¿odiarnos?

Capitulo 3

La primera clase del día había terminado y ya estaba agotada, ni siquiera presté atención a una sola palabra de lo que habían dicho, tenía un nuevo profesor y no me había tomado la molestia en dar una buena impresión. No logré dormir en toda la noche pensando en lo que había pasado, mi mente no dejaba que imaginar escenarios en los que discutía con ya saben quién. Siempre solía hacer eso, debía ser prevenida por si surgía una discusión futura.

Loca.

Después de la primera clase tenía treinta minutos de descanso los cuales iba a aprovechar para descansar un poco; ¿en qué lugar? no lo sabía, pero lo haría.

Recogí mis cosas y mientras intentaba salir (ya que estaba en los últimos puestos porque había llegado tarde) mi celular vibró anunciando que tenía un nuevo mensaje y era de Marian.

-Marian, la mejor amiga de todas, la chica más perfecta que he conocido y sobre todo hermosa: Estoy en la cafetería, ven.

El número de Marian lo había registrado ella, por eso decía así.

Di una larga exaltación pensando en qué excusa podía poner para no ir. Y no era por falta de hambre, no, no, el hambre siempre habitaba en mí; era falta de dinero. Mi situación económica no estaba muy bien que digamos, el dinero de la beca solo alcanzaba para cubrir los gastos de la universidad y para pagar el departamento en el que vivía. Necesitaba conseguir un empleo. Mis padres no sabían nada de eso, no quería decirles, ya era suficiente con lo que estaban haciendo por mí, no quería preocuparlos.

Y como si Marian me estuviera leyendo la mente, me envió otro mensaje:

-Marian, la mejor amiga de todas, la chica más perfecta que he conocido y sobre todo hermosa: Yo invito, no te preocupes.

Esbocé una sonrisa.

-Yo: Por eso te amo<3

Y justo cuando iba a enviar el mensaje me tropecé con alguien haciendo que se le cayeran unos papeles que llevaba en la mano.

—Lo siento, de verdad lo siento —me agaché para ayudarle a recoger lo que había tirado.

Él hizo lo mismo.

—Eso me pasa por no prestar atención mientras camino —me levanté cuando ya tenía todo—, ten...

Me quedé paralizada al ver a la persona que tenía en frente, impactada.

—¿T-tú eres... Jareth Bristol? —mi voz salió muy aguda.

Él asintió muy lentamente con la cabeza.

—No lo puedo creer —no podía evitar el tono de emoción—. Eres increíble, tu trabajo es increíble, soy súper fan de lo que haces, eres mi ejemplo a seguir.

—Gracias —esbozó media sonrisa. 

Por un lapso corto de tiempo esa sonrisa se me hizo conocida y, me dirán loca, pero me recordó al idiota de Jade.

Estás mal, amiga.

Jareth Bristol es uno de los escritores del momento con tan solo veinticuatro años, aunque yo lo sigo desde antes de que publicara su primer libro; empezó a escribir cuando tenía tres años. Es estudiante de tercer año de literatura. Es hijo de Rick Bristol (otro de mis escritores favoritos). Era un sueño hecho realidad, estaba que me desmayaba.

—¿Me darás los papeles o...?

—Oh, claro lo siento —le devolví los papeles—. Es... la emoción.

—Tranquila, suele pasarme mucho —murmuró.

—¿Qué?, ¿que las personas se emocionen cuando te ven o tropezarte con ellas? —intenté bromear un poco para disimular mi nerviosismo.

Él sonrió divertido.

—Ambas —respondió—. ¿Cómo te llamas?

—Arya Spooner —él asintió, pensativo, como si estuviera analizándolo.

—Bonito nombre —dijo finalmente.

—Gracias —sonreí.

—Jareth —habló alguien a mis espaldas—, ¿trajiste lo que te pedí?

—Sí papá...

¿Papá...?

Dejé de respirar un momento y, aunque intenté contenerme, no pude evitar darme la vuelta. No me podía creer que Rick Bristol estuviera a tan solo diez pasos de mí. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba ahí.

—Buenos días —saludó, educado.

Tardé lo que pareció una eternidad en encontrar mis cuerdas vocales. La emoción que sentía era inexplicable.

—Buenos... días —dije en un hilo de voz—. Es un honor hablar con usted señor Bristol.

Él asintió.

—Sería un honor tenerlo como profesor.

El solo imaginar que uno de los seres más importantes de la literatura enseñándome alguna de mis clases hacía que mi corazón se acelerara.

—¿De qué año eres? —preguntó Rick, haciéndome volver a la realidad.

—Soy de primer año, de hecho, acabo de terminar mi primera clase —¿por qué doy tantas explicaciones? si solo me preguntó de qué año era.

—¿Eres de la sección que acaba de salir?

—Sí —asentí.

—No prestas mucha atención a tus clases, ¿verdad? —frunció un poco el ceño.

—¿Eh?

—Me presento, soy el Rick Bristol, como ya sabes —se acercó un poco y extendió su mano—. Soy tu profesor de Morfosintaxis.

No sabía.

Si quieren dar una buena impresión, imiten a Arya, es la mejor en eso.

Abrí mucho los ojos.

—Yo... eh... ya... ya lo sabia —me sonrojé avergonzada—. Tengo que irme.

Y sin más, huí de allí. Lo sé, no fue muy educado de mi parte, pero necesitaba escapar de ese momento tan vergonzoso.

Me dirigí a la cafetería en la que había quedado con Marian para desayunar. Me comentó de una fiesta que harían no sé cuándo a la que ella asistiría —claramente le dije que yo no iría— y siguió hablando de unas cosas de su carrera. Noté que a unos pocos metros estaba Jade, hablando con un grupo de chicas, siendo el centro de atención. No las culpaba, aunque el chico me cayera mal, era consciente de los guapo que era.

Todas las chicas se acercaban a él coquetas, pero él no les prestaba mucha atención a excepción de una chica de cabello negro y corto, la cual Jade se le quedaba viendo con una sonrisa deslumbrante. Y como si sintiera mi mirada, se giró a la mesa en la que me encontraba haciendo que nuestras miradas se encontraran. Mi primera reacción fue un gesto de asco, él sonrió y entornó la mirada.




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