Odiando las tardes de otoño

Capítulo 1

- Concierto del demonio -

Amaya y yo estamos yendo al concierto. ella conduce y yo miro por la ventana, el concierto pilla a media hora en coche, o sea.. en Alicante, Alicante.
Al llegar hay muchísima gente, a ver, es normal, pero no sé; no estoy acostumbrada a las aglomeraciones o sea, me paso el día encerrada en casa y nada más, eso o voy a una librería a mirar libros, porque comprarlos se me hace imposible.

Sinceramente... Me apetece el concierto, sí, pero a la vez no, es algo raro, vine porque la prima de Amaya está enferma y Amaya no quiere venir sola.

Tú tampoco lo harías.

La cosa es que no me apetece nada, pero nada de nada estar aquí, viendo a gilipollas gritar como locas (Amaya incluida) y cantar mal.
Más bien, he venido para no dejar sola a Amaya y por qué me saca de mis cuatro paredes del confort.

Llegamos, me bajo del coche y abro el maletero nada más Amaya aparca, y si, es ella la que conduce, yo solo tengo carnet y es de moto, así que no me sirve.
Cojo su mochila y mi bolso y nos vamos, sinceramente no me había fijado en Amaya hasta ahora.
Es pelirroja y sus ojos verdes le combinan muy bien. Lleva un top blanco y unos vaqueros campana blancos también, y sus tacones de quince metros. Ya decía yo que era muy alta...

Te saca cinco centímetros de todas formas.

¡Esta vez me saca diez!

Vamos a la cola, hay bastante gente, pero Amaya que tiene un don de la belleza, algo que yo no, logra hacer que el guardia nos deje pasar las primeras y si, nos ponemos en primera fila.
Y no, no me gusta. Eso significa codazos a muerte hoy y moratones mañana. Y os juro que tengo suficiente cuando Loren me da con la escoba en la cabeza y si duele.
Los primeros minutos del concierto son puros gritos y codazos.

Como todo el concierto.

De repente, en un instante, suben al escenario el guitarrista, pelirrojo, ojos claros y un piercing en la oreja, El batería, rubio, ojos marrones y no muy alto, el pianista, pelo tintado de azul marino, ojos marrones o negros, no sé, y tiene el Septum hecho. Por último el cantante, moreno, ojos verdes, piercings en la nariz, labio y orejas y un pequeño tatuaje en el cuello, que parece una serpiente.

A ver... nada mas verles no es que causen una gran impresión la verdad, aunque yo menos, teniendo en cuenta que voy con un top negro y una falda de cuero, no me debo quejar.

Amaya se pone a gritar como loca al ver a toda la banda, yo solo rio por lo bajo.

★★★

Al acabar el concierto había un atasco de mierda. Más simple, si a mí me decían ahora mismo que tengo que pagar cien euros para ir más rápido lo hago.
Amara pone música de la radio, pero bueno, yo miro por la ventana, hasta que veo a un chico, alto con ojos verdes y marrones sonriéndome y me cago, a ver... ¿Quién no se cagaría de miedo?
¿Lo peor? Qué el cantante de la banda se acerca a él y se ponen a hablar.
¿Lo horrible? Qué el puñetero atasco aún no acaba.

- Lara, tengo hambre ¿Bajas a por comida? -me dice Amaya y yo asiento con la cabeza, me pongo los cascos, la música y bajo del coche.
Abro el maletero y empiezo a rebuscar la comida de Amaya hasta que veo a dos chicos acercarse.
¿Lo malo? Qué los dos chicos, el cantante y el otro se me acercan y yo sigo rebuscando por la puñetera comida de mi queridísima amiga Amaya. Y sí, Amaya es una de mis pocas amigas, aunque antes no, y fue un milagro conocerla.
El cantante se para al lado mío y yo me giro.

- ¿Necesitas algo? -digo amablemente, algo raro de mí.

- No -dice él, mirándome de arriba a abajo.

- Pues vete, que molestas -respondo yo, cojo la comida, que por lo visto estaba debajo de la chaqueta de Amaya, cierro el maletero y me voy, aunque el cantante me agarra del brazo y yo me giro, con una cara de mala ostia.

- ¿Qué mierda quieres? ¿Te faltan neuronas o qué? ¿No te entra en tu puta cabeza eso de que no quiero hablarte? ¿Necesitas que te lo repita? -le respondo, de mal humor, por qué estoy harta, pero harta del puto mundo, de todos, absolutamente de todos, siento que he sido un poco impulsiva, pero me da igual.

- Oye, calma, solo te íbamos a preguntar que si sabes ¿dónde está la gasolinera más cercana? -suelto un suspiro y asiento con la cabeza.

- Sigues recto y a la siguiente rotonda coges la primera salida, justo ahí -Me vuelvo a girar y vuelvo adentro del coche, en donde Amaya me está mirando con cara de "hija de puta, mal parida".

- ¿Qué? -pregunto yo.

- ¿Cómo que qué? ¡LE PODÍAS HABER PEDIDO SU NÚMERO CACHO RETRASADA! -Yo suspiro y le miró, hace tiempo que no me gritaba así y solo niego con la cabeza.

- ¿Para qué? ¿Para qué me diga cosas cursis? ¿Me dedique conciertos? ¿Me presuma ante el resto del mundo? -digo irónica y Amaya asiente con la cabeza, y yo resopló.

- No gracias -es lo único que susurro y me vuelvo a mi burbuja de música y leyendo Antes de diciembre, por qué si, Loren ha logrado que me lo lea.

★★★

De repente, en un momento, Amaya va a la gasolinera a repostar y yo me quedo leyendo y escuchando música en el coche.

Oigo ruidos de golpes en la ventana y veo al puñetero cantante.

- ¿Qué? -digo después de bajar la ventanilla y él sonríe.

- ¿Cómo te llamas? -le miro con desprecio y suspiro.

- Lara Blackwood ¿y tú? -le digo ya después de meditar si es una buena idea.

No lo es.

Cállate, déjame soñar con que voy a tener mi romance de libro.

- Jake Stedward, a tu servicio -yo suspiro, divertida y le miró.

- Cuando seas Jared Garber me avisas -él me mira y sonríe.




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