La tercera vez que Victoria se encontró con Marcos fue de regreso a clases, el penúltimo semestre. Les tocó la misma clase. Ahí, se enteró que él estudiaba en otro campus, por eso no lo había visto antes. Ella estaba emocionada de verlo, y cuando cruzaron miradas, supo que él también. Victoria se sentía insegura cuando se encontró con Marcos por tercera vez, pero su corazón le dijo que él era la persona correcta. Se encontraban en el campus de la universidad, donde los dos estudiaban. Estaban en la misma clase y se sentaron juntos.
“Hola”, dijo Marcos con una sonrisa. “Es un placer encontrarte aquí”.
Victoria sonrió.
“Lo mismo digo”.
Hablaron durante la clase. Victoria se enteró de que él venía de otro campus, por eso no lo había visto antes. Se enteró de que él era un estudiante de intercambio, y que era de Italia. Ella estaba emocionada de tener a alguien nuevo y diferente para conocer.
Después de la clase, Marcos la invitó a tomar un café.
“¿Qué te parece?”, dijo Marcos. “Puedo mostrarte mi lugar favorito”.
Victoria asintió y fueron al café. Se sentaron alrededor de una mesa pequeña, tomando café y comiendo pasteles. Hablaron acerca de sus vidas, de sus familias, de sus metas. Victoria se sintió cómoda y segura con él.
Durante los meses siguientes, Victoria y Marcos se volvieron inseparables. Él la llevaba a los lugares más hermosos de la ciudad. La invitaba a comer en los mejores restaurantes. Ella le enseñaba acerca de la cultura local, y él le contaba acerca de la suya. Salían a pasear por los parques y a ver la puesta de sol sobre el mar.
Por supuesto, se enamoraron. La primera vez que Marcos le dijo “te amo”, fue una de las experiencias más mágicas de la vida de Victoria. Ella no pudo resistirse y le dijo lo mismo.
El año pasó rápido. Victoria se sentía feliz de estar con Marcos, de pasar el tiempo con él, de compartir sus momentos más especiales. Incluso cuando él tenía que volver a su país, ella siempre sabía que él volvería.
Pero todo eso cambió cuando Marcos recibió el llamado que tenía que volver a su país de inmediato. Victoria se sintió devastada. No podía dejar de llorar cuando él le dijo que se tenían que despedir.
Victoria y Marcos se despedían el día de Nochebuena, una despedida que ella sabía que sería triste y a la vez difícil de vivir. Se habían enamorado hacía un año y ahora Marcos debía irse a trabajar al extranjero. Mirándose a los ojos, Marcos tomó a Victoria entre sus brazos y la abrazó con fuerza.
"Todo esto se me hace tan difícil de digerir" dijo Marcos con la voz quebrada.
Victoria lloraba desconsoladamente sin poder articular palabra. Se sentía tan desolada, sin saber cómo iba a vivir sin su amor.
"Te prometo que te escribiré, ¡y pronto volveré!" dijo Marcos con un brillo de felicidad en sus ojos, intentando animarla.
Victoria asintió con la cabeza, aunque aún seguía llorando. El tiempo pasaba y ya era hora de que Marcos se fuera, aunque ninguno de los dos quería despedirse.
Tomó a Victoria de la mano y juntos salieron a la noche, a la tranquilidad de la noche estrellada. Se sentaron en un banco y se miraron a los ojos. El silencio se hizo presente entre ellos.
"Todo lo que hicimos juntos fue maravilloso" dijo Marcos con ternura.
"Lo único que quiero es que siempre estés a mi lado" contestó Victoria entre lágrimas.
Aunque querían pasar toda la noche juntos, el tiempo se había acabado y Marcos debía irse. Se abrazaron una última vez, y aunque los dos lloraban, ese abrazo transmitía todo el amor que sentían el uno por el otro.
"Nunca te olvidaré" dijo Marcos con los ojos llenos de lágrimas.
"Yo tampoco" dijo Victoria con tristeza.
Victoria le regaló a Marcos una cadena con una pequeña llave de plata, como símbolo de que su amor siempre sería verdadero. Él se la colocó al cuello y juntos se miraron por última vez.
"Te amo" dijeron al unísono, mientras que sus lágrimas caían sin cesar.
Marcos se dio la vuelta y comenzó a alejarse. El silencio fue abrumador, y Victoria sintió una profunda tristeza que la acompañaría hasta que él regresara.
Victoria se quedó sola en la noche, con la tristeza de saber que su amor se había ido. Se sentó en el banco y miró al cielo estrellado. Allí, entre sus lágrimas, ella pensó que pasaría otra Navidad donde se sentía devastada.
¿Por qué justo en esas fechas?
El tiempo transcurrió y un año de altibajo llegó rápidamente.
La noche de Navidad, la luna empezaba a llenar el cielo de una tenue luz plateada. Victoria estaba sentada en una banca del parque, mirando el horizonte, pensando en Marcos.
A veces se encontraban en algún lugar intermedio entre ellos, pero no era lo mismo que estar juntos. Ella sentía que su relación estaba desgastándose. La última vez que Marcos le canceló un viaje había sido demasiado.
Victoria se levantó y se dirigió a la casa de los padres de Marcos. Sabía que él no estaba allí, pero necesitaba estar en ese lugar para recordar los momentos que habían compartido.