Odio Amarte - (en Edición)

CAPITULO 6

MAXIMILIANO 

Luego de dejarla hasta la fundación, salí rápido de ahí pues, sabia que esa diminuta mujer me llevaría la contraria otra vez lo cual no me gusta.

Recuerdo la primera vez que la vi, pues entraba agarrada del brazo de su hermano menor con ese precioso y sexi vestido que la hacía ver más hermosa de lo que ya es.

Chocamos nuestras miradas por primera vez causando miles de emociones y sensaciones que nunca en mis 35 años había vivido, recuerdo que no le saque la mirada en toda la fiesta, fue muy tentador verla mover esas caderas con una sensualidad que solo ella tiene.

Esa fue la primera y última vez que la vi, luego de dos años después.

Verla ya toda una mujer causo que esa mismas sensaciones volvieran dos años después, no pensé volver a verla de la manera que nos volvimos a encontrar. 

Sostener su cintura para evitar que se caiga, causando que esa electricidad volviera como cuando la toque por primera vez.

Escuchar que se graduó con honores me volvió muy feliz, pues Vicente no para de hablar y de mostrar las fotos que tenía de ella juntos. 

Tanto que se me volvieron la ganas de volver a verla, lo cual se me dio.

Esa manera desafiante que me vio y hablo, causaron que mi interior le agradara, pues nadie me desafía tanto como ella, me encanta llevar el control de todo lo que me rodea y sabía que ella no sería la excepción.

Mientras conducía para llevarla hasta la ONG, la miraba de reojo causando que mi lado sobre protector saliera flote, pues sentía la necesidad y obligación de protegerla y no dudaría en hacer caso a mi instinto así me llevara a discutir con esa pequeña mujercita.

Llegando a mi edificio empecé a caminar  hasta el ascensor, sintiendo la mirada de muchos de mis trabajadores, unos me saludaban y otros preferían hacerse que no me han visto, pues sé por alguien que me tiene un apodo como "Don diablo" solo por ser muy perfeccionista y mandón según ellos, lo cual no me importa que para eso yo les pago.

Llegando hasta mi oficina que se encuentra en el piso veinte, vi a mi hermano hablando con unos de los jefes en marketing, veo que mi hermano eleva la mirada y lo dirige hacia mí, luego termina de hablar con el personal y luego se dirige hacia mí.

¿Donde estabas?.- pregunto.- te estaba esperando.- dijo mientras caminaba hacia mi oficina y entrando en ella.

Pues, fui a dejar a Emily hasta la ONG y no la iba a dejar que vaya en un taxi sola, ahora nada es seguro.- respondí, colgando mi saco detrás de mi silla y sentándome en ella.

Mm que caballeroso despertaste hoy hermanito.-dijo.-llevas a la nena hasta su lugar de trabajo.- sonrie sentándose frente a mí levantando una ceja.- aunque yo también lo hubiera hecho.- termino por decir. 

Si es por eso que lo hice.- mentí observando unos papeles.

Es que viniendo de ti es raro, pues nunca lo has hecho con otra mujer que no sea mamá o Stefa... - no lo deje terminar cuando conteste.

Si y no quiero que la menciones a esa para nada.- dije de mal humor.

Ok, no dije nada.- respondió, elevando ambas manos al aire.- te dejo con tu amargura de hombre viejo y arrugado.- dijo lo último riéndose.

Bueno si no quieres que estos puños te golpeen para que veas que tal viejo soy, entonces si es mejor que te largues.-  conteste levantando la mirada y mirándolo mal.

Si por eso me voy, adiós hermanito no te vayas a arrugar de tanto enojo - dijo dirigiéndose hacia la puerta para irse. 

¡Ya lárgate!.- gruño enojado, oyendo su risa desde lejos.

Me recosté en mi silla, soltando un suspiro y tratar de procesar lo que había pasado con ella.

Mientras veía papeles y firmaba documentos importantes, cada cierto tiempo miraba mi reloj de muñeca para ver si ya daba la hora para ir a recogerla.

Cuando vi la hora eran las 5:40 pm, para ir a recoger a la pequeña retadora, hice una llamada a mi amigo y guardaespaldas principal Luca, siempre ha estado conmigo desde que tengo quince años de edad, es un hombre alto de ojos marrones y cabellos blancos es como otro padre para mí, me ha guardado mi más grandes secretos.

Luca, por favor alista el auto.- hablandole a el por medio del celular.

Si señor ahora mismo.- respondió y corte la llamada,
tome mis cosas y salí de mi oficina. 

Cuando salí por completo del edificio vi que mis hombres ya tenían todo listo solo para que subiera a mi auto y manejar hacia la pequeña mujercita, que sería mi perdición y mi dolor de cabeza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

AQUI LES DEJO OTRO CAPITULO MAS , ESPERO QUE LES GUSTA AHORA VIENDO EN LA PERSPECTIBA DE MAX .

NO OLVIDEN COMENTAR Y DARLE ESTRELLITA 




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