Odio Amarte - (en Edición)

CAPITULO 43

Otro día más lleno de desánimo, sin querer saber absolutamente nada de Maximiliano, que no ha parado de llamarme y mandarme mensajes.

Todos estos días no he salido de mi casa por qué los muchachos me han avisado que camionetas de él han estado pasando por aquí queriendo él ingresar, cosa que los muchachos no le han permitido el paso para que llegue hasta aquí.

Hoy siendo miércoles por la mañana, ya tengo que ir nuevamente a hacer mis deberes por qué no puedo dejarlos descuidados, aunque sé que mis trabajadores lo tiene todo bajo control igual tengo que ir a ver que todo está bien.

Ya le avisé a los chicos que estoy bajando y que vayan preparando la camioneta, aunque estoy pensando en devolverlo a su dueño, pero yo quedándome con mis chicos, obviamente yo pagándoles por su trabajo y además que hemos hecho una linda amistad a pesar del trabajo.

Voy saliendo del ascensor y puedo notar ya a los chicos afuera del edificio esperando por mí.

Ya saliendo puedo ver que mis muchachos se ponen en alerta y la verdad que se me hace raro, pues no entiendo que es lo que pasa.

Chicos, buenos días.- los saludo dándole una pequeña sonrisa que más salió una mueca que otra cosa.

Buenos días, señorita.- me saludan ambos tratando de abrirme la puerta del auto lo más rápido posible con un Rafael apurado por encender el auto.

¡Emily!.- escucho detrás de mí antes de ingresar al auto.

Era la misma voz gruesa y áspera que siempre decía que me amaba, no sabía que hacer en ese momento, mi corazón se empezó a acelerarse más de lo debido, mis manos me temblaban con tan solo saber que era el quién estaba detrás de mí y me llamaba, adrenalina era poco lo que pasaba por mi cuerpo de pies a cabeza.

Había tratado de no pensar en él estos últimos días, pero al parecer eso no había funcionado.

Mi amor.- volvió a decir, aún dándole yo la espalda, apretaba las cintas de mi bolso con todas mis fuerzas, tragando saliva y tratando de que ninguna lágrima salga de mí.

Señorita, ¿Nos vamos?.- me pregunto en un susurro Henry muy alerta a nuestro alrededor.

Inhaló y exalho para tratar de relajarme lo más que podía para darle la cara y no mostrarle que me afecta mucho el saber que él está aquí.

Tú y yo no tenemos nada de que hablar.- le digo lo más sería posible y volteando para darle la cara quien estaba a unos pequeños metros de mí.

Mi amor por favor tienes que escucharme.- me pidió él en forma de súplica.

Al verlo podía notar sus ojos rojos y lo pálido y decaído que estaba, y a pesar de que estaba así se veía muy guapo y apetecible, el desgraciado.

¡Escuchar qué!.- exclame.- Qué fue un desliz, que no estabas en tus cinco sentidos o ¿Qué como la dejaste embarazada?.- le digo duramente sin dejar de verlo y tratar de no flaquear.

Te juro que no recuerdo nada, solo recuerdo que ella me dio una bebida y luego no sé que pasó después de eso.- me trata de explicar él tratando de acercarse a mí, cosa que no funciona, ya que Henry y Rafael se lo impiden.

¡Y crees que te voy a creer esa estupidez!.- gritó ya harta de esto.

Te juro que te digo la verdad, solo fui hasta su casa para aclararle que yo no quería nada con ella y que dejáramos las cosas por la paz.- me dice él tratando de aguantar las lágrimas.

¡A claro!, si fustes a aclararle todo y oh sorpresa ella terminó embarazada.- digo con ironía.- Acaso no te dijeron que cuando vas a hablar y aclarar algo no se toma nada con esa ¡persona!, deja de ser un maldito mentiroso Maximiliano.- grito otra vez al final asustando a todos esos gorilas que tenía él por seguridad.

¡Lo sé, lo sé!, sé que fue estúpido de mi parte, pero yo no quería que esto pasara.- me dice él ya muy desesperado de no poder acercarse a mí.

Pero, paso y ya no hay vuelta atrás.- digo.- esto.- lo señalo a él y luego a mí.- se acabó cuando tú te metiste con ella y me lo ocultaste.

Por favor, dame una oportunidad.- me pide él llorando.- yo sé que estuvo mal ocultártelo, pero entiéndeme, si te lo decía igual me ibas a dejar.- me responde él.

¡Pues, claro que te iba a dejar!.- grito.- acaso pensabas que me iba a quedar contigo después de esto y que iba yo a ser madrastra de tu hijo con Jimena.- le digo.- y te diga, no te preocupes mi amor solo fue un desliz, yo te cuidaré a tu hijo, ¡No me jodas!.- dije acercándome a él.

Por favor mi amor, no me hables así, tú no eres así.- me dice él dolido tratando de agarrarme.

No me agarres.- digo entre dientes.- Entonces, como quieres que te hable con fresas y dulces.- digo con sarcasmo.

No me hables así, yo te amo.- me dice él con dolor.

No le respondí nada en ese momento, por qué me duele a mí también todo esto, pero que quieren que haga que corra a sus brazos y le diga que lo perdono así nada más, en tan solo pensar que él estuvo con Jimena íntimamente me revuelve el estómago y me da asco y peor si van a tener un bebé juntos, es muy difícil para mí aún todo esto y cuando las heridas están aún frescas.

Solo te voy a pedir algo.- le digo acercándome mucho más cerca quedando cara a cara y ya sintiendo su respiración en mi rostro junto con el perfume tan característico de él.

No te quiero ver por aquí otra vez, no te quiero escuchar y mucho menos volverte a ver en mi camino.- le digo lo más sería posible.

Tenía tantas cosas más por decirle que no me atreví en decirlo, creo que ya era suficiente en decirle todo esto, ya que no quería decir algo que tal vez me puede llegar a arrepentir.

Él no llega a responderme nada, solo se queda mirándome a los ojos, yo retrocedo sin dejar de mirarlo, para luego recién darle ya la espalda para dirigirme hasta la camioneta.

¡Emily espera!, dame una oportunidad más mi amor, solo una más.- me dice él tratando de querer acercarse a mí otra vez.

Señor, por favor, no se acerque.- le pide Rafael colocándose adelante de mí mientras que Henry me abre la puerta de la camioneta para poder ingresar a esta.




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