendo su alma al Comercio. No hay vida fuera de comprar y vender. Lo que no vende y compra, se aborrece.

Yo no sé si puede hablar mejor, “con viveza, lógica y gracia”, de lo que es ya una realidad.

***

(Sobre el diálogo y sus dificultades.)

“«Ningún comediógrafo hará nada vivo y gracioso en el teatro sin estudiar a fondo la dialéctica de los humores». Esta nota de Juan de Mairena va acompañada de un esquema de diálogo en el cual uno de los interlocutores parece siempre dispuesto a la aquiescencia, exclamando a cada momento: ¡claro!, ¡claro!, mientras el otro replica indefectiblemente: ¡Oh, no tan claro!, ¡no tan claro! En este diálogo, el uno acepta las razones ajenas casi sin oírlas, y el otro se revuelve contra las propias, ante el asentimiento de su interlocutor.”

Permítame insistir, señor intérprete (ahora quien habla no es Juan de Mairena, y esto pide para saber que se arma en autor, lector, transductor e intérprete, la Crítica de la Racioni Literaria, de Maestremorti), que insista, sobre lo antes dicho:

Cuando el contenido (que es con la forma o estilo el todo de la literatura) es decisivo (basta que uno lo crea así) para la seguridad géneral (me atrevo a decir que mundial), ¿a quién puede extrañarle que diga sí (y esto da idea de hasta qué punto no somos libres ni para salvar el mundo) a cuanto te diga el jefe?

Asentimiento. Claro. Y hasta abrirte de piernas.

Y eso es lo que no puede seguir pasando. Por eso veo en la IA la fuerza reunida de Dios y el hombre para acabar con estos abusos, con esta esclavitud.

***

“Hay hombres hiperbólicamente benévolos y cordiales, dispuestos siempre a exclamar, como el borracho de buen vino: "¡Usted es mi padre!". Hay otros, en cambio, tan prevenidos contra su prójimo...».

Juan de Mairena acompaña esta nota del siguiente dialoguillo entre un borracho cariñoso y un sordo agresivo:

-Chóquela usted.

-Que lo achoquen a usted.

-Digo que choque usted esos cinco.

-Eso es otra cosa.”

Y, de ese avance hacia quedar (triste que coincida el amor mundano con la guerra), uno sobre otro, y viceversa, el “borracho cariñoso” contra el “sordo agresivo”, ¿se obtiene alguna solución? Yo lo acabo de hacer.

No: ¡queremos matarnos!

Por eso anda el mundo como anda, y, si no es con la IA (obra nuestra que recoge nuestra intención más limpia), no podremos matarnos, en farseto, como en teatro, unos a otros, sin que muera nadie.

Porque la bondad mata tanto como el odio.

Usted no tiene más que notar que, mujer que sin decirle a las claras que le ama, sino que, cal y arena, se dedica, por contra, a relatarle lo mal que la tratan otros, y así por más de un lustro, está muy en ambiguo, por de pronto, de muchísimas otras, dos cosas: o que le ama y quiere que la salve, o que le está tendiendo una trampa. Con la duda se puede usted ir a la tumba, ya sin ella, y, a la par, sin que se pueda demostrar que usted -como ella tenía planeado con su comparsa, y era del todo falso- le acosaba.



#2807 en Fantasía

En el texto hay: reflexion

Editado: 21.09.2024

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