MATILDA
Era lo correcto, yo sabía que estaba haciendo lo mejor en ayudar a mi Ángel de la suerte, él se lo merecía a pesar de que él no me lo había pedido Pero, era necesario.
Llego a la empresa del Max que es muy grande, era la primera vez que venía, me podía dar cuenta que había mucha seguridad y lo entendía Pues, era un hombre muy poderoso y era muy necesario que tenga seguridad.
Al ingresar puedo ver al Sr. Luca, quien está con otros hombres más vestidos de negro muy altos y de buen cuerpo, típico de un guardaespaldas.
Así que decido acercarme a él y pedirle si por favor podía llevarme hasta Max por qué era muy importante hablar con él.
Sr. Luca.- lo llamo, ya que él estaba dándome la espalda.
Matilda, mucho gusto, ¿Que le trae por aquí?.- pregunta él al darme la cara y siendo vista por los demás hombres.
Hola, ¿qué tal?, vengo hablar con el Sr. Max es muy importante.- le contesto ansiosa y algo tímida por su mirada tan penetrante, ya que él era un hombre muy guapo a pesar de que me lleva algunos años.
Era la primera vez que me sentía muy nerviosa y cohibida por alguien y más por un hombre tan apuesto como él.
¿Max?, pues ahora estaba en una reunión por vía Zoom con unos socios extranjeros, así que lamento no poder ayudarte ahora.- responde él muy amable conmigo y dándome una pequeña sonrisa.
Sr. Luca, por favor, es muy importante, es de vida o muerte.- le digo con angustia y no le miento, es la verdad.
Luca me ve ya alarmado y atento con su alrededor, haciendo que los demás hombres se pongan al tanto.
¿Hablas en serio?.- pregunto ya serio mirándome a los ojos.
Sí, en serio.- digo mirando esos lindos ojos de ese hombre, y sé que no debería gustarme, ya que tengo poco tiempo de conocerlo, pero es imposible dejarlo de mirar.
Pero, es imposible, ya que soy una mujer viuda y con 3 hijos por cuidar y él seguro será un hombre casado y con hijos y una esposa que quisas lo espera en casa.
Está bien, vamos, ya veré que haremos para que te pueda atender.- dice él ascendiendo a mi pedido.
Vamos.- dice colocando su mano en mi espalda ocasionando una electricidad en todo mi cuerpo, pero creo que solo yo lo he sentido, ya que al observarlo parece que él no lo sintió o sabe muy bien ocultar sus emociones.
Subimos al ascensor después de que él les diga a los hombres de negro que estén atentos por cualquier cosa a través de un pequeño micrófono que tiene él en su oído.
Estamos solos en el ascensor y no es para nada incómodo como pensé que tal vez sería, ya que siento su mirada en mi nuca y el olor de su perfume varonil se desprende por todo el lugar, cosa que me gusta, pero tengo que dejar de pensarlo y hacerme una idea de que él nunca me hará caso.
Ven, vamos.- dice con su voz varonil una vez que las puertas del ascensor se abren y coloca su mano otra vez en mi espalda pegándome a él.
Caminamos hasta la oficina de Max parándonos en la puerta de esta, al lado de la secretaria que era muy Bonita.
Anita.- la saluda él con una sonrisa amable.
Hola loquitas.- le devuelve el saludo ella con una sonrisa por igual.
Hola mucho gusto.- la saludo muy formal.
Al parecer ellos se llevan bien y mucho para mi gusto.- pensé.
Adelante Luca.- escucho la voz de mi Ángel de la suerte.
¿En qué momento toco la puerta?.
Anda entra, yo te espero aquí.- me dice él con una ligera sonrisa y dándome confianza.
Gracias.- le digo yo agradecida, para luego abrir la puerta de la oficina y hay lo puedo ver a él sentado en su silla como dueño y señor de todo esto.
Matilda.- dice sorprendido al verme ingresar parándose de su asiento y acercándose a mí una vez que cerré la puerta detrás de mí.
Hola, mi Ángel.- lo saludo sonriendo, dándole un beso en su mejilla.
¿Cómo estás?, ¿Todo bien?.- pregunta atento y alarmado.
Sí, si todo está bien.- le contesto sentándome en una silla frente a su escritorio.
Ok, ¿Qué te trae por aquí?.- me pregunto sentándose al lado mío.
Es complicado, sé que no debió meterme en esto, pero era la única manera que podía yo ayudarte.- le digo nerviosa y tratando de calmar mi corazón que se aceleraba de a pocos.
No entiendo, ¿Qué hiciste?.- pregunto serio enarcando una ceja.
Te pido que me perdones, pero le envié una carta a Emily, tu novia.- le suelto todo con lágrimas en mis ojos, dejando en shock a Max, quien se quedó quieto en su lugar.
¿Qué?.- dice serio sin poder creer lo que le decía.
Matilda, no debiste.- me dice parándose de su asiento para caminar de un lado a otro.
Lo sé, pero te escuché tan mal que no puede yo aguantar con la culpa.- le contesto tratando de controlar las lágrimas, lo cual era imposible.
¿Cómo supiste de ella?.- pregunto mirándome con enojo y con voz gruesa, y lo entendía, ya que sé que no debí hacerlo, pero era necesario, ya que si no lo hacía yo nadie más lo iba a hacer.
Te escuché hablar con alguien más detrás de la puerta y la nombraste y me sentí tan mal que tenía que ayudarte, perdóname, pero tenía que hacerlo.- le digo ya sin importarme las lágrimas que caían por mis mejillas.
Matilda, era peligroso, esa mujer pudo saberlo y hubieras estado en peligro tú, tus hijos, tu hermana y mucho más mi mujer.- dice muy enojado.
Lo sé, pero yo le dije en la carta que todo era mi culpa.- le respondo parándome detrás de él.
¿Qué carta?, ¿Qué le escribiste?.- pregunto mirándome.
Le escribí la verdad y una prueba extra de paternidad.- le contesto.
No puede ser Matilda, tengo que ir a verla.- dice agarrando su saco y su teléfono para salir de la oficina dejándome sola escuchando los llamados de Luca hacia Max.
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MAXIMILIANO
No puedo creer todo lo que me acaba de contar Matilda, no puedo creer que le escribió una carta a mi pequeña contándole toda la verdad.