Odio Amarte - (en Edición)

CAPITULO 8

MAXIMILIANO

En camino a recoger a la desafiante señorita, aprovecho para hacer una llamada y reservar una mesa en uno de mis restaurantes favoritos.

Espero que acepte la invitación a cenar, ya que no tengo intención de dejarla en su casa sin antes compartir una comida.

Al llegar al edificio, estaciono en la entrada y salgo del auto para esperarla.

A pesar de que ya son más de las seis de la tarde, ella no ha salido.

Inquieto, llamo a Luca, mi guardaespaldas.

— Luca, necesito el número y la dirección de la señorita Emily.

— Ahora mismo.- Le digo, mi frustración evidente en mi voz.

Luca asiente y se dirige a otro auto. Pasan unos minutos antes de que reciba un mensaje de él con la información que le pedí.

Sin dudarlo, llamo a Emily.

— ¿Hola?.- Responde ella.

— ¿No vas a bajar? Te he estado esperando más de veinte minutos.- digo, mi voz ronca de irritación.

Miro la hora en mi reloj y me doy cuenta de lo tarde que es.

No puedo creer que me haya tenido esperando tanto tiempo, especialmente considerando lo mucho que valoro la puntualidad.

— Ah, ya salgo. Perdí la noción del tiempo.- Responde.

Su voz un poco nerviosa.

— ¿Quieres que suba y te espere?

— ¡No! No… quiero decir que no es necesario. Ya voy hacia abajo.- Responde, su efusividad me sorprende.

— Está bien, te espero.- cuelgo.

Mientras la espero, aprovecho para responder algunos mensajes pendientes.

Pronto escucho el sonido de tacones y veo una pequeña sombra acercándose.

Guardo mi teléfono, sabiendo que es ella.

No solo por el sonido de sus tacones, sino también por el olor de su perfume, que he aprendido a reconocer en las pocas horas que hemos compartido.

Cuando se acerca, no puedo evitar notar lo hermosa que se ve.

Es una mujer que muchos, hombres y mujeres, por igual, desearían tener.

Pero solo yo tengo el privilegio de tenerla frente a mí.

— Hola, buenas noches. Perdón por la tardanza, se me pasó la hora.

Me saluda con un beso, y noto que no muestra señales de haber sentido la misma conexión que yo experimenté horas antes.

Aun así, su belleza y encanto no pasan desapercibidos.

— Lo noté, pensé lo mismo.- le respondo devolviendo el saludo y colocando una mano en su cintura.

A pesar de la falta de reciprocidad en ese momento, no puedo evitar sentir una atracción inexplicable hacia ella.

— Bueno, ¿nos vamos?.- pregunto, abriendo la puerta del auto.

— Sí.- responde Emily, subiéndose al auto y colocándose el cinturón de seguridad.

— Muy bien, en marcha, señorita.- digo mientras enciendo el auto y nos dirigimos hacia el restaurante.

Esperaba que aceptara mi invitación, ya que no estaba dispuesto a aceptar un no como respuesta después de haberme hecho esperar más de lo debido.

Aunque nuestras interacciones no siempre son fáciles, estoy decidido a mantener una actitud positiva y disfrutar de la velada.

Durante el trayecto, noto que Emily mira hacia mí y luego al frente, como si estuviera pensando en algo.

La tensión en el aire es palpable, pero decido romper el silencio.

— ¿Sabes dónde queda mi casa?.- pregunta de repente, mirándome con curiosidad.

— Sí, sé dónde vives. No te preocupes.

— ¿Quién te dio mi dirección y mi número? No recuerdo habérselos dado.- cuestiona con cierta confusión.

— Vicente me los proporcionó.- respondo, mintiendo para proteger la confidencialidad de Luca y yo.

No quiero revelar que obtuve esa información de otra fuente.

— Oh, supongo que no debería sorprenderme.- dice con enojo, cruzando los brazos y mirando por la ventana del auto.

“Si supieras"

— Bueno, ya que son las siete, ¿no te gustaría ir a cenar?.- pregunto, sintiéndome un poco inquieto por su respuesta debido a la espera prolongada.

Emily frunce el ceño como si estuviera considerando la oferta antes de responder con un resoplido.

— Bien, pero yo pago lo mío.- negándose a aceptar mi invitación.

— No, claro que no. Ya haces suficiente con recogerme y esperarme más de veinte minutos.

— Debo decirte que no acepto un no por respuesta, ya que soy yo quien te está invitando.- expresé mirándola fijamente.

Ella respondió negándose, mencionando que ya había hecho suficiente al recogerla y hacerla esperar más de veinte minutos. Ante su negativa, decidí ceder:

— Está bien, pero la próxima vez invito yo.- afirmó ella, cerrando los ojos como si se diera cuenta de lo que acababa de decir.




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