Odio Amarte - (en Edición)

CAPITULO 11

MAXIMILIANO

Luego de dejar a Emily en su departamento, tomé camino hasta llegar a mi casa.

La verdad es que la pasé bien en la cena, hasta cierto punto, si no hubiera llegado Jimena en ese preciso instante, hubiera sido mucho mejor.

Aunque me sorprendió nuevamente aquella mujercita, su clase al comportarse y su original forma de contestar.

Casi toda la cena la vi un poco incómoda, aunque ella no lo dijo, pude notarlo.

Fue una compañía muy agradable y buena, tenía muy buenos temas de conversación. Pero si tan solo Jimena no hubiera llegado, hubiera sido mucho mejor.

He tratado de mantener mi estado civil en anonimato, pero al parecer el destino trata de sacarlo a la luz.

Muy pocas personas lo saben y espero que siga así.

La verdad no estaba del todo interesado en tener otra relación, pero creo que puedo hacer una excepción esta vez.

No voy a mentir, en tan poco tiempo he sentido cierta atracción por dicha señorita.

La necesidad de cuidarla y protegerla se hace más fuerte conforme la voy conociendo.

Sé que puede defenderse, pero seamos sinceros, dos contra uno no sería fácil, mucho menos con la pequeña estatura que ella tiene.

Así que tomé la decisión y el riesgo de ponerle dos guardaespaldas.

No sé cómo haré para que no se dé cuenta de que fui yo quien los puso para que la cuiden, pero llamé a Luca para que tenga todo preparado y mañana tenga afuera de su casa a esos dos hombres.

Ellos la cuidarán y me informarán de cada uno de sus movimientos.

Además, investigarán su agenda para tener todo listo.

Al día siguiente, después de hacer ejercicio y tomar un buen baño, salí al comedor para tomar mi desayuno.

Entrando al comedor, vi a Luca, Rafael y Henry esperando a que yo llegara.

— Buenos días, caballeros.- les saludé mientras me sentaba en la mesa.

— Buenos días, señor.- contestaron a la vez.

— Señor, aquí tiene todo el itinerario de la señorita para todo el mes.- dijo Luca entregándome una carpeta negra que contenía todas las actividades de Emily, como reuniones de oficina, almuerzos, eventos, etc.

Mientras leía la carpeta, les contesté:

— Ellos serán los encargados de cuidar a Emily, ¿no es así?

— Sí, señor, efectivamente ellos serán los encargados de cuidar a la señorita.

— Muy bien.- dije.— Quiero que me informen de cada paso, que no permitan que cualquiera se le acerque y mucho menos la pierdan de vista.

— Eviten decir que fui yo quien los mandó. No quiero ninguna equivocación y ningún rasguño, porque si no, tendremos serios problemas.- finalice con seriedad.

— Sí, señor, lo que usted ordene.- contestó Rafael por los dos.

— Muy bien, pueden retirarse.- les dije mientras me levantaba para tomar mi saco y maletín y dirigirnos afuera.

— Sí, señor.- contestaron y se fueron. En el camino hacia la empresa, noté que Luca recibía una llamada que supongo era de los hombres que cuidarían a Emily.

— Señor.- dijo Luca.— ya llegaron y no sospechan nada. Piensan que es el Señor Miller quien los mandó.- me informó mientras conducía.

— Bien, mantente al tanto mientras estoy en reunión.- le ordené.

— Sí, señor.

Llegando a la empresa, entré hasta el ascensor saludando con un movimiento de cabeza a cada empleado que se dignaba a saludar.

Llegando a mi oficina, vi a mi secretaria, Anna. 

— Buenos días, Anna.- la saludé mientras continuaba mi camino.

— Buenos días, señor.- contestó detrás de mí con su libreta y tablet de la empresa en la mano.

— ¿Qué tienes para mí hoy?.- pregunté mientras me sentaba en mi silla y encendía mi computadora.

— Bueno, señor, tiene una reunión vía Skype a las nueve y otra con los señores Palacci a las once. Y no se olvide de confirmar su asistencia a la fiesta de los Silva, que es el sábado a las ocho, con su acompañante.- me informó.

— Mm… confirma mi asistencia e iré solo. Además, llama a Tulio para que me dé una cita para un traje, por favor.

— Sí, señor, ahora mismo.- respondió.— ¿Algo más?

— No, eso es todo, gracias.

Ahora, después de ambas reuniones que se alargaron más de lo esperado, finalmente pude estirar mi cuerpo y aliviar la tensión en mi espalda y piernas.

Estar tanto tiempo sentado no es bueno para la salud.

Todo estaba tranquilo, ya que me había comunicado con Henry para saber cómo estaba Emily y me aseguró que estaba en una reunión con Thomas, a quien conozco y en quien confío.

Esto me tranquilizó, sabiendo que todo iba bien y sin contratiempos.

Sin embargo, de repente escuché un alboroto afuera de mi oficina. Cuando miré hacia la puerta, vi a cinco hombres entrar de manera brusca.




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