Odio Amarte - (en Edición)

CAPITULO 14

EMILY 

Luego de escuchar todo el sermón que me dio mi señora madre y de las más mentiras que le dije por lo menos se quedó algo tranquila, aunque tuve que pararla más de una ocasión porque sus ideas se van más haya de lo normal con tan solo deciles que ya me veía de blanco.

Mamá, ya te dije que el Señor Max solamente lo hizo por ser amable nada más.- dije ya estresada, era como la quinta vez que le decía lo mismo.

Pues, tienes que tener cuidado él ya ...- no la deje terminar, porque ya sabia a lo que se refería.

Si ya sé que está casado, no necesitas recordármelo.- le respondí poniendo los ojos en blanco.

¿Casado?.- pregunto confundía y extrañada, marcando su ceño. - buena hijita, no sé dé lo que estás hablando, pero yo me refería a que tengas cuidado, tú sabes que tener una relación con alguien ya es difícil en estos tiempos.- dijo sentándose frente a mi cruzada de brazos y piernas.

Mamá, no estoy pensando en tener alguna relación con alguien y mucho menos con el señor Max.- terminé por decir mirándola de frente sobándome las sienes.

Bueno, yo solo te aconsejo, tú ya eres una mujer madura y sabes lo que haces. - dijo moviendo su cabeza en forma de aceptación.

Gracias.- dije con sarcasmo frunciendo el ceño con una mano levantada, ya que estaba sentada de costado con las piernas encogidas y un brazo en la cabeza del sillón y apoyando mi cabeza en ella.

Luego de hablar un rato más y de cenar juntas, mi mamá deja el departamento pues, según ella dijo que mis hermanos la llamarían por videollamada, porque eso dos idiotas no se encuentran el Portugal, sino en Perú.

Después de alistarme para irme a dormir, escucho que en mi celular ingresa una llamada, pero no cualquier llamada de Señor King kon, si así como les digo y a verdad no le conteste, porque sabía que seguiríamos discutiendo lo cual no pienso hacer ya he tenido suficiente por hoy, así que decido poner en silencio y a echarme a dormir, pues mañana sería otro día y espero que mejor que este.

 

 

 

 

 

*****************

Saliendo completamente de mi departamento veo que en el pasillo viene caminando John con un ramo de flores que para ser más específica, jazmines la verdad se veían muy bonitas, pero no eran mis preferidas, así que espero que les guste a esa persona a que le llevara esas flores.

Buenos días, John. - lo saludo sin detenerme.

Buenos días, señorita, y un momento, por favor.- me saludo, deteniéndose para acercarse a mí con las flores y una carta en la mano que ya pude distinguir mejor.

Sí, dime.- le dije mirándolo un poco raro.

Estas son para usted, un hombre vestido de traje lo dejo para usted.- dijo entregándome el ramo de flores junto con la carta. - Dijo que usted sabía ya quien era.

Ah, si ya sé quien me lo mando.- le contesté, dándole una pequeña sonrisa fingida, por qué sé perfectamente quien fue.- muchas gracias John, y me podrás hacer un favor, ¿Puedes dejarlo en mi piso?.- le pregunte, ya que le tenía mucha confianza.

Si, señorita, no hay problema.- contesto con una gran sonrisa entregándole de nuevo el ramo que por cierto olía muy rico.

Gracias John, te debo una.- respondí ya con una sonrisa de verdad y obviamente quedándome con la carta.

Luego de eso ya salí completamente del edificio para tomar un taxi para dirigirme a mi oficina.

 

 

 

 

 

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Luego de llegar a mi oficina me dedico a hacer todos los pendientes que tenía, la verdad si era mucho trabajo, pero en realidad no me molestaba, amaba lo que hacía.

Y se preguntarán ¿Emily ya abriste la carta?.

No, aún no lo he hecho y ni me atrevo a hacerlo, no sé qué dirá, pero sospecho que será una disculpa.

A cada rato veía la carta que se encontraba a un costado de mi escritorio, realmente tenía la duda de saber realmente que decía la carta, pero hasta que no pude más y decidí abrirla, porque si señores, la duda y el chisme pudieron más que yo, cuando abrí la carta vi que era de una tarjeta que decía.

                                   ¿Me Perdonas?
                             No quise hacerte enojar.

Cuando ley la tarjeta me hizo sonreír de verdad tanto así que mis mejillas se volvieron rosadas de lo ruborizada que estaban, pues ese osito con carita triste y corazones al rededor me mejoraron el día. 

En realidad sé que no lo hizo con mala intención, pero como fue un absoluto en hacer las cosas lo haré sufrir un poquito más, ¿o no?.

Sé que no debería gustarme de ninguna forma Maximiliano, porque sé que es un hombre casado y ya con una vida hecha, pero en realidad no me la está poniendo fácil y eso me molesta mucho, porque me pongo en posición de su esposa y claro que me enojaría que mi marido le esté dándole guardaespaldas, flores y cartas a otra mujer.

¡Ya Emily!, ya fue suficiente, no más, es un hombre casado.- me dije así misma para concentrarme en mi trabajo.

Luego de salir del edificio, pues ya era hora de salida, había decidido comer en la oficina y había quedado de acuerdo ir de compras con mi mamá y Lilly, pues este sábado teníamos una fiesta en la noche con la familia Silva.




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