—Bueno, ¿Qué tal el apartamento? —me pregunta Andrea sonriendo traviesamente.
—Me encanta—le digo, igualando su sonrisa—aunque no estoy segura de poder permitírmelo
—Por supuesto que puedes— replica Andrea con un tono de voz lleno de diversión— Este apartamento es parte de tu paquete de beneficios. En realidad, este y otros apartamentos en el edificio son propiedad del bufete. Solo tendrás que cubrir algunos gastos menores.
—¿Hablas enserio? — le pregunto con gran asombro
—Si, por supuesto que hablo enserio. Leíste tu contrato de trabajo antes de firmarlo ¿verdad? — su pregunta hace que me sienta un poco avergonzada.
—Si, bueno, más o menos. Esta bien, lo admito, solo lo leí muy por arribita— confieso avergonzada sabiendo que debí prestar más atención.
—Es increíble que te hayas graduado como una de las mejores de nuestra promoción y falles en algo tan básico como es leer bien un contrato— Andrea me dirige una cara de reproche que solo hace que crezca mi vergüenza. — Por suerte para ti, tienes una maravillosa amiga que actúo como tú abogada y logré negociar un buen trato. No tienes ni idea lo duro que tuve que luchar con el tacaño de tu nuevo jefe para que te pagara un salario digno de tu talento.
—Espera, ¿Mi nuevo jefe no es tu padre? — pregunto divertida
—Si, pero a él le gusta discutir conmigo ya que le divierte tanto como a mí y si que es un tacaño—dice Andrea haciendo un gesto con las manos.
Las dos nos reímos y mi amiga empieza a hacerme cuentos de cosas tontas por las que han estado peleando solo por divertirse. Nos divertimos tanto conversando que para cuando nos damos cuenta ya son las 10 de la noche. Un bostezo escapa de mis labios, mi amiga se da cuenta de lo tarde que es y lo cansada que estoy por lo que se para del sofá donde emos estado sentada.
—Mejor me voy, tu estas cansada y ya es tarde—me dice al tiempo que se dirige a la puerta— Mañana vengo a buscarte para irnos de fiesta y celebrar tu nuevo comienzo.
—Hay no, Andrea—le digo cansada solo de pensar en tener que salir de fiesta con Andrea, la conozco lo suficiente bien como para saber como va a terminar la noche— Mañana voy a pasarme el día desempacando. Por qué no mejore bienes mañana y me ayudas.
—No gracias, ya sabes que soy malísima organizando y voy a retrasarte en vez de ayudarte—ya Andrea está en la puerta, la abre y sale—Mañana, a las ocho, voy a venir a buscarte, será mejor que estés preparada.
Andrea sale del departamento y cierra la puerta detrás de ella sin darme tiempo a protestar. Me vuelvo a sentar en el sofá, la ansiedad me inunda solo de pensar en tener que salir de fiesta mañana por la noche.
Es increíble lo cómodo que es este sofá, pienso mientras toco los cojines, son tan suaves. Me acuesto en el sofá, solo por unos minutos, me prometo a mi misma. Abrazo uno de los cojines como si fuera un oso de peluche y cierro los ojos, solo unos minutos. Las emociones del día se asientan y un minuto se convierte en cinco, luego diez y así, con el cansancio acumulado caigo en un sueño profundo.
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Editado: 26.09.2025