Odiame O Amame

PARTE 02

 

UN AÑO ATRÁS

 

KARIM

 

No fue idea mía venir a occidente. Mi padre me castigó por haber rechazado casarme con la hija de un viejo socio suyo; sin embargo, lo que de verdad yo quiero es obrar mi propio destino, mi propia fortuna, por eso me vine hasta aquí.

 

—Buenas tardes, señor Barak, es un gusto tenerlo en mis instalaciones.

 

—Claro que es un gusto para usted, señor Del Olmo, vine por negocios, quiero asociarme con usted, quiero entrar en la alta sociedad por todo lo alto.

 

Quiero ser directo, franco y no perder tiempo, demoré mucho en hacerme de mi propia fortuna con distintos rubros, pero, aunque tuvieras todo el dinero del mundo, si no estás dentro de la alta sociedad, de ese mundo donde se mueven los peces gordos, no haces nada.

 

—Eso depende de que esté dispuesto a dar, mejor dicho, a invertir.

 

—Su empresa está a puertas de la bancarrota.

 

—Pero, ¿cómo lo sabe? En realidad, son solo suposiciones de mis adversarios, andan difundiendo chismes baratos solo por verme caer —responde algo nervioso, se suelta el nudo de la corbata.

 

—Soy un viejo conocido del dueño del banco.

 

Le respondo, más que viejo amigo, Matthew es uno de los primeros socios que hice aquí, no es dueño, pero si gerente de la sede principal, él me ayudó mucho, como por ejemplo detectar empresarios de renombre en penurias.

 

—Ya veo, parece que lo que pretende es acorralarme hasta que acepte lo que usted quiere.

 

—Perfecto, me encanta que entienda lo que necesito, digamos que usted tiene lo que yo quiero y yo tengo lo que usted necesita, solo ponga una cifra.

 

Dejo un bolígrafo y un cheque en blanco, tal vez no sea tan rico como mi padre, pero me acerco cada vez más. Algún día lo superaré y ahí necesitará de mí, de su hijo, el que él pretendió amarrar por negocios.

 

 

—Matthew, sabes que te amo, amigo.

 

—Déjame ver, eso solo me lo dices cuando te sirve mi ayuda y, por los últimos acontecimientos, el viejo aceptó el trato.

 

Le sirvo un trago para celebrar con él. Esto realmente es lo mejor que me ha pasado desde que llegué, estoy seguro de que dejarán de verme como el extranjero barato, el que no merece su respeto, solo por su clasismo de quinta. Que su hermosa piel no se relacione con los tipos de mi calaña.

 

Le explico a Matthew cuál es el plan. Se organizará una fiesta en mi honor. Después de todo, soy el nuevo socio. Las invitaciones serán repartidas la semana que viene. Tal vez ahí encuentre una mujer digna de mi nuevo estatus. La mujer perfecta debe estar ahí.

 

—Llevarás a Anya, me imagino. — Su risa me exaspera. Sabe lo que mencionar su nombre me causa: esa mujer es un grano en el trasero.

 

—Muy gracioso, lleva a Keyla entonces, ahora si no te gusta, pues, tampoco lo encuentro gracioso, ahora si no te parece tan chistoso, déjate de tonterías por favor, claro que no llevaré a esa loca, o pretendes que me haga alguna escena en medio de la fiesta, porque sabes perfectamente que es capaz de eso y cosas peores.

 

—O que se emborrache hasta bailar semidesnuda en el escenario, que se pelee con alguna mujer solo porque te miro, tantas cosas que haría esa mujer por tu causa y en tu nombre.

 

Ese recuerdo me trajo problemas, causo meollo en mi reputación y eso retrocedió mucho lo que había alcanzado, no niego Anya es hermosa, sensual, con un cuerpo exquisito, sin embargo, es bipolar, neurótica, tóxica y nociva para mi futuro, tengo conocidos que podrían encargarse perfectamente de ella, pero es algo que será mi último recurso.

 

—Perdí tantos negocios gracias a esa loca. La semana pasada se paró aquí en medio de mi oficina con un saco, se lo quitó y estaba toda desnuda, como si con eso bastara.

 

—Extraña a tu amiguito, pero tienes razón, volverte a enredar con ella, sería una locura.

 

—Claro, que le di hasta saciarme, pero le aclaré que ella y yo no teníamos ninguna relación, solo era sexo y punto.

 

Matthew escupe el trago que estaba bebiendo y se pega una mano sobre la frente como quien no puede creer lo que hice, que quiere que haga, soy hombre después de todo, solo tomo lo que me ofrecen, soy sujeto de tratos, ella quería y yo también se acabó, es como si le ofrecieran a un  niño un dulce ¿Qué quería que haga?

 

—No sé quién está más loco, si tú o ella, realmente son tóxicos ustedes, un día de estos terminarán matándose.

 

Yo reí porque la idea no me da escalofríos.

 

—Tranquilo, sé lo que hago, además eso acabará cuando sea presentado en la maldita sociedad que me da la espalda, te imaginas del brazo de alguna inocente palomita.

 

—Sus padres se escandalizarían, el cerebro tan pequeño del ser humano común y corriente, no capta la oportunidad que eso significaría. Pero en el fondo siento pena si encuentras a alguna incauta.

 

No es lo mismo que quisieron hacerme a mí, porque él día que me una a una mujer, será una que encaje conmigo, una que tampoco me quiera por lo que le puedo ofrecer, en mi pasado todos estaban enredados en tratos y negocios donde el matrimonio solo era una alianza empresarial más no un vínculo entre dos personas interesadas en el uno del otro. Además, tampoco es que esté loco por casarme.

 

—Ni que yo fuera un demonio.

 

—Pero te le acercas— Se ríe de mí y yo le lanzo una de las pelotas que uso para quitar el estrés. —Dejemos el tema de lado por ahora, el sastre vendrá a medirte el traje, esta vez no amenaces al sujeto, es el mejor de su rubro.

 

—El idiota, se atrevió a tocarme la entre pierna, agradece que no descargué mi Beretta en medio de la cien.



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En el texto hay: secreto, amor

Editado: 05.02.2024

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