Odio Amarte - (en Edición)

CAPITULO 12

EMILY 

¡Señorita!, ¡espere por favor!.- decía gritando Henry detrás de mí para evitar a que suba por el ascensor.

De pronto de tanto caminar he ignorado a esos dos que tenía siguiéndome puedo notar al fortachón que estaba siempre al tanto del cuidado de Maximiliano, creo es ¿Lucas o Luca?, no recuerdo bien su nombre, pero ya lo averiguaré.

Al llegar frente a él, quedo cara a cara con él y otros hombres vestidos igual se quedan observándome.

¡Tú!. - lo señalo - me llevarás hasta donde tu jefe - digo, para empezar a jalarlo por el brazo.

Señorita, ¿Qué sucede? - pregunta alarmado. 

¿Como que?, ¡¿que sucede?! - grito furiosa.- ¡sabes perfectamente lo que ha hecho tu jefe! - le digo enojada. - no te hagas el que no sabe - lo jalo hasta el ascensor.

Ya abriéndose las puertas del ascensor lo empujo hasta dentro de la caja metálica con Rafael y Henry detrás de nosotros.

Aprieta el botón de su oficina.- lo obligo a apretar el botón correspondiente.

Señorita, el Señor ahorita se encuentra ocupado. - me responde ya subiendo hasta la oficina de su jefe.

¡¿Tu crees que a mi me importa?! - le grito - ¡Asi este la misma Reina de Inglaterra, no me va a importar! - le vuelvo a decir.

Se puede saber ¿qué está pasando? - les pregunta a esos dos idiotas que se encuentran detrás mío.

Jefe, la señorita se enteró de todo - contesta un Rafael nervioso.

Llegando hasta el piso, salgo inmediatamente del ascensor para empezar mi camino hasta la oficina del individuo que se atrevió ponerme dos guardaespaldas sin mi consentimiento.

¡Señorita, por favor espere! - escucho gritar detrás de mí a un Henry ya más que asustado.

Sin hacerle caso llego ya hasta donde se encuentra el escritorio de su secretaria.

¡Está tu jefe? - pregunto, sin saludar, sé que ella no tiene la culpa, pero ahora mismo lo único que me importa es gritarle algunas cosas a Thalassinos mayor.- Anna - le digo leyendo su nombre, en la plaquita de su saco color azul.

S-si, señorita - contesta un poco consternada.

Ok, gracias - le contestó, para iniciar mi camino hasta la puerta.

¡Señorita, espere!.- la, escucho decir detrás de mí, pero ya es demasiado tarde, pues ya me encuentro entrando hasta dentro de la oficina.

¡Tu! - le digo señalándolo cuando lo ubico sentado en su escritorio con otros cinco hombres de los cuales dos reconozco.- ¡creías que no iba a darme cuenta!.cuenta.- le grito señalándolo y acercándome hasta donde él se encontraba, mientras que detrás de mí se encontraban Rafael, Henry, Luca y Anna.

¡¿ Crees que, por que dejé que me llevaras a un restaurante, tenías el derecho de hacer lo que se te de la gana! - le grito ya más cerca de él muy enojada ya saliéndome humo por la nariz y orejas sin contar que teníamos, un público muy expectante y curiosa. 

La verdad se veía muy guapo, es su papel de rey y señor de este imperio sentado en su silla con las manos entrelazadas escuchándome todo lo que le gritaba, sin importarme que todos los que estaban detrás de mí me vieran.

¡No voy a permitir que hagas conmigo lo que se te la gana!, ¡Estas muy equivocado!. - vuelvo a gritar, pues lo veía tan tranquilo que eso hacía enojarme mucho más.

Es por tu seguridad nena - contesto, calmado frente mi como que si no le importara todo lo que le digo.

¿Seguridad?, crees que no sé cuidarme sola y encima hacer que esos dos idiotas me hicieran creer que fue Vicente quien los mando - respondí señalando a Henry y Rafael sin contar mi mirada hacia él.

Pues, es lo mejor para ti, las calles están peligrosas, no ves lo que está sucediendo con las desapariciones de otras mujeres - me contesto ya un poco alterado.

¿Lo mejor para mí? - pregunto - ¿Qué sabes tú lo es que es mejor para mí?, sé cuidarme sola, lo hice todo este tiempo y no será la excepción esta vez.- digo enojada cruzada de brazos, pues, ¿este que se cree que hara conmigo lo que quiera?, ¡ja!, pues está muy equivocado.

¿Sabes que?.- vuelvo a decir - ve y ponle guardaespaldas a tu mujer, no a mí - digo señalándome - no te da vergüenza cuidar a otra mujer que no es ¡Tu esposa! - vuelvo a gritar, pues no soy nada suyo para que me esté cuidando y no pienso que a su esposa le agrade lo que está haciendo con otra mujer.

Uuuh - escuché decir detrás de nosotros, pues sentía algunas carcajadas de aquellos hombres que no conocía.

¡Ay!, ¡no me jales así!. - le digo mientras me jalaba del brazo saliendo junto con él afuera de la oficina.

Mira, no lo hice con mala intención, lo lamento, pero no me arrepiento de hacerlo - me contesta, hablando por lo bajo.

Me cruzó de brazos y miro para otro lado poniendo mis ojos en blanco y digo - ¿Qué opinara tu esposa de esto?, porque dejarme decirte que yo amante no soy - digo mirándolo de nuevo, pues no quería que la gente pensara que tenía algo con él, me niego a que me tachen de amante.

No, ha ella no tiene que importarle nada, sea o no sea mi esposa - me contesta, que sinvergüenza, ¿cómo no va a importarle?, es su esposa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.