Odiame O Amame

PARTE 07

 

KARIM

 

—¡Es una locura!  No puedo permitir algo como eso. ¿Qué pasa por tu mente? ¿Cómo puedes sugerir algo así.

 

—Mi niño hermoso, es lo mejor— Acaricia mi mejilla como tratando de controlar la bestia que siento en mi interior, no puedo permitir que algo como eso suceda, no es cualquier persona, es la mujer que me trajo a este mundo y según lo que siempre decía, soporto veinte horas de parto porque yo naciera.

 

—Tu padre es capaz de muchas cosas, no quiero meterte más en problemas, ya en bastantes te has metido trayéndome hasta aquí.

 

Suspiro profundo y me alejo de ella, maldigo para mis adentro una y cien veces, ese hombre sigue jodiéndome la existencia aun a cientos de miles de kilómetros de distancia.

 

—Pero que estés en mi vida, haciéndote pasar por una empleada, no es digno de ti, no es digno de la madre que me protegió hasta que ya no pudo hacerlo.

 

Es la verdad, tantas veces que recibió con alguna que otra paliza por defenderme de ese animal, puso la cara para una bofetada, dio su espalda para que el cinturón no cayera en mí, no huyo conmigo porque tiene arraigada esa cosa de que una mujer turca solo puede ser mujer estando con su amado esposo, la verdad no entiendo el sentido de su arraigado amor si es que a eso se puede llamar amor, yo podría llamarlo maldición.

 

—Mi niño, necesito que tú estés bien, tu padre tiene más enemigos de los que piensas, sé que tarde o temprano uno de ellos, en ese enfrascamiento por el poder, terminaran acabando uno con el otro.

 

—¡Madre! —Me exalto, porque nunca pensé oírla hablar de esa manera.

 

—No me mires de esa forma, soy tu madre a la que se le cayeron los pechos por amamantarte.

 

—No necesito ejemplos tan gráficos, pero es que me sorprende ¿Me vas a contar qué ha pasado en estos años? ¿Por qué ahora pediste mi ayuda? No te estoy reclamando, llevo demasiado tiempo esperando una llamada tuya, fueron siete años.

 

—Vi demasiado, solo eso diré, no quiero ponerte más en peligro, llevo años guardando los secretos de tu padre, aunque debería dejar de hacerlo, lo voy a hacer por ti.

 

—Madre, tengo dinero, poder, contactos, por algo moví cielo y tierra por traerte hasta aquí. No soy el mismo chiquillo de hace años, no soy el mismo que salió con tu ayuda de aquel lugar.

 

—Te has puesto más guapo hijo, alguna nuera ¿De la que deba saber?

 

Por un instante ella viene a mi mente, su sonrisa, el día que la conocí, su aroma, verla en el balcón de esa casa, sobre todo con la boca en forma de O cuando le dije que no haría nada por ella si quería no ser mi asistente, un par de nalgadas es lo que quería darle, para que le den ganas de ser mi asistente.

 

«Esa carita de mi niño, que me dice que sí, no te pregunto si es bonita porque seguro es obvio, una niña bien, me imagino, es educada, se hace respetar, me encantaría una con costumbres religiosas arraigadas, pero sí no es así no importa, al final que te haga feliz es lo que vale.

 

—No me cambies de tema madre, quiero saber qué sucedió para que pidas que te trajera— Ahora quien cambia el tema soy yo, porque presiento que si empiezo a hablar de la Mariam no podría dejar de decir y enumerar todas las cualidades visibles y no visibles de esa mujer que me trae loco.

 

Quiero escuchar más, pero se lleva las manos a la cara y me doy cuenta de que debe estar cansada, además tomaremos un vuelo en unas horas, no la pienso dejar sola otra vez, lo hice antes, pero eso nunca más, prefiero que descanse, tendremos tiempo para hacer y responder más preguntas.

 

 

Salimos a las primeras horas del día, mi madre mira con asombro las luces que aún encandilan la ciudad, los carteles promocionando los atractivos turísticos, un día regresaremos, pero no como fugitivos, sino como simples turistas.

 

—Buenos días, señor, tomen asiento ¿Algo en particular para desayunar? — La mirada de la azafata me recorre por completo, su mirada ladina es evidente.

 

—Señorita, ¿serán muchas horas hasta llegar? Lo pregunto porque voy a conocer a mi nuera, mi hijo me habla tanto de ella. ¿Verdad mi tesoro?

 

Mi madre me sorprende de verdad que sí, la señorita responde a mi madre y luego se marcha, avergonzada de haber sido descubierta, en su tonto y evidente coqueteo, tengo que ser sincero desde que esa chiquilla apareció en mi vida, ninguna otra ha invadido mi mente y las largas horas que paso    en mi tina masajeando mi cuerpo en su honor.

 

—¿Qué fue eso? Señora Nahid Barak.

 

—No sé quién sea esa mujer que hace que mi hijo sonría como tonto, pero no voy a apañar que mi hijo sea uno de esos occidentales que están con una y otra por ahí.

 

—Si no sabes nada, porque dices eso.

 

—Los años no solo me dan arrugas. — Toca mi mano y se pone el antifaz en los ojos y quiere dormir.

 

No digo nada, pero en vez de esa última frase diría: "Más sabe el diablo por viejo que por diablo". Mi madre cambió mucho, la conocía como una mujer sumisa, obediente, no sé qué pasó en este tiempo, pero, en cambio, apareció esta versión, sí, mi sacrosanta. Madre, supiera que no necesito que me espante a ese tipo de mujeres, que nadie más me interesa que no sea una sola, nunca me vi a mí mismo en una posición como esta, pensando este tipo de cosas, porque siempre he sido reacio, pero quiero a Mariam en mi vida de una manera que ninguna otra ha estado, es una locura e insensato de mi parte; sin embargo, es una realidad a la que quiero enfrentarme Karim Barak loco por una chiquilla que claramente desconoce que puedo ser muy persuasivo cuando me empecino en alcanzar mis objetivos.

 

 

 



#2958 en Novela romántica
#895 en Chick lit
#742 en Novela contemporánea

En el texto hay: secreto, amor

Editado: 05.02.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.