Odiame O Amame

PARTE 05

 

KARIM

 

—Amigo, tienes que venir conmigo— ¡Maldición! ¿Por qué justo ahora? La tengo a mi merced, acorralada cuál Caperucita.

 

—Matthew, estoy ocupado, así que.

 

—Disculpa Mariam, pero esto es algo urgente — No puedo hacer nada, él no vendría hasta mí, si no fuera realmente eso urgente.

 

—Lamento mucho, no poder quedarme un poco más de tiempo a tu lado y así seguir conociéndonos, pero estoy seguro de que tendremos otras ocasiones y esta vez nadie nos interrumpirá.

 

Digo esas palabras de una manera que sé que realmente la han afectado. Es notorio cómo la órbita de sus ojos se agrandan como platos, para luego darse cuenta de que está siendo evidente y solo sonríe de manera cortes, no dice nada y se da la vuelta.

 

Siento su aroma, aun cuando el espacio es amplio, su dulce perfume inunda mis fosas nasales, dejándome como idiotizado. Pero reacciono cuando me doy cuenta de que ha marchado, el movimiento de las cortinas me hace entenderlo.

 

—Lo siento mucho hermano, pero esto es realmente más importante que cualquier cosa.

 

—Eso espero de verdad que sí, porque sabes muy bien que es esa mujer para mí.

 

—¡Wow! Me sorprende tu expresividad para una mujer que solo has visto dos veces, pero bueno, ese no es el asunto que me trajo aquí, acaban de robar un cargamento de tus productos que venían desde Turquía hasta aquí.

 

 

—Tiene que ser mi padre, de vez en cuando se empeña en joder mi vida, siempre que logro avanzar se encarga de hacerme la vida una mierda, Son millones lo que estoy perdiendo y sigo haciéndolo a cada minuto.

 

—Sabes muy bien que la policía no hará nada, tu padre es intocable.

 

—Me sorprende que, en todos estos años, no haya venido hasta mí.

 

—Tu padre, tiene un fetiche de actuar en las sombras.

 

—Como una maldita sombra diría yo, nunca entenderé que fue lo que le hice, siempre actúe como él quería, fui el hijo modelo que necesitaba, pero eso de que me case con la hija de su socio, solo porque le convenía, no era para mí, le hice dar de cuenta, le mostré mi postura, pero decidió cerrarme todas las puertas de Turquía, por eso termine aquí, labrando mi propio destino, mi propio camino, lo más lejos posible de su apellido, por eso uso el de mi madre. Todo para no seguir embarrándome con su porquería.

 

Busco información, busco números y contactos, pero no puedo hacer nada, porque no puedo llegar hasta allá, dicen que soy como una paria.

 

—Señor, tiene una llamada de larga distancia desde Turquía.

 

Casi me caigo de mi asiento, hace muchos años que no recibo una llamada desde allá. Ordeno que pase la llamada, Matthew está delante de mí, creo que hasta más nervioso que lo que estoy yo. Tomo aire antes de levantar el teléfono.

 

—¿Quién es?

 

—Hijo, ayúdame, por favor, ayúdame—Cuelgan la llamada, siento mi corazón detenerse, estoy sin poder articular palabra alguna, niego una y otra vez lo que acabo de escuchar, su tono de angustia me hace palidecer de solo imaginar que la mujer que me trajo al mundo está sufriendo de alguna manera, aún recuerdo esa conversación hace siete años.

 

—Necesito largarme, todos me cierran las puertas, solo porque él lo ordena.

 

—Mi niño precioso— Mientras acaricia mi mejilla, como solo una madre puede hacerlo.

 

—Madre, nunca entenderé su odio, su indiferencia para lo que me hace daño ¿Por qué?

 

—Vete mi niño, toma esto, con esto puedes empezar, no puedo irme, pero solo quiero que tú encuentres tu camino, lejos de nosotros, lejos de todos, me parte el corazón decirte esto, pero necesitas como dices irte tan lejos como te sea posible.

 

—Madre, pero tú, no puedo dejarte, tú eres lo único valioso que tengo aquí.

 

—Algún día mi niño, si Ala lo quiere así, nos volveremos a ver.

 

—Solo una llamada bastará para hacer lo que tenga que hacer por ti, escuchaste — Ahora soy yo quien la tiene de las mejillas y seco sus lágrimas.

 

—Te amo, hijo, nunca lo olvides. — Besa mi frente, como señal de despedida, tomo el dinero que me dio y hago una maleta con lo esencial, espero nunca regresar aquí y si lo hago será solo por ella, para un día llevarla conmigo.

 

—Matthew, ella está, ella — Él se acerca hasta donde estoy y me sostiene, casi me caigo, no puedo controlar ni mi cuerpo por la manera en que todo esto me afecta, se trata de mi madre, ¡Por Dios! Juro que si ese malnacido le toco un solo cabello.  Soy capaz de lo que sea por hacerlo pagar,

 

—Karim, tranquilízate, de lo contrario te agarro a golpes para que reacciones, cabeza fría, mente abierta y sobre todo cojones, eso lo último te sobra.

 

Tiene razón, necesito respirar, concentrarme y sobre todo hacer hasta lo imposible por traerla conmigo, así tenga que vender mi alma al diablo.

 

MARIAM

 

—Amiga, andas muy distraída, casi jalas en plantón marino, quien en su sano juicio reprueba plantón marino.

 

—Lo siento mucho, 

 

—¿Tu padre otra vez?  Ese hombre sí que es

 

—Tú sabes como es, se empeña en que trabaje, aunque sea unos meses en la empresa, de lo contrario, dejara de pagarme la carrera. — Le digo y aunque no es mentira acerca de eso porque siempre me amenaza y estoy pensando seriamente aceptar, esta universidad es de las más caras, una mensualidad ahí sumada al gasto de implementos, puede ser el sueldo   anual de un ciudadano promedio. Lo que me tiene a mí de esta manera, es ese hombre, no he dejado de pensarlo desde esa noche, su aroma, su presencia, esa maldita masculinidad que me atrae inexplicablemente, ósea, nunca alguien me ha atraído de esa manera, soy como una polilla a la lumbre, tengo una necesidad extraña de verlo, han pasado dos semanas y no cumple lo que promete.



#2966 en Novela romántica
#899 en Chick lit
#738 en Novela contemporánea

En el texto hay: secreto, amor

Editado: 05.02.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.