Odiando las tardes de otoño

Capítulo 8

★- Llegado el momento, el sufrimiento es un monumento -★

Me despierto y tengo mi cabeza apoyada en el pecho de David y él me acaricia el pelo.

— Buenos días querida —me dice con una sonrisa, lleva el pelo desordenado y me mira con esos ojos marrones que hechizan a cualquiera.

— Buenos días, David —le digo, me frotó los ojos y bostezo— ¿me secuestras a Nueva York? —le pregunto y él se ríe.

— ¿Nueva York? ¿Por qué? —me pregunta.

— Siempre quise ir a una ciudad enorme y Nueva York me parece una gran opción. —le respondo con una sonrisa y él se ríe.

— A donde la princesa diga, iremos —dice de broma y yo me rio, es encantador.

— Obvio —Me levanto de la cama, con aire perezoso y él se levanta también, ya que no se podía mover por mi culpa.

Nos sonreímos y voy a mi habitación compartida con Jake.

El Imbécil de Jake.

Sí, eso mismo.
Al llegar a la habitación le veo tumbado en la cama, moribundo y parece un muerto, yo me acerco, cojo de mi bolsa de aseo una brocha de maquillaje y le doy, como si fuese algo extraño, aunque por fuera no se note, me estoy muriendo de la risa.

— ¿Seguirá vivo? —susurro yo y él se mueve.

— Mmm —dice medio dormido y yo sigo toqueteando le con la brocha, llegado el momento, abre los ojos y grita, como si hubiese visto a Pennywise o al Coco y yo me rio de él.

— ¿¡Qué cojones!? —grita y yo me rio más aún, tanto que me caigo al suelo. Eso sí, me hago un daño de cojones, pero la escena se lo merece.

Jake tiene unas ojeras como un mapache, está despeinado y no, no lleva camiseta.

Pasa foto de las vistas por favor.

La cosa es que él me mira enfadado y le hace parecer un niño pequeño cuando le quitan algo y me rio más aún.

Decidido, me lanza una almohada que logro esquivar de milagro y voy a hacerme la maleta, pasando de su cara, que parece un cuadro y me pongo los cascos.

10:30 am

Miro a ver qué más hacer, me tumbo en la cama, miro el techo y sonrió.

†★†★†★†

— Lara, cariño, ¡ven! —me grita mamá a lo lejos y voy hacia ella, hasta que me doy con la una piedra y me caigo al suelo, haciéndome daño en las rodillas.
Duele mucho, y me noto los ojos mojados, y veo borroso, muy borroso, tanto que casi no veo a mamá.

— Ay Dios mío....¡ JORGE! ¡VEN AQUÍ! A TÚ HIJA LE SANGRAN LAS RODILLAS —Grita mamá y yo nerviosa, me miro las rodillas y veo algo rojo.

Lo toco, es líquido, como el agua y me llevo el dedo a la boca, sabe cómo la cuchara del comedor del cole. Mamá al verme viene corriendo.

— ¡Lara! ¡No te chupes la sangre! —me grita y me asusto, papá llega justo después con una caja de colorines, tiene verde, rojo, rosa, blanco, naranja, lila, es muy bonita y también tiene una cruz en medio, ¡como la farmacia! Mamá dice que es porque la farmacia nos da las cosas que hay dentro de la caja de colores, pero yo no le creo, seguro que es el hada de la caja de colorines.

Papá me coge en brazos y me lleva a casa, el vecino me mira como loca, creo que tiene tres años más que yo... Así que... ¿8? No sé, apenas sé contar. Mamá dice que de mayor, puedo ser lo que quiera, pero no sé qué quiero ser, supongo que seguiré tocando la batería y el violín, o el violonchelo si me dejan. La cosa es que papá me pone una tirita de Pocoyó y sonrió.

— ¡Mira papá! ¡Pocoyo! —Le digo, pero papá no se gira, es más, guarda la caja de colores y se va a su despacho otra vez, yo miro a mamá y ella me sonríe.

— ¡Qué bien! ¡Pocoyo! —dice con una sonrisa, yo me giro y miro la puerta del despacho de papá, mamá me coge en brazos y me aleja poco a poco de la puerta.

†★†★†★†

Al abrir los ojos veo a Jake mirándome con una sonrisa y le pongo cara de asco.

— ¿Qué? —le digo y señala mi muñeca, yo me miró y veo mi tatuaje.

— Tienes un tatuaje... Y me acabo de enterar ¿Qué es? —me pregunta, cómo si ayer no hubiese pasado nada, yo solo le ignoro, recojo mi maleta y bajo a recepción, aún sabiendo que él me está siguiendo, no me he dado cuenta de que podría ver mi tatuaje... Qué idiota soy.

— Dímelo, no pierdes nada —me dice en tono de reproche y yo me giro para verle, joder... ¿Por qué sus ojos son tan hermosos?

— Sí, pierdo algo, mi tiempo, y contigo más aún —Él se lo toma a broma y yo suspiro— ¿y tu maleta? —le pregunto y sonríe.

— Ya estaba aquí, solo he ido a.... Emmmm —busca la palabra exacta para decir y yo le miró aburrida.

— ¿Ducharte y descansar? —pregunto y Jake asiente con la cabeza.

— ¡Eso! —dice al final y yo me rio.

— Se nota... —me giro y espero al resto de la banda, tocándome la muñeca... Cómo si me doliese, como la primera vez que me hice un tatuaje, como aquel día en el que me lo hice...

†★†★†★†

Estoy mirando el techo, veo un mensaje.

Harry Potter

Harry Potter: Oye, oye, ¿Nos hacemos un tatuaje? Pliss.

Yo: ¿un tatuaje? ¿Para qué o qué?

Harry Potter: Porfaaaa, no pierdes nada.

Yo: mi tiempo, pero como eres tú, iré solo para acompañarte.

Sonrío, me pongo los zapatos y bajo de casa, en donde está Harry esperándome, qué rápido...

Seguro te estaba esperando de antes.

— ¿Vamos? —me pregunta, yo asiento con mi cabeza y le sigo hacia el sitio al que me quiere llevar.

Al llegar, veo a una chica llena de tatuajes, de unas serpientes, mariposas, líneas al azar y cosas así, tiene el pelo teñido de granate mezclado con su tono natural, que parece ser marrón, ojos marrones y una nariz un poco puntiaguda.




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