EMILY
No sé en qué momento paso, como fue todo tan rápido, yo sabía que algo no estaba bien.
FLASHBACK
Luego de ver que Max se iba junto con los demás, decidí esperar en la habitación de Max a que llegara Alanna, pues esperaba que ella no tardara tanto.
Ese mal presentimiento y esa inquietud no se iba de mí de hecho crecía cada vez más.
Por un lado, yo estaba algo tranquila, pues sabia que no estaba sola en casa, ya qué Henry y Rafael estaban conmigo junto a unos hombres más de seguridad que Max había contratado semanas atrás.
No pasó mucho tiempo desde que Max se fue, pues pude darme cuenta de la hora en la TV, pero si se me hacía un poco extraño escuchar pasos y sonidos en el primer piso.
Por un lado, pensé que podían ser los muchachos, pero lo descarté, pues ellos no suelen estar por aquí, que no sea sus propias habitación, hasta que se me paso por la mente de que sea Alanna que recién había llegado.
Así que, sin dudar, decido salir de la habitación e ir abajo a ver si era verdaderamente ella.
Cuando llegó al inicio de la escalera, puedo darme cuenta de que las luces están apagadas, lo cual se me hizo muy extraño, pues yo recuerdo que las había dejado encendidas, pues sabía que Alanna estaba por llegar.
¿Ali?.- dije al bajar el último escalón, mirando por al rededor, sin tener una respuesta.
Alanna, si eres tú, déjame decirte que no es para nada gracioso.- volví a decir seria sin ninguna muestra de estar bromeando.
Camino alejándome de la escalera, decidiendo caminar hasta la sala en donde sentí un escalofrío pasar por todo mi espina dorsal.
Voy en busca de encender las luces de la casa, pues todo estaba tan oscuro que me era casi imposible encontrar el interruptor.
Llegando hasta un rincón en donde pude gracias a Dios encontrarlos.
Y me arrepentí de haberlo hecho, mi cuerpo se quedó estático en su lugar, al ver aquella escena que nunca esperé ver en mi vida.
Rafael y Henry, tirados en el piso llenos de sangre.
No sé si estaban vivos o muertos, pues por como estaban me decía lo último.
Mi cuerpo no reacción a nada en ese momento, solo mi corazón y mi respiración acelerarse, pues los supuestos hombres que más había puesto para mi cuidado, estaban hay parados mirando mi reacción, riéndose de una manera siniestra y escalofriante.
No…- susurré al ver esto tratando de retroceder y buscar ayuda.
Tendremos una muy buena recompensa.- dijo un hombre moreno mirándome de pies a cabeza lamiéndose los labios y hacían cosas obscenas que hizo qué aumentar mi pánico.
De reojo veo la puerta de la casa y sin esperar más, decido correr hasta ella lo más rápido que podía, sintiendo que uno de ellos venía detrás de mí.
Al llegar a la puerta, me doy con la sorpresa de que está completamente cerrada.
¡No!, ¡Ayuda!.- grité muy fuerte golpeando la puerta sin parar.
¡No!, ¡No!, ¡Suéltame!, ¡Max!.- grité al sentir aquel hombre moreno tomarme de mis brazos.
A donde vas hermosa.- dijo este con voz de un completo maniático, jalándome hacia el y pagar mi espalda a su pecho, apretando mis mejillas con una mano fuertemente.- Mm... deliciosa.- dijo al pasar su lengua por mi mejilla.
¡Suéltame!.- volví a gritar, tratando de alejarme de aquel hombre.
¡Suéltame joder!.- grité desesperadamente, pues ese idiota, empezó a tocarme de más.
¡Ah maldita!.- gritó este empujándose muy fuerte hacia el piso, pues lo golpeé la nariz con la parte de atrás de mi cabeza, ocasionando un sangrado instantáneo en su nariz y labio.
El impacto fue fuerte en mi cuerpo al caer al piso, pero, no me importó en ese momento, mi única meta era salir de aquella casa y escapar lo más rápido que podía, pero lastimosamente esa puerta no se pudo abrir.
¡Ah!.- siento que alguien me jala de mi cabello fuertemente y era el mismo hombre que le rompí la nariz, dándome cuenta de que los otros dos hombres que estaba ahí, lo acompañaban.
¡¿Te crees muy inteligente, eh!, ahora vas a saber el verdadero dolor.- dijo cerca de mi oído sin soltarme en ningún momento, jalando mucho más de mi cabello, haciendo que lágrimas caigan de más y el dolor aumente.
Me coloca delante de él y recibo una cachetada de su parte, tirándome una vez más al piso por la fuerza y el aturdimiento del golpe en mi mejilla que seguramente estará horrible.
No me vuelvas a golpear, ¡Maldita perra!.- grito muy enojado, pateándome fuertemente sin parar por todo mi cuerpo sin excepción.
Una, dos, tres patadas más y les juro que ya no la contaba más, sangre es lo que corría por todo mi cuerpo, sin excepción de alguna parte sana.
Las fuerzas en mí ya no existían, la respiración cada vez era menos y la sangre no paraba de salir de mi cuerpo.
Morir, no era una opción, yo sabía de quien venía todo esto, pero como pelear conmigo misma para seguir aguantando todo esto.
Max donde estás…- susurre al ya no soportar más tener mis ojos abiertos.
Ya para, la vas a matar.- escuche que otro de los hombres le decían, alejándolo de mí.
Cada vez más, escuchaba y veía menos, ya no tenía fuerzas para ni siquiera seguir respirando, la vista era cada vez más borrosa y los mareos por los golpes aumentaban más.
Pero, siempre dicen que hay una luz al final del túnel, viendo desde lejos qué mis dos hombres se paraban aturdidos, dándome una gran esperanza.
Empezando a escuchar tiros de disparos por toda la casa, sin cesar en ningún momento, con gritos e insultos por parte de ambos lados, me hubiera gustado seguir narrándoles todo, pero no, mi cuerpo se fue desvaneciendo poco a poco hasta escuchar los estruendos de los disparos cada vez más lejos, para de pronto solo pude ver oscuridad…
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MATILDA
¡Habla!.- siguió gritando aquel hombre que no para de golpearme a mí junto a mi hermana, mientras que mis pequeños, lloraban y gritaban de desesperación al vernos y no poder hacer nada.